ᴴⁱˢᵗᵒʳⁱᵃˢ ᶜᵒʳᵗᵃˢ ᵈᵉ ᴼⁿᵉ ᴾⁱᵉᶜᵉ

Heridas

Serie: One Piece
Pareja: SanjixGin
Au: Época actual. Sanji tiene una cafetería.

'Din Don Dan'

— ¡Gin! — al ver al mayor, salió de la barra y fue a sus encuentro.

— Hola. — saludo nervioso.

— Me parece un milagro que vengas por aquí. — los ojos del rubio lo examinaron, sus ojos se mantuvieron fijos en la boca contraria y después sonrió. — Me alegra que en el tiempo que no nos vimos pudieras controlar tu manía por morderte la boca.

— Ah... — con su mano tapo sus labios. — Hoy tenía ganas de tomar algo hecho específicamente por ti. Me hice un espacio de todo solo por eso. — evito la mirada del rubio por la vergüenza.

— ¿Algo en mente?

— Cualquier cosa fría que no sea demasiado dulce.

Sanji se dio medía vuelta, volvió a la barra y tomo sus instrucciones para realizar la bebida. Gin tomo asiento en una mesa, solo espero un par de minutos para tener frente a él un vaso con café helado.

— ¿Esto está bien?

— Si, gracias.

El rubio tomo asiento frente al azabache, el silencio se remplazo por preguntas con respuestas monosílabas que después se transformaron en pequeñas frases y terminaron siendo anécdotas animadas.

— ¿Y qué has estado haciendo todo este tiempo que no te he visto?

— Tratando de acostumbrarme a algo que no estoy acostumbrado. Me mentalizo para que no me afecte.

— ¿Qué cosa exactamente?

'Din Don Dan'

El sonido de aquella pequeña campana de la puerta se hizo presente, los dos hombres voltearon para mirara quién la había abierto y ante ellos se mostró la imagen de una mujer morena.

— ¡Robin-Chawn! — ni dos segundos tomo levantarse del asiento y correr al lado de la mujer. — ¿Qué haces por aquí? ¿Quieres qué te sirva algo?

— Estaba de paso y recordé que tú cafetería es un lugar muy agradable para leer. Si pudieras servirme un café estaría de maravilla.

— Dalo por hecho, pero antes permíteme acompañarte a la mesa que se te acomoda más.

El rubio extendió su mano y cuando alegremente la mujer la tomo el otro hombre que se encontraba en la habitación tuvo que girar el rostro. Jugar con el popote de su bebida y centrar su mirada en como lo hacia subir y bajar parecía la mejor idea del mundo.

Cuando las risas de Sanji y esa mujer comenzaron a escucharse instintivamente clavo sus dientes en su labio inferior, de nuevo frases estúpidas añoraban salir de su boca.

"Sanji, por favor mírame a mí."

Debió haberlo sabido, aún no estaba listo para lidiar con esa situación. 

"Me gustas."

Conocia a Sanji hacia un par de años gracias a que fueron a la misma escuela y sin darse cuenta en algún punto de su amistad se enamoro de él. Lo odiaba porque no sabía como lidiar con eso que buscaba con desesperación salir a de su ser.

"Me gustas."

Y ante todo lo único claro era que no debía decirlo, Sanji era heterosexual y no quería incomodarlo. No quería que solo porque él se sintiera así su relación cambiará, amaba pasar ratos con el rubio hablando de su día a día, verlo sonreír al contar anécdotas randoms como aquella donde su amigo casi muere por glotón, era un deleite tener esos tiempos de calidad y no podía simplemente hacerse a la idea de perderlos.

"Te amo."

No podía soltar todo lo que construyó con el rubio, no quería perder a Sanji por un sentimiento extraño que solo explotaba cuando lo veia dejar todo de lado por una mujer.

"Te amo."

El sabor metálico comenzó a inundar su boca y solo así reaccionó, rápidamente tomo todas las servilletas de la mesa y escupió toda la baba con sangre que tenía en la boca. De nuevo se había pasado.

— Si me ve me golpeará por volver a hacerlo. — suspiro cansado; tomo sus cosas, dejo dinero sobre la mesa y con sigilo salió del local ya volvería otro día a disculparse por no terminarse la bebida, pero beberla en sus condiciones sería problemático.

Con su pulgar recorrió la herida de su labio, no le gustaba que eso pasará; tenía que aprender a controlar ese sentimiento y si tenía suerte aprendería a vivir con ello sin hacerse daño, pero mientras ese día llegaba tendría que acostumbrarse al sabor salado de su sangre.

— «Espera un poco más Sanji, me volveré un cliente regular cuando deje de querer gritar.»

En tanto se conformaría con un café de vez en cuando cada que sus heridas no fueran notorias.

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Acabo de recordar que hice este escrito para Tuyu, como amo a esa mujer, bueno en general amo mucho a mis amigos