capítulo 3

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El día para Gulf había transcurrido con normalidad, tanto en su hogar como en la universidad. Pero a diferencia de otros días, su ansiedad había crecido, desconcentrándolo por completo en sus clases. Podía parecer tonto, pero en cada pasillo que caminaba, observaba en todas las direcciones posibles, teniendo esa pequeña esperanza de encontrar una vez más a sus dos ex novios.

Después de varios días, no los volvió a encontrar ni en el patio ni en un lugar cercano al edificio. Ya era viernes y sabía que si no tomaba el valor para hablar con ellos ese día, no podría mantener su cordura el fin de semana.

Con un largo suspiro, tomó su mochila y comenzó a caminar hacia el norte, alejándose un poco de la universidad. Habían pasado unos largos minutos antes de sentir que estaba perdido, ya había escuchado de esa cafetería, pero pocas veces la había visto, así que intentaba encontrarlo con los vagos recuerdos de la ubicación.

Estuvo de pie un buen tiempo, tratando de recordar si tenía que girar a la izquierda o derecha, pero cuando finalmente eligió un lado, no se equivocó, había llegado.

La cafetería Chantilly.

Cuando estaba a solo unos pasos de esta, su mente divagaba en si era lo correcto entrar, le era difícil decidir pero ya había caminado hasta aquí, por lo menos debería intentarlo

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Cuando estaba a solo unos pasos de esta, su mente divagaba en si era lo correcto entrar, le era difícil decidir pero ya había caminado hasta aquí, por lo menos debería intentarlo. Cuando entro, la campana de la puerta hizo un suave sonido, indicando su llegada.

No miraba a Smoth y Mike por ningún lado.

Suspiró negando con su cabeza ante la idea de que se había equivocado y caminó hasta una de las mesas más alejadas.

La cafetería era hermosa, tenía un estilo sencillo, dando una vibra hogareña. Las decoraciones eran sutiles y de colores suaves, agradables a la vista, entendía en su totalidad porque las personas disfrutaban tanto de ese lugar.

El tiempo pasó volando y aún no había rastro de los chicos, Gulf pensó que si no actuaba natural, probablemente terminaría avergonzado. Cuando un mesero llegó hacia donde él, pidió un sándwich y una malteada, aún que realmente no tenía hambre, no había comido nada en todo el día, lo necesitaba.

Cuando finalmente terminó, dejó el pago debajo del plato y estaba dispuesto a retirarse, hasta que vio a los dos chicos que buscaba saliendo de la parte de atrás, de lo que suponía que era la cocina.

Ambos reían mientras hablaban y se empujaban de forma juguetona, terminando en un abrazo que no hizo más que poner una sonrisa en el rostro del pelirrojo r,. El realmente pensó que ver las muestras de afecto en la pareja lo derrumbarían, pero al contrario, sentía mucha calidez en su interior.

Ambos chicos tenían un atractivo fascinante, cualquier entendería el porqué Gulf estaba tan enamorado de ellos. Pero los sentimientos no solamente venían del físico, ya que sus personalidad complementaban a los dos individuos.

Al estar tan ensimismado dentro de sus pensamientos, cuando volvió a la realidad, lo primero que sus ojos enfocaron fue la mirada de ellos sobre él. Cuando Gulf vio la sonrisa que le dedicaron, entró en pánico, queriendo y deseando que la tierra lo tragara.

El pelirrojo vio como Mike se acercaba a la oreja de Smith, susurrando algo que por obvias razones, Jimin no pudo escuchar. El castaño dejó un beso en la mejilla de su novio antes de que el menor comenzara a caminar en dirección al mayor.

Gulf ya no recordaba como respirar.

No sabía lo que pasaba por la mente de ellos cuando lo atraparon mirándolos, probablemente les incomodó. Pero ni en un millón de años se esperó la mirada que le ofrecieron, fue tan amable y cariñosa.

Pero antes de que pudiera correr o hacerse el muerto, Smith ya estaba frente a su mesa.

—Hola.

Gulf trago grueso sintiendo su piel erizarse ante el sonido de su voz, acompañado de la radiante sonrisa que le mostró. Después de tanto tiempo sin esas interacciones, su corazón no lo estaba soportando.

—H-Hola –Dijo como pudo con su voz ahogada.

—¿Puedo sentarme?

Gulf procesó lentamente la pregunta, hasta que su cerebro captó esas palabras y asintió efusivamente.

—¡Oh claro! –Aclaró un poco su garganta —Por supuesto que si.

Smith rió un poco, Gulf seguía siendo justo como lo recordaba.

—Sabes, eres justamente como te recordaba.

Gulf mordió su labio y bajó su mirada nervioso.

—¿De verdad lo crees?

—Si Gupi –Gulf sintió sus ojos picar ante la nostalgia que sintió cuando volvió a escuchar ese apodo después de tanto tiempo. —pero también puedo decir que te ves aún más hermoso que la última vez que nos vimos.

Gulf apartó su mirada, recordando todos esos sucesos y esta vez no logro controlar la lágrima que se escapó de sus ojos. Intentó detenerlas, pero se le estaba haciendo difícil, probablemente se miraba ridiculo.

—Perdón –Soltó Gulf.

Smith frunció el ceño y tomó una de las manos de Gulf entre las suyas.

—¿Por qué te estás disculpando?

—No puedo evitar llorar, lamento eso –Gulf sorbió su nariz —pero también lamento no haber podido hacer nada para ayudarte, si tan solo no me hubieras conocido, tus padres no te habrían obligado a mudarte al otro lado del mundo.

—Gupi, mírame. –Gulf cerró sus ojos y negó —Mírame. –lentamente levantó su mirada, conectándola con los ojos llorosos del pelinegro —no es tu culpa y tampoco es mía, mis padres habrían hecho lo mismo si hubiera hecho otra cosa que no les agradara, todo es culpa de ellos y créeme que lamenté cada día saber que por su culpa, tu sufriste tanto como yo lo hice.

Gulf para este punto ya ni siquiera intentaba detener sus lágrimas, por lo que se levantó de su asiento, haciendo que Smith repitiera la misma acción. El mayor se acercó al chico y enrolló sus brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo en un abrazo, uno que ambos habían necesitado por mucho tiempo.

—No lo lamentes, a veces la vida puede ser muy injusta, aún sino hemos hecho nada malo. –Gulf dejaba que sus lágrimas corrieran por sus mejillas y podía sentir como el pelinegro hacía lo mismo.

Cuando lograron calmarse un poco, ambos volvieron a sus asientos.

—Sabes, –Smith tomó una servilleta para limpiar sus lágrimas y nariz —Ahora tenemos algo en comun.

Gulf sonrió curioso.

—Y ¿que es?

Smith volvió a tomar la mano de Gulf.

—Mike fue nuestro pequeño rayito de luz dentro de un pozo profundo del que no pensábamos que saldríamos.

Gulf desvió su mirada hacia el menor que atendía a una señora, teniendo su característica y hermosa sonrisa cuadrada en el rostro, brillando como solo él sabía hacerlo.

La sonrisa en los labios de Gulf no tardó en aparecer y sonrió.

—Tienes razón –regresó su mirada a Smith y suspiró antes de continuar —Espero no sea mucho pedir pero, ¿Puedo saber cómo se conocieron?

Smith levantó sus cejas en sorpresa y sonrió.

—Sería todo un placer.

FÉNIX [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora