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¿¡You are top!? - Satzu - 12
Al llegar las 5 de la mañana, Sana ya se estaba preparando para salir de su casa con su maleta en mano. Parecía una exagerada, ya que con un bolso era más que suficiente, además que nada más sería por el fin de semana. Pero aún así, debía llevar las cosas necesarias para esos días, ya sea, protector solar, analgésicos, vendas, linternas por si se va la luz. Entre otras cosas.

Revisa que tenga todo consigo y cuando se asegura de ello, se despide de su progenitora que recién se levantaba. Tomó sus llaves y abrió la puerta para salir, se dirigió hacia el auto y abrió la maletera, allí dejó sus cosas y se aseguró de mantenerle un espacio para las de su novia.

Cerró y luego se dirigió al asiento del piloto, se aseguró el cinturón y dio marcha al motor. En el trascurso a la casa de su novia, colocó música de la radio para relajar el ambiente, se concentró en la idea de lo que ocurriría al llegar a la casa de playa. Iba a pasar el fin de semana con su novia, se divertirían y... Harían otra clase de cosas.

Cosas que jamás habían hecho, y estaba dispuesta si era para complacer a su novia. Después de treinta minutos, se estacionó al frente de la casa de la Taiwanesa y sonó el claxon indicándole que ya había llegado por ella. No tardó mucho cuando la puerta se abrió y dejó ver a su novia con su cabello suelto, un short y una camisa blanca que le llegaba a una altura un poco más abajo de la cintura, tenía unas sandalias y en sus manos llevaba un bolso de viaje, con encaje y unos peluches de llavero.
Sana bajó a ayudar a su novia y esta se lo permitió, cuando hubo terminado corrió hacia Tzuyu y la tomó de la cintura para robarle un beso que hizo a la menor sonreírle dejando ver su hermosa gummy smile.

— ¿Estás lista para este fin de semana? — Preguntó con notoria emoción la mayor mientras se encaminaban hacia el auto.

Tzuyu emitió un sonido de asentamiento y dio unos saltitos de lo feliz que se encontraba. ¡Iba a pasar el fin de semana junto a su Sanake! De tan solo pensarlo su corazón se removía alegre en su interior y su estómago se revolvía a tal grado de hacerle sentir mariposas.

— No puedo esperar a llegar a la casa de playa. ¡Imagina lo bonito que lo pasaremos, Sanake! — Se adentró al auto y se sentó en el lado del copiloto. Miró a su novia con una gran sonrisa y acarició su rostro observando como ésta cerraba los ojos ante el tacto. — ¿Puedes creerlo? Tu y yo, solas en una casa cerca del mar, con la brisa fresca haciéndonos compañía. El resplandor sobre nosotras, el sonido de las olas mientras las dos pasamos un momento mágico. ¿No es fascinante? — Preguntó con gran ilusión en su tono de voz.

Sana sintió gran alegría al escuchar a su novia tan entusiasmada, y cuando vio de reojo los ojos de aquella que al reírse se transformaban en una media luna, quiso detener el auto para besar el perfecto rostro de Tzuyu. Pero no lo hizo por el simple hecho de que tenía todo un fin de semana para hacerle saber lo mucho que la adoraba.

Dejó una mano en el volante y con la otra tomó la de Tzuyu y entrelazaron sus dedos. El camino al lugar duró unas dos horas exactas, el transcurso fue muy bonito, desde ver los bellos cisnes cuando pasaban cerca del estanque, las palmeras que comenzaron a revelarse mientras se acercaban a su destino, junto con la lluvia que por unos minutos las acompañó, más la charla agradable entre ellas.

Cuando llegaron a la casa, la primera en salir fue Tzuyu, quién no dudó ni un minuto para sacar su celular de su bolso y comenzar a tomar fotos a su alrededor mientras que Sana sacaba las cosas de la maletera. Había una hermosa fuente en todo el medio donde se encontraban unas gaviotas posadas en la orilla de esta bebiendo agua tranquilamente. La casa era grande y era de dos pisos, había una especie de balcón en la parte de la azotea y la mayor notó que habían cámaras de seguridad a su alrededor. Más para pasar los días con total tranquilidad.

Mientras observaba a su alrededor sintió como unos brazos se enrollaban en su cintura y hacían presión en ella. Sintió el aroma del perfume de Sana y no dudó ni un segundo en que esos días estarían llenos de sorpresa. El estómago de su novia gruñó así que la miró a los ojos, diciendo:

— ¿Desayunaste? Puedo preparar algo para comer. — Ofrece Sana mientras se concentra en jugar con los cabellos azabaches de Tzuyu.

— Unas tostadas y jugo de naranja. Pero si tú quieres hacer algo para comer, por mí está bien. — Se subió de hombros y tomó su bolso que Sana le estaba extendiendo. Miró la maleta que llevaba su novia y frunció el ceño. —  ¿Para qué trajiste una maleta? No nos vamos a mudar, Sanake. — Comentó risueña viendo a su novia rascar su nuca algo avergonzada.

— Lo sé, lo sé. Pero pensé que tal vez, íbamos a necesitar algunas de las cosas que traje. Ya sabes, analgésicos, abrigos, protector solar... — Sana se justificó y Tzuyu negó risueña, ya conocía a la mayor y su instinto... ¿Materno?

— Ven, déjame ayudarte. — Tzuyu se ofreció e iba a tomar la maleta de  pero esta no se lo permitió. — Vamos, Sanabana. Quiero ayudar...  — Hizo un puchero que la menor ignoró olímpicamente.

Sana negó con la cabeza.

— No, Tzuyu. Yo puedo hacerlo, tu si quieres ve adentro y toma asiento. Cuando termine aquí iré a preparar el desayuno. —  Objetó Sana viendo a su novia mirarle sería. Codeó a la pelinegra de manera juguetona. — Anda... Disfruta el momento. — Insistió.

Tzuyu frunció los labios, no estando de acuerdo con la decisión de su novia, así que le dijo:

— Bueno, si vinimos aquí es para disfrutar las dos, Sana. — Sin previo aviso la Taiwanesa le quitó la maleta a Sana quién iba a reclamar, pero Tzuyu no le dejó. — Así que o me dejas llevar las maletas, o no me quedará otra opción que hacer el desayuno. Pero no voy a permitir que todo lo hagas tú, Linda. — Utilizó un apodo que hizo a la mayor sonrojarse. Prosiguió. — No eres una botones o mi sirvienta para que hagas las cosas por mi. ¿Lo dejé claro? — Enarcó una ceja y miró seria a su novia.

Sana a regañadientes tuvo que acceder que Tzuyu llevara las cosas de ambas. Porque además que no quería discutir, también se le hizo un gesto muy lindo de parte de la Taiwanesa. Sin decir más, Tzuyu sonrió y se dio la vuelta en dirección a la casa de playa. Sus ojos brillaron al ver el hermoso piso de cerámica blanco, y los muebles de color café, una mesa y un sofá en todo el medio y al frente una enorme televisión de pantalla grande. Miró hacia las escaleras y no dudó en subir hacia la habitación, que al entrar quedó maravillada con lo que les esperaba. Una hermosa cama matrimonial de color beige y almohadas de color negro, otro televisor grande y el baño en toda la esquina.

Se fijó en el bello panorama hacia el mar y una sonrisa se formó en su rostro de tan solo pensar que todo lo que estaba viviendo era más que perfecto.

Después de dejar las cosas en la habitación, bajó a donde estaba su novia, dirigiéndose hacia la cocina y afortunadamente la encontró espaldas mientras cortaba algunas fresas para un batido que iba a hacer.

Sana estaba tarareando una canción que hace unos minutos sonaba en la radio del auto mientras cortaba en rodajas las fresas y las colocaba en un plato. No se había percatado que la Taiwanesa había llegado a la cocina, así que se sorprendió cuando ésta la acorraló por atrás y envolvió sus brazos en su cintura provocando que la menor diera un pequeño brinco. Acto seguido fue el rostro de Tzuyu hundiéndose en su cuello deleitando el aroma de su novia, quien sintió toda clase de emociones en ese momento.

Sana mantuvo la calma y lo dejó pasar, hablando con su tono más dulce:

- Tenía pensado hacer unas deliciosas crepas. ¿Qué te parece? - Preguntó ignorando que ahora la menor posaba sus manos por su cintura con delicadeza, pero que al mismo tiempo la hizo tragar duro.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2023 ⏰

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