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— Ven, vamos hacia afuera, Corazón. Tengo tantas cosas que hablar contigo.

Sana no rechistó, siguió a su novia y se dispuso a ir con ella hacia el patio.

Se sentía casi como un perrito regañado, conocía a Tzuyu lo suficiente para saber que su comportamiento se debía a lo que había visto hace unos minutos, y claro sabía que Kim y su novia no se llevaban muy bien. Pues, mientras la otra estaba casi elegida para presidenta de la Universidad, Tzuyu era orgullo de todos los profesores.

Y ella... Ella por lo menos llevaba su tarea a tiempo. No completa pero la entregaba, no se podían quejar de ella.

Pero ese no era el punto, Tzuyu estaba celosa, Tzuyu, su novia, su Dulce y Tierna Chewy. Y eso... Eso no era bueno. Significaba ver a su novia llorar, hacer lindos pucheros y tener que abrazarla para que se calme. Oh, espera, eso si era bueno. Abrazar a su linda novia, estaba más que magnífico.

Después de unos minutos llegaron al patio, Sana creyó que tomarían asiento para "Hablar" de lo sucedido. Pero mucha fue su sorpresa cuando Tzuyu siguió de largo hasta la salida, y la llevó al estacionamiento, justo donde tenía su auto estacionado.

— ¿Bebé? — Sana llamó a su novia por un apodo. — ¿Qué hacemos aquí? — Tzuyu soltó su mano y la observó con una dura expresión, la Japonesa temió por un momento, su novia no le daba respuesta alguna. Tal vez si estaba lo suficiente enojada. — Cariño, por favor no te enojes conmi- —Sus palabras quedaron en su boca cuando la menor la empujó hacia atrás haciendo que su espalda chocase con la puerta de su auto.

Pero más fue su impresión cuando una de las manos de Chou bajaron hacia su glúteo cubierto por su pantalón ancho, y allí dio un apretón provocando que de su garganta brotara un gemido ahogado. Tal vez, quien pasase por allí pensaría otra cosa, pero ahora la mente de Sana está enfocada en la actitud tan irreconocible de la pelinegra. Colocó ambas manos en el pecho de esta y trató de alejarla de ella, realmente se estaba quedando sin oxígeno gracias a que la menor no la había dejado de besar durante mucho.

Unos golpecitos en el pecho contrario, y pronto pude respirara tranquila cuando Tzuyu se alejó de ella observándola con los mismos ojos de hace unos segundos. Sana limpió la baba por su mentón y boca, la Taiwanesa la había agarrado desprevenida.

— ¿Q-Qué- Qué fue eso? — Habló con la respiración aún agitada.

— ¿Qué no puedo besar a mi novia? — Respondió la contraria con voz alta. Bueno, casi.

—  Bueno, si. Pero tienes que ser más suave. ¿No? — Tzuyu rodó los ojos y se cruzó de brazos dándole la espalda a su novia. — Tzuyu, vamos. No te enojes. ¿Si? Es solo un abrazo.  — Y esa fué la gota que colmó el vaso.

Pronto la menor sintió que le habían dado en donde más le dolía, sus puños se apretaron y rechinó los dientes. Hoy sería el funeral para Minatozaki Sana.

—¿¡Solo un abrazo!?  — Se dirigió haca su novia de manera intimidante. - Te toca la tela de tu ropa y ¡¿Para ti es soló un abrazo!? — Okey, eso había sonado demasiado tóxico a decir verdad, casi la mayor se orina de tan solo ver ese nivel de posesividad de su novia.  — No soy estúpida, Minatozaki. Yo vi la intención en Kim. — Dijo su apellido, eso no era bueno. — Además, tu sabes que ella no me agrada, y mucho menos desde que me enteré que ella gusta de ti.

¿Espera qué?

— ¿Entonces...?  — La voz de su novia la sacó de sus pensamientos. — ¿No vas a contestarme? — La miró con ojos acusadores.

Minatozaki estaba por vomitar, y no sabe si es por el licuado de chocolate más las tres donas que sus amigas le advirtieron que no se comiera o por el simple hecho de que la mirada de Tzuyu le estaba poniendo demasiado nerviosa.

Así que solo contestó lo que se le vino a la cabeza en ese instante.

— ¿Dahyun gusta de mi?  — Y cuando Sana notó el rostro molesto de su novia, lo supo, había metido la pata.

— ¿Me ves con cara de payasa verdad?  — Oh, oh. Lo que venía no era bueno. — ¡Minatozaki Sana yo-!

El agarre de Sana en su cintura se hizo débil, obligándola a tomar los brazos de la otra y llevarlos hacia detrás de su nuca, así cambiando las posiciones, ahora Tzuyu sostenía a la menor de su cintura y Sana sostenía su cuello. Como una de esas películas románticas y sobre todo, clichés.

Tzuyu se concentró tanto en los deliciosos besos de su novia que no dudó en morder el labio inferior de esta, escuchándole quejarse por lo bajo. Sin duda alguna a Sana le había encantado aquel gesto de Tzuyu, y justo cuando pasaron unos segundos más se separaron.

— Si me vas a besar así, entonces te pelearé hasta por respirar.  — Expresó la Taiwanesa con las mejillas rojas y su corazón palpitando demasiado rápido.

Sana rió por lo bajo.

— Deberías darle las gracias a Dahyun.  — Tzuyu iba a refutar pero en gran parte tiene razón su novia.

— Boba.  — Dijo golpeando el hombro de la menor de forma juguetona. — Yah... Minatozaki Sana. Aún así sigo molesta, ¿Eh? — Se cruzó de brazos nuevamente.

— Eso se puede solucionar... ¿Te apetece un helado de vainilla mi dulce Princesa?  — Sana ofreció su mano a su novia que la tomó sin ninguna duda. 

Tzuyu asintió con una de sus mejores sonrisas.

— Claro que si, Mi Reina.

Y oh, vaya.

Ese apodo le había encantado a Minatozaki, y más si venía de su querida novia.

¿No debía ser al revés?

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