La Maestra de Próspero

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Magna la roja, hechicera suprema, maestra de la disformidad, Ama de prospero, primarca de los mil hijos, su cabellera y piel colorados como un Rubí, su morado ojo que brillaba cada vez que soltaba poder psíquico contra sus enemigos, su delgada figura que contrastaba con el físico de sus hermanas, Magna la roja, la única e inigualable, estaba usando toda su paciencia para poder lidiar con LA MALDITA DE LANA

Un poco de contexto seria apreciado, ¿no creen? Por el amor a su madre, Magna cuanto odiaba a Lana, se suponía que estarían aquí para tener una reunión familiar, su madre daría algunos avisos parroquiales, podría intercambiar algunas palabras con Lorgar o Petra, y retirarse después de que Lana o Morrigan SE METIERAN EN SUS MALDITOS ASUNTOS y no tendría que repetirse el incidente en donde Morrigan y ella rompieron la mesa, terminaron con algunos golpes psíquicos de su madre para que dejaran de hacer esas estupideces.

Pero NOOOOOOO, Lana no podía resistirse, al menos Morrigan sabia que irse a los golpes con ella terminaría con varios huesos rotos y tal vez algún corazón detenido por algunos minutos, pero Lana parecía que genuinamente quería agarrarla a golpes hasta morir, y ahora la tenia frente a ella, siendo cubierta por la saliva de esta pulgosa... demonios si no se detenía le rompería la cara pronto.

Afortunadamente, vio a su madre entrar, su grandeza y belleza sumeria, Magna sonrió al ver quien tanto admiraba, y quien veía como su gran ejemplo llegar, de paso... también significaba que Lana tendría que comportarse, al menos un rato. Naturalmente, después de algunas palabras, todas se dispersaron por ahí.

Alejándose lo más rápido posible de Lana y Morrigan, se coloco junto a una de sus favoritas, la hermana menor Lorgar.

Magna: ¡Lorgar! Como te va pequeña traviesa, ¿contrabandeando literatura prohibida de nuevo?

Lorgar la vio, su bronceada piel parecida al aspecto de su madre, y sus dorados y grandes ojos mirándola con entusiasmo

Lorgar: M-Magna -tartamudeo- que gusto verte, ¿tienes algún nuevo tomo en la biblioteca de Tizca?

Magna: Sabes que siempre tengo algo por ahí que seguramente no tengas, larga vida a las iluminadas ¿verdad?

Lorgar dejo salir una pequeña risa de sus labios a la vez que sus enormes ojos al cerrarse permitieron dejar ver sus profundas ojeras.

Lorgar: Porque solo en el conocimiento alcanzamos la iluminación

Magna rio junto a su hermana, y finalmente relajo su cuerpo, analizando de manera mucho más detenida a su la Aureliana.

Magna: Sabes que no te juzgo pero ¿estas segura de que eso es lo que querías vestir para la ocasión? -Escaneando de pies a cabeza, Magna señalo las vestimentas de su hermana, ni siquiera estaba usando un vestido, más bien una especia de pechera cubierta de seda, la cual se extendía a sus piernas y brazos, tapando su cuerpo, mostrando el contraste con las vestimentas mucho mas reveladores de la pelirroja-

Lorgar: O-oh, ya sabes, no se me da muy bien este asunto de las fiestas-Dijo mientras su flequillo parecía desorganizarse un poco tras que el sudor empezara a correr-

Magna sintió una perturbación psíquica en sus palabras, pero Lorgar no podía mentir, su hermanita era inocente y benevolente, ser primarca de los heraldos imperiales seguramente la atareaba, el eliminar la religión organizada por donde iban seguramente era una tarea bastante complicada, especialmente entre una legión que despreciaba tanto algo que Lorgar amaba, al menos desde que se habían encontrado su legión se había vuelto mucho más dócil.

Magna: Oh, por supuesto, como lo pude olvidar -Dijo riendo mientras hacia un gesto de auto burla- de todos modos recuerda-colocando su mano sobre su hombro magna le sonrió a Lorgar- de todos modos, recuerda que me puedes decir lo que sea, ¿está bien?

Crónicas de hermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora