Capitulo 20

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Los días pasaron demasiado rápido, cuando menos se lo esperaban ya estaban cada uno en sus respectivas habitaciones, sin cabaña, sin compañía, sin miradas y sin comportamientos extraños. El instituto volvía a ser normal y aburrido, justo como lo era antes.

El poco ansiado lunes había llegado y con eso todos retornaban las clases por igual.

Jeongin trataba de prestar atención al profesor, pero en realidad sólo fingía que lo hacía. Había algo que lo tenía inquieto desde hace rato, algo que no le dejaba estar en paz. Giró levemente su cabeza, lenta y disimuladamente, para echarle un vistazo al asiento vacío de Hwang, quién no había asistido que clases otra vez.

Suspiró derrotado y volvió la vista al frente. Debía darse por vencido y dejar de pensar demasiado en el chico.

Si tan solo su mente se dignase a cooperar con él.

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Hyunjin creaba círculos imaginarios sobre la espalda del chico que yacía durmiendo sobre su pecho desnudo.

Al parecer fue el único que no quedó tan cansado luego de tres salvajes rondas de sexo. No recordaba muy bien el nombre del chico, pero creía que era amigo de Ren, ya que los había visto juntos en el instituto. Si le iba con el chisme a su amigo, él se quedaría tranquilo, ya que tenía la impresión de que Ren se estaba haciendo ilusiones falsas con él, cuando ambos sabían que lo único que salía de esa relación, era sexo. No necesitaba tener a un chico furioso en la puerta de su casa, gritándole cosas impropias frente a su familia, porque ya le había pasado varias veces y sabía lo que se sentía.

Miró por la ventana y vió que ya estaba anocheciendo, debía volver a su casa para cenar y no preocupar demasiado a su madre. Suspiró y con cuidado de no despertar al muchacho pelirrojo, se levantó de la cama para comenzar a vestirse. Necesitaba ir a su cama y dormir profundamente. Últimamente andaba descansando muy poco, algo inusual en él.

Salió de aquella casa desconocida, se puso el casco y fue directamente a su motocicleta. El ruido del motor y el viento golpeándolo en la cara le despejó un poco, había mucho tráfico pero aún así iba rápido. Se detuvo en un semáforo en rojo, distraído comenzó a mirar a su alrededor.

Personas iban y venían, todos demasiado apurados. Nadie parecía demasiado interesado en disfrutar de la bonita y fresca noche que estaba por hacer. A lo lejos distinguió una cabellera rubia conocida y prestó un poco más de atención.

Era Jeongin.

Iba con los auriculares puestos, caminaba tranquilamente, seguramente recién había salido del instituto. Parecía muy metido en sus pensamientos, acariciándose sus manitos, tratando de darse calor debido al frío. Hyunjin rio enternecido ante esa escena.

Antes de cometer una estupidez muy grande, simplemente arrancó la moto y dejó de mirar a aquel chico, no necesitaba seguir distrayéndose. Él era demasiado idiota para alguien como Jeongin, según él. El chico de cabellos dorados no era más que un animalito solitario que se escondía en su burbuja y trataba de que no le lastimasen, él por nada del mundo quería corromper aquello.

O quizá sí, pero no se lo permitiría hacerlo.


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Hyunjin estaba nervioso por alguna razón, su guitarra no parecía cooperar y él no podía sacar ninguna melodía buena. Tenía la inspiración justa para escribir una canción, pero se hallaba demasiado nervioso y no podía controlar sus manos. Cerró los ojos, exasperado, tratando de relajarse. Hace días venía con el mismo problema, él no era de preocuparse demasiado por nada, pero lo que le estaba pasando justo en ese momento lo tenía mal.

Le hacía falta algo, y no se daba cuenta de lo que era.

Jeongin hacia tarea, o bueno, eso es lo que intentaba hacer, puesto que no podía concentrarse. Tiró todos los apuntes lejos de él y se acurrucó en su cama, pensando en que debía sacarse de la mente al pelinegro, tratando de descifrar porque su corazón dolía tanto en esos momentos. Acarició sus labios y cerró los ojos, una traviesa lágrima se escapó de uno de sus pequeños ojos y se empezó a derrumbar una vez más.

Jeongin no sabía que se había empezado a enamorar.

Paciencia ❁ HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora