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Todos los días a la misma hora tomaba el mismo tren, el mismo asiento y el mismo vagón, el hacía esta rutina para poder ver por los primeros 30 minutos del comienzo de su día al pelinegro que cautivaba su mirada, esa media hora que compartía con él, aunque sin hablarse y ta solo compartiendo pequeñas miradas que apenas duraban mas de un segundo, ese tiempo que compartían bastaba para que Argentina tenga un buen día y que se la pase teniendo escenarios ficticios en el que lo invitaba a tomar algo a la cafetería de la estación, ellos dos solos, teniendo una conversación compuesta a su vez de risas tiernas y torpes
Ellos suben con una estación de diferencia siempre a la misma hora sin falta. Argentina sueña con declararle su eterno amor a aquel desconocido con el que solo compartía un vagón.
Lo que él no sabía es que aquel pelinegro de nombre Estados Unidos pensaba lo mismo del pecoso. Hoy, hoy se le iba a acercar, tras varios dias habia estado juntando valor para invitarlo a salir porque de tanto mirarlo ya sabía todas las pestañas y pecas que tenía, no podía ser tan hermoso.
El tren pasa por el tunel, Argentina se queda sentado los pocos segundos en los que todo se ve oscuro, al hacerse la luz siente una especie de minimo temblor, alguien se habia sentado a su lado, mira a su izquierda, era el chico!
—Hola, mi nombre es Estados Unidos — se presenta timidamente el mas alto.
— Un gusto — ríe nerviosamente, Estados Unidos podría escuchar esa risa de por vida y sabe con certeza que no se cansaría— Argentina — ambos estrechan sus manos y sueltan una risa tímida a la vez
—Yo me preguntaba si... Hoy tenías tiempo para, quizas tomar un café — sugirió sin dejar de ver sus pomposos labios
Argentina se daba cuenta de todo esto confirmando que él quería lo mismo — Si... Tengo tiempo — respondió mientras lentamente se acercaba a los labios de el mas alto, sin soltar la mano con la que se habían presentado
Estados Unidos sostuvo la mejilla de el menor sin soltar su mano, ambos participaron de su primer beso llevado por la conexión que los dos chicos poseían, fue un beso tierno.
Llegan a la terminal, donde ambos se bajaron, pero esta vez en ves de separarse cada uno por su lado, seguirían para adelante, con sus manos entrelazadas al igual que sus almas.
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