súper poderes y sexo edicion final

CAP 4 siento lo mismo que tu

Un hombre mayor entra a una tienda de ropa con un niño tomando su mano. El niño llama al viejo "abuelito, mira esa playera de super héroes, ¿me la compras?" Pero él solo sacude su cabeza negativamente, señala sus pies y se toca los calcetines. En voz baja, el niño dice "ya se, venimos por unos calcetines solamente" *el niño tose*

La escena cambia; el viejo y el niño caminan por la calle y se encuentran con otro sujeto, un hombre de mediana edad que aparentemente es el padre del niño. "¡Papá!" el niño grita cuando lo ve y corre a abrazarlo.

__Hola papá, gracias por llevar a Lucas por unos nuevos calcetines. Los gastos del hospital nos han dejado sin dinero, ni siquiera para eso nos alcanza. Sé que el gobierno no te da tanto apoyo y tu trabajo de medio tiempo solo te da para sobrevivir. Un día de estos, cuando Lucas esté mejor, te devolveré el favor, lo prometo." *Carga al niño en su pecho* "¿Verdad que sí, hijo?"

__"Sí, papi, mi abuelito estará tan feliz que podrá hablar y ya no tendrá que mover las manos para que las personas lo entiendan."
El abuelo solo sonrió y acarició la cabeza del niño.

La escena cambió; el abuelo recibió una llamada. *sollozos y moqueo* "Papá, Lucas empeoró. El doctor dice que tiene que doblar la dosis del medicamento antes de hacer una operación, pero apenas nos alcanzaba. Ahora no podremos pagar el medicamento, mucho menos la operación. No sé qué hacer." *llanto*

Un llanto ahogado sonaba por la bocina del teléfono, incapaz de expresar alguna palabra para maldecir al cielo. Pero se hizo una promesa interna: él daría todo lo que posee para que la vida joven de su nieto no se termine antes que la de un viejo que ya vivió. Cambio de escena.

"A ver si entendí al viejo mudo frente a mí, ¿quieres que te prestemos dinero? Tienes un pie en la tumba, no serás capaz de cumplir con los pagos, y tu negocio no vale nada. Aun así, me estás implorando de rodillas. Yo no hago caridad anciano

El viejo pegaba la frente contra el suelo, frente a él un hombre delgado con barba de candado y peinado hacia atrás se reía sentado en una pequeña silla en medio de un gran almacén. Los hombres armados a su lado se reían con él.

"Lárgate antes de que te matemos, tu vida no vale nada, anciano."

El viejo caminó hacia la puerta con la mirada en la derrota, pero justo saliendo pudo observar que una gran camioneta negra llegó. De ella bajaron 4 hombres armados y abrieron la cajuela de la cual sacaron 2 maletines cada uno, excepto un hombre que llevaba un cabestrillo en su brazo derecho. Uno de los hombres que caminaba al interior de la bodega comenzó a regañarlo.

"No puedo creer que te lastimaras un brazo golpeando personas. Ven a dejar ese maletín y regresa por el otro rápido. No quiero que el jefe se enoje por descuidar su dinero. Cada maletín tiene medio millón."

El viejo tragó saliva y se llenó de valor. Su nieto necesitaba ese dinero, "robar a los ladrones tenía perdón de Dios", pensó mientras se acercaba y tomaba el dinero. También tomó algo que estaba junto al dinero, algo que le serviría por si las cosas se ponían peligrosas. Así, el viejo corrió hacia el hospital; no podía dejar que lo vieran. Era un viaje de media hora de caminata; el hospital estaba cerca, pues estos mafiosos se aprovechaban de las personas que necesitaban pagar sus medicamentos u operaciones.

El pecho le ardía, el dolor de sus rodillas lo torturaba, y apenas podía respirar, pero la alegría le llenaba el corazón. Podría costear el tratamiento de su querido nieto, tan solo unas calles más. Pero, La alegría se acabó en un abrir y cerrar de ojos.Un dolor punzante recorrió su cuerpo, comenzando por su hombro hasta las puntas de los dedos; una bala atravesó su hombro. El viejo se desplomó en el suelo y un grupo de hombres armados lo rodearon, apuntándole directamente.