IV

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100%

Después de eso, es fácil caer en una rutina.

Por razones de decoro, optan por mantener su relación en gran medida en privado. Más que por consideración hacia los demás, es por el bienestar propio.

Si el señor Hades, el señor Adamas o los científicos de la humanidad se enteraran, serían completamente insoportables. Nikola preferiría repetir los números de PI que escuchar otro consejo bienintencionado pero increíblemente vergonzoso de Edison, del tipo de frases incómodas como; No seré tu padre, pero alguien tiene que hacerlo, antes de darle concejos que, aunque buscan ser amables, resultan más embarazosos que útiles para su situación.

En cambio, desarrollan un lenguaje secreto entre ellos. Un roce fugaz de su mano contra la de Beelzebub cuando se cruzan en el pasillo. Sentarse juntos a la hora de comer, lo suficientemente cerca como para que sus muslos se rocen. La cálida palma del demonio en la parte baja de su espalda cuando nadie más está mirando, posesivo y propietario. Pequeños gestos íntimos que fácilmente pasan desapercibidos, escondidos del ojo público. Una demostración sutil y silenciosa de lo que estaría por venir.

Pero una vez dentro de la privacidad de sus habitaciones, todos los límites y restricciones desaparecen por completo.

Siempre es un desastre cada vez que se acuestan juntos en la cama. En un constante enredo de extremidades, manos deambulando por las extensiones de los cuerpos de cada uno. Nikola, siempre atento a prestarle atención a los detalles más mínimos, aprende qué botones presionar para hacer que Beelzebub pierda el control, volviéndolo loco con caricias provocativas, miradas acaloradas y dulces besos.

Beelzebub, a su vez, como podría esperar de su socio, aprende a desarmar a Nikola, despojándolo de su compostura habitual, hasta que queda reducido a suplicar y quejarse, desesperado por su liberación.

Y, sin embargo, a pesar de todas las cosas que han hecho juntos, todavía queda una línea que el demonio se niega a cruzar.

Le entusiasma poder usar sus manos y mucho más su boca. Le gusta tocar a Nikola y le encanta comérselo, haciendo gran gala de su título. Pero ante la más mínima sugerencia de sexo con penetración, de repente se convierte en un santo, quedándose quieto, son su cuerpo tenso al momento de negar su propuesta. Teniendo en cuenta lo interesado que está en probar todo lo demás, es francamente desconcertante que no llegue a follar con Nikola.

Y así, Nikola, que nunca se anda con rodeos, decide expresar sus quejas de una vez por todas.  

—¿Por qué no hemos llegado hasta el final todavía?

Beelzebub se sobresalta, levantando la vista desde donde actualmente está mordisqueando la parte interna del muslo de Nikola—. ¿Qué?

Nikola se sonroja, dándose cuenta sólo tardíamente de lo necesitado que suenan sus palabras. Pero ya es demasiado tarde para ser tímido y él realmente quiere saberlo—. Dije, ¿por qué no hemos llegado hasta el final todavía?

Beelzebub parpadea y se aparta ligeramente de Nikola como si estuviera esquivando algo. Intenta evitar el contacto visual a pesar de estar frente a él, pero sus orejas rojas revelan su nerviosismo. Es tan adorable que Nikola casi decide abandonar el tema en ese preciso instante solo para abrazarlo, pero se contiene. Es un hombre con una misión, siempre en busca de respuestas, y esa misión consiste en encontrar una manera de ser atacado por la monstruosa polla del Señor de las Moscas, o morir en el intento.

Za znanost! --- beelnikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora