Capítulo 9

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Faltaba solo un día para que Halloween llegara y la televisión a todo volumen en la sala del departamento de Kazutora le avisaba de ese suceso, con los presentadores de un programa que no había prestado atención disfrazados con temática del anime de moda, mientras hacían quizás qué clase de actividades con los invitados.

Miraba de reojo la televisión cuando estaba recostado en el sofá, con las piernas separadas y el alfa que le invitaba religiosamente casi todos los días después de clases, entre éstas, besándolo apasionadamente.

—Hey... concéntrate aquí...— susurró Keisuke sobre los labios del rubio, mordiendo el inferior de ellos en un intento de llamar la atención de un distraído Chifuyu.

Y claro que su mente no se encontraba ahí. No hace muchos días había tenido una desalentadora plática con sus amigos, los cuales no habían ayudado mucho en calmar sus pensamientos.

El "no es normal" que había dejado salir Takemichi ese día no dejaba de resonar en su cabeza aunque tuviese a Baji devorando sus labios. Muy por el contrario, lo único que podía preguntarse era: ¿Estaba bien que estuviese ahí?

Si no hubiese estado en esa situación, si nunca hubiese cruzado palabra con el alfa, jamás habría sentido ni pensado lo que ahora pasaba por su cabeza. Su única preocupación hubiese sido pasar la temporada de exámenes que se aproximaban antes de las vacaciones de invierno, y los exámenes de ingreso a la universidad que tenía en mente.

La universidad…

¿Siquiera había llenado el formulario para el ingreso? No lo recordaba. Su mente y cuerpo estaban tan llenos de ese estúpido problema en su vida personal que había olvidado lo académico. Odiaba a Baji por desviarlo de su verdadero propósito en la vida, pero su cuerpo parecía no estar de acuerdo con su mente.

Por mucho que se quejara internamente de lo que estaba lidiando, su cuerpo solo se dejaba llevar por los besos y caricias que en ese momento el alfa le regalaba. Clara estaba cuál era la razón del por qué se dejaba llevar.

Baji sabía cómo engatusarlo. Sabía que si usaba sus feromonas como en ese momento podía robarle más de un dulce gemido al omega y sentirlo temblar con cada roce a su piel. Chifuyu no tenía cómo protestar, pues las feromonas de Keisuke no solo lo excitaban, si no que le calmaban. Era el único momento del día en el que las náuseas y mareos se iban por completo.

Keisuke Baji lo tenía en la palma de su mano y eso le molestaba.

No pasó mucho tiempo para que las ropas y la poca voluntad de detenerse de Chifuyu, quedarán en el olvido. Kazutora no llegaría esa noche y las clases habían sido suspendidas por las actividades de Halloween, de las que los de tercero no estaban contemplados. Todo era ideal a los ojos de Baji para tener sexo hasta que el cuerpo de ambos dijeran basta.

La televisión sonaba con fuerza, al igual que las caderas de Baji chocando contra los mojados glúteos de un Chifuyu que no sabía nada más que gemir, aferrándose con insistencia al respaldo del sofá cada vez que sentía una estocada del alfa que le hacía estremecer. Su semen se encontraba regado sobre una toalla que con anterioridad había puesto bajo su cuerpo (por el temor de que Kazutora los matara si ensuciaban alguno de sus preciosos muebles), a pesar de que su pene aún se encontraba erecto. ¿Cuántas veces se había corrido ya? A ese punto de la noche ya no lo recordaba, y era mejor así. Su mente estaba tan nublada por la embriaguez del momento, que se encontraba completamente en blanco y difícilmente podía pensar con claridad. Por fin tenía un descanso de sus agotadores problemas.

Si bien sabía y se reprochaba que eso no era correcto, que bien que le hacía sentir estar en los brazos del alfa. No podía negarlo, más cuando nuevamente volvía a sentirse en la gloria el último orgasmo que tuvo antes de caer prácticamente desmayado del cansancio.

Vanilla (fic omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora