Capitulo 26

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Jeongin estaba nervioso. Ese día había faltado al instituto porque tenía una cita en la peluquería, cambiaría su rubio a azul y temía que no le quedase bien. Pero en realidad, en el fondo esa no era la razón de su nerviosismo, sino que el motivo era tan simple como que mañana sería su cumpleaños. Y no cualquier cumpleaños, cumpliría, sería mayor y libre de hacer lo que se le antoje.

En su casa lo estaban visitando sus familiares, mañana tendría una pequeña cena y nadie quería faltar.

—Jeongin, ¿puedo ir contigo? Porfis, me portaré bien.

Jisung, su primo preferido estaba en esos momentos en su cama haciéndole un puchero para tratar de convencerlo. Para Jeongin el pelirrojo era tan adorable que simplemente no se le podía negar algo. Aún faltaba que llegasen Minho y Félix, esos dos eran hermanos y vivían peleando, por alguna razón le causaban mucha gracia.

Se empezó a preguntar qué opinaría su primo sobre su no relación con Hyunjin.

—Claro, solo... quédate quieto y no vayas a tocar nada.

Bien sabia él que Jisung no era conocido por ser una persona tranquila y obediente.

—¡Sí! ¡Gracias, gracias, gracias! Juro que creí que solo vendría aquí y nos aburriríamos.

Jeongin solo rodó los ojos y asintió sin responder. Sabía que no era catalogado como la persona más divertida, pero tampoco creía que fuese tan aburrido. Quizá sólo lo que él tenía como diversión a los demás no le divertía tanto. Solo esperaba que no le invitaran a ningún club ni nada por el estilo, en ocasiones a sus primos no sabe decirles que no y simplemente pierde el control.

Al parecer serían unos días intensos y un fin de semana muy largo.

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—¡Te ves tan bello! Hasta me dan ganas de comerte, siento que hueles dulce...

El ahora peliazul tenía que lidiar con el alboroto de Jisung. Le había gustado su nuevo color de cabello, pero a su primo le gustaba exagerar las cosas.

Le hecho un vistazo a la hora en su celular y al darse cuenta de que aún era temprano decidió llevarse al pelirrojo de compras. Al menos quizá viendo ropa, cerrase el pico un rato.

Era época de verano, pero ese día no estaba caluroso, los días grises eran bonitos en exceso a su parecer

—Creo que lloverá. — le dijo Jisung, mirando hacia el cielo.

—Puedo decirle a mamá que venga a buscarnos luego, no te preocupes.

Entraron a una tienda de hombres a la que Jeongin no solía ir. La ropa que vendían allí no eran su tipo, pero sí el de su primo, así que tendría que aguantarse. Se prendió del brazo de Jisung por costumbre, viendo a éste mirar todo con sumo detalle.

No eran muchas las veces que iba de compras, la tienda a la que solía ir quedaba a una cuadra de su casa y eran escasas las veces que salía. De alguna manera estaba tratando de romper con eso, se estaba cansando de ser un marginado sin vida que solo se encierra en su cuarto a hacer tarea.

—Oye Innie, no es por nada, pero hay un chico por allá que te está mirando mucho desde que llegamos.

—¿Eh?

Gira disimuladamente el rostro, buscando con la mirada al chico mencionado. Y sí, en definitiva, es un chico, y uno muy guapo.

Maldito Hyunjin y su maña de aparecerse por todos lados.

—¡Y te está sonriendo! Oh Dios, Jeongin... — le gritaba Jisung en susurros.

El peliazul solo sonrió y mordió sus labios al ver a su pelinegro favorito acercarse. Soltó lentamente el brazo de Jisung, no quería que el otro malinterprete las cosas.

—Enano, que bueno verte.

Saluda Hyunjin, observándolo a él y luego a Jisung. Éste último está mirándolo con ojos iluminados.

—¿Se conocen? Déjame presentarme, soy Jisung, el primo de Jeongin.

Observa cómo esos dos estrechan las manos y los mira receloso. Conoce perfectamente a su primo y sabe que si algo le gusta enseguida ataca. Y por nada del mundo iba permitir eso. Creía que demasiado le había costado tener algo con el pelinegro para que alguien lo estropee.

Pero sin darse cuenta se había puesto celoso de ver que Hyunjin se quedó mirando más de la cuenta a su primo. Quiso rodar los ojos y pegar a ese par de idiotas, estaba sintiendo traicioneros celos picarle y no podía hacer nada.

Le devuelve el saludo en un susurro para no parecer irrespetuoso y vuelve a rondar por la tienda, dejándolos solos para que nadie vea su fracaso. Mientras simula observar una chaqueta fea, lucha contra el impulso de querer llorar, sus labios tratan de deformarse a un puchero y se resiste con todo el dolor de su alma.

Es que, Jisung era alto y delgado, era el tipo ideal de cualquiera. A Hyunjin le gustaban así, cuando él era todo lo contrario a cualquier prototipo. Pero no podía evitarlo, solo era un chico enano, con brazos no muy marcados y con un abdomen sin trabajar.

Sus inseguridades eran una completa mierda.

En eso sientes las manos de Jisung tomarle del brazo sin cuidado. Sigue manteniendo una charla con Hyunjin y planea incluirlo.

—Te queda muy bien. — le dice el pelinegro de repente, enfocándose en él.

Se quedan mirando por unos segundos hasta que el más bajo comprende que habla de su cabello.

—Gracias, supongo. — responde cortante.

—Ash, eres un bebé malo. ¿Esas son formas de agradecer los halagos? — suelta su primo, tomándole por los cachetes.

Se queja y aleja, sobando sus mejillas. Jisung se despide de Hyunjin y el solo le da una mirada, dejándole en claro que está enojado. ¿Por qué razón? Ni siquiera él lo sabe.

Pero era tan tonto si creía que Hyunjin lo iba a dejar con esa expresión triste en la cara.

Pues enseguida sintió las manos del pelinegro en su cadera y un cuerpo pegándose a su espalda. Se siente impactado y mira a su primo, agachando el rostro al ver su mirada de ¿por qué no me lo dijiste?

—¿Nos das uno minutos, Jisung? — le pregunta Hyunjin.

Éste asiente y haciéndose el loco, vuelve a entrar a la tienda, dándoles su espacio.

—¿Estás celoso de que hable con tu primo? Porque si es así, déjame decirte que gastas tu tiempo, enano.

Jeongin rueda los ojos y sólo niega, dándose la vuelta y alejándose un poco.

—No me interesa con quién te metes, ya deberías saber eso.

—¿En serio? Porque no pareces muy convencido.

Odia en esos momentos la mirada burlesca en los labios de Hyunjin. El maldito tiene la razón en todo lo que dice y lograr exasperarlo.

—Como sea.

—No deberías preocuparte, no es mi tipo.

Hyunjin se acerca y acuna su rostro entre sus manos, dándole un casto beso sobre los labios.

—¿Y cómo es tu tipo, entonces? — pregunta Jeongin en un susurro, tomando de la delgada cintura del pelinegro para rodearlo con sus brazos.

—No te lo diré.

—Tampoco es como si me interesara. No es como si fuésemos novios.

El pelinegro lo mira por unos largos segundos, y siente que la ha cagado. Pronunció la palabra incorrecta y ahora la tensión era palpable. Se siente tonto, pues Hyunjin se aleja de su lado.

—Debo seguir, ya nos veremos por ahí.

Y sin siquiera recibir un beso sino un golpe en el brazo, es cruelmente abandonado. No puede evitarse preguntar ¿qué hice mal? Y a medida que lo hace, se siente más tonto aún.

Entonces comprende que se ha estado haciendo más ilusiones de las que debería hacerse.

Hyunjin no es un chico de una sola persona y al parecer eso no cambiaría.

Paciencia ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora