capítulo 5

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Chifuyu tenía ambas piernas alzadas y separadas, y entre estas, se encontraba el alfa conocido en su escuela como Keisuke Baji. Sus brazos rodeando la espalda de Keisuke, el cual se movía con insistencia, entrando y saliendo de su interior tan fuerte, que un sonido húmedo retumbaba en la habitación cada vez que las caderas del pelinegro chocaban con sus glúteos.

Los gemidos que salían de sus labios se mezclaban con los jadeos del otro, resonando en el lugar. Todos estos sonidos parecían ajenos a él. Sentía que otra persona estaba ocupando su cuerpo; que era otro el Chifuyu que esa noche se había entregado a Keisuke sin más. Un Chifuyu al cual le reprochaba su comportamiento inusual.

Se encontraba sobre la cama, rememorando cada vergonzoso momento, cada palabra incoherente que había salido de su boca la noche anterior mientras se agarraba la cabeza con ambas manos, totalmente arrepentido de lo que había pasado.

A su lado yacía un dormido Baji, quién se veía plácidamente descansando mientras él tenía un lío tremendo en su cabeza. Miraba el lugar sin descanso, intentando rememorar lo que había pasado. Su ropa estaba en el suelo y la colcha tenía una viscosa mezcla de fluidos corporales que le era difícil reconocer de qué se trataban. Lo único que pudo reconocer y que lo dejó en pánico, era una mancha pequeña de sangre, la cual por el dolor que sentía en su espalda y entre sus glúteos, era claro que provenía de él.

Si, estaba más que confirmado que había tenido sexo con Keisuke Baji.

¿Cómo era posible terminar en esa situación? ¿Cómo era posible haberse entregado a un hombre cualquiera sin pensar en las consecuencias? ¿Por qué rayos tenía que ser Baji? Se preguntaba mil veces en su cabeza, la misma que rascaba con insistencia, desordenado sus cabellos en el acto. La noche anterior había quedado de verse con Takemichi, pero Baji fue más rápido que su amigo en llegar.

Takemichi. Recordó que no había podido contactar con él después del repentino momento de calor que había tenido. Se puso de pie con dificultad, intentando no emitir ningún sonido que pudiese despertar a Baji, buscando así entre sus ropas su celular. Al encenderlo, tenía no solo uno, si no que muchos mensajes y llamadas  no solamente de Takemichi, sino que también de su madre.

—Tsk...— había olvidado por completo el que esa noche tenía que volver a casa. ¿Cómo le explicaría la situación a su mamá? Ahora sí que su cabeza había comenzado a doler. Un lío se formaba tras otro.

Cómo pudo, se vistió. Miró hacia un lado, y en el buró al lado de la cama había un supresor aún sellado junto a una botella de agua. La sangre se le subió a las mejillas en cuanto vio la nota que le acompañaba. "Para tu amigo rubio, Kei-chan. Aunque dudo que la necesite ahora…" decía. Chifuyu se llevó la mano al rostro, suspirando con pesadez. No solo lo habían hecho, sino que alguien más los había visto juntos. Su suerte iba de mal en peor.

Tomó el supresor y la botella, dejando la habitación lo más rápido que le diera su adolorido cuerpo, yendo rumbo por los pasillos los cuales no conocía, terminando por perderse más de una vez.

No supo cuánto caminó, pero ya se sentía bastante cansado para cuando encontró la puerta de salida. Por primera vez se sentía feliz de que algo le saliera bien.

Rápido y sin mirar los alrededores, caminó hasta la puerta. Tan dispuesto a salir de ahí, que inevitablemente chocó con una persona, la cual sintió que era mucho más grande que él.

— P-perdón...lo siento...— tartamudeo sin levantar la cabeza, en un intento de pasar completamente desapercibido y sin detenerse, acabó saliendo del lugar.

— Mh, no te preocu...pes...— dijo el chico que había sido chocado, siguiendo con la mirada al rubio que se escabullía hasta la puerta de salida. ¿Dónde era que le había visto? Pensó dudoso, restándole importancia en cuanto escuchó su nombre provenir de una de las chicas.

— Hey, Kenin. Bienvenido a casa…

***

Generalmente, desde ese sector de la ciudad hasta su casa no debía ser tan largo el trayecto. Media hora como mínimo podía demorar,  pero esa mañana en particular, su mente y cuerpo solo lograban hacerle sentir esa media hora como una eternidad.

Asustado de cuál fuese la reacción de su progenitora fue que llegó a la casa. Claramente el regaño por parte de esta no se hizo esperar, siendo este en el genkan del departamento, el cual vino junto con las preguntas de dónde había estado, que había estado haciendo, y que había hecho ella para merecer ese susto por parte de su único hijo, junto con un dramático "tu padre te hubiese dado un regaño más severo si hubiese estado con vida", y así, acabar hablándole a la foto de su esposo, sobre lo mal hijo que había sido Chifuyu al preocuparla de esa manera.

Chifuyu por su parte solo quería que acabará. Quería entrar a la casa, darse una ducha y quitarse toda evidencia de lo que había pasado la noche anterior. Con unas disculpas, inventó una historia que fuese algo creíble. Se había encontrado con unos amigos de la escuela, y se había quedado a pasar la noche en la casa de este chico "X" y se le había descargado el celular y no había podido avisar. Chifuyu no era un mal chico, y pocos sustos había hecho pasar a su madre, por lo que ésta lo dejó ir con una advertencia de que no se fuese a repetir lo mismo.

Y así, Chifuyu se encerró en el baño, al menos por una hora.

***

Keisuke se despertó de ese largo sueño que había tenido. Si algo había aprendido muy bien en la escuela era que, después del celo del Omega, el alfa que le ayudaba podía quedar muy agotado por lo excesivamente largo que era el orgasmo. Y esa noche en particular no había podido descansar lo suficiente al, no solo tener que eyacular por 20 minutos, si no que también se había tenido que dar el tiempo de limpiarlos a ambos, y acostar bajo la cobija a un ya dormido Chifuyu. 

El mismo que no se encontraba en la cama en ese momento.

No era algo que le sorprendiera, estaba acostumbrado a no dormir en la misma cama con las personas con las que tenía sexo y mucho menos se podía sorprender de no encontrar al chico que llevaba molestando por meses. De esa manera era mejor, se había ahorrado toda la incómoda charla que podrían haber llegado a tener.

—Hey, Himiko-chan me dijo que estabas aquí — dijo el alto chico que abrió la puerta sin importarle en las condiciones que se encontraba su amigo, inspeccionando la habitación, buscando rastro de lo que había sucedido esa noche.

—Si. Tuve que venir aquí de improviso. Perdón por no avisarles— respondía mientras estiraba su tensado cuerpo, bostezando.

—No me digas que te trajiste al Omega que estaba en celo ayer...— Draken hablaba mientras se adentraba más a la habitación, mirando al piso y buscando en el pequeño cubo de basura que había cerca de la cama — dime qué usaste condón…

Tan importante detalle que Baji había olvidado por completo. Aún así, buscó en la habitación algún condón que hubiese sido usado. Tal vez, en algún lapsus su mente pensó en ponerse un preservativo pero, tal era que no había sido así.

— Mh. Se me olvidó — se encogió de hombros, restándole importancia a la situación. Cosa que a Draken, no le parecía para nada gracioso.

—¿Te das cuenta que estaba en celo? Puede quedar embarazado — el regaño le acompañó uno que otro suspiro, y al igual que su amigo, comenzó a mirar el suelo con insistencia. Al encontrar nada, volvió a suspirar. — Himiko-chan dijo que había dejado unas pastillas.

— Tal vez le dejó algún anticonceptivo. Así que no te preocupes por nada — dicho aquello, volvió a recostarse sobre la cama — ahora, déjame descansar un rato más. Me siento agotado~

—Recuerda que el encargado vendrá a sacarte en cualquier momento. Así que no te relajes tanto — luego de la advertencia, salió de la habitación.

Baji por su parte no tenía mucho más en qué pensar. Si algo sabía de Chifuyu es que no parecía un idiota. Menos un idiota que se embarazaria de su bullying. Confiaba en que el rubio se las arreglaría.

Luego de pensar en ello, se relajó lo suficiente como para volver a caer en los brazos de Morfeo.

Vanilla (fic omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora