Josephine Rose.
La cabeza me punzaba y algo atravesaba mi vena del brazo derecho. No quería abrir los ojos porque se exactamente dónde estoy.
Otra vez en el hospital.
Con los ojos cerrados y todo el ruido exterior ocultándose afuera de esta puerta, podría decirse que estaba tranquila, pues bien, me gustaba estar en el hospital. Nadie molestaba a menos de que fuera extremadamente necesario y los doctores eran amables y consentidores, era una de las mínimas ventajas que tenía al estar en esta situación. Era agradable que al menos aquí podía tener un poco de paz, aunque fuese momentánea, no importaba.
Respire profundo disfrutando de lo inusualmente tranquila que se sentía mi mente en este momento.
Pero la tranquilidad no dura para siempre.―Sé que estas despierta. Lo sé por la manera en que respiras.
Abrí los ojos de golpe y mire con molestia al doctor Aleixandre, estaba de pie frente a mi camilla con un vaso de café en su mano izquierda y no traía puesta la bata blanca del consultorio.
Nunca había estado en aquella habitación de hospital, por alguna razón que desconozco, constantemente me encontraba cambiando de médicos, pues siempre me estaban transfiriendo de hospital en hospital.
―Solo disfrutaba el momento, ― di un suspiro rendido, mi paz se había terminado.
Fue tan rápida la manera en que se abrió la puerta de la habitación que no pude preguntarle a Aleixandre porque seguía aquí.
― ¡Oh por dios cariño!
Mi padre entro corriendo hasta llegar a mí y me sostuvo por las mejillas buscándome algún rasguño, que claramente no encontró.Él era así, acostumbrado a exagerar todo y más si se trataba de mí. No lo culpo, y contantemente me encontraba justificando sus acciones, soy su única hija, y a veces es algo dulce, aunque muchas de las veces no me deja respirar.
― Cálmate, estoy bien.
― ¿Cuál es tu significado de bien Josephine?― oh no, está molesto― Bajaste otros dos kilos y tienes anemia, tu estado de salud mental parece ir en decadencia y es que yo no sé qué más hacer.
Reconozco que o he sido ni la mejor hija ni mejor paciente, pero la situaciones de la vida me rebasan y aunque parezca que nada de mi vida sea malo, hay algo que me mantiene inquieta todo el tiempo, y es por eso que soy una paranoica de mierda.
―Papá te prometo que...
― ¡Papá nada Josephine! Estuve hablando con Aleixandre, y antes de que te pase algo mas o tú seas un riesgo más grande para ti misma, él ira a vivir con nosotros para seguir de cerca tu tratamiento. Yo no puedo cuidarte todo el día.
No dije nada, como siempre. No me quejaría ni haría un drama, no quería pelear y causar una escena que les diera a los médicos más razones para pensar que estoy loca.
Tal vez lo estoy y me encuentro en negación o tal vez simplemente estoy algo aturdida por el accidente que tuve hace casi dos años. Sea lo que sea, lo que ellos no saben o no quieren ver es que yo si quiero mejorar.
Y al parecer ellos piensan que yo disfruto esta situación.
―De acuerdo, ― murmure― no quiero pelear, solo quiero ir a casa.
El doctor Aleixandre miro con atención la escena cruzado de brazos, analítico a cualquier reacción que yo pudiera tener.―La dejo con usted Aleixandre, voy a tramitar el alta.
Mi padre de dispuso a salir de la habitación pero choco con una plata artificial que estaba alado de la puerta y que casi lo hace caer, si fuera otro día tal vez me hubiese causado risa.
― ¿Por qué no me dejas ayudarte Josephine?― Pronuncio mi nombre, como casi nunca lo hacía.
Siendo totalmente honesta y sin la intención de ofenderlo, no creo que él pudiese ayudarme, pero no se lo dije.
Constantemente me encontraba pensando que nadie podría ayudarme y que cada día de lo que quedara de mí existencia me hundiría más en la miseria y sufrimiento.
―Se cumplirán dos años de tu accidente y cada día vas de mal en peor. Sé que llevas apenas tres meses viéndome, pero quiero que sepas con toda sinceridad que de verdad quiero ayudarte. Por favor déjame ayudarte.
La forma en como dijo esta vez las cosas, me convenció un poco y le creí a lo que dijo. Tal vez era mi desesperación, quería tener un poco de esperanza en mi misma. Quería confiar y creer que en un futuro todo estará bien.
Lo único que había estado haciendo estos dos años era sobrevivir, era momento de darle la oportunidad a confiar.
Dudada mucho en que mi padre confiara en las palabras que le solté la otra noche, cuando le dije que de verdad quiero mejorar, estar bien y salir de entre la oscuridad.
Lo que él y nadie puede ver es que hago un esfuerzo sobre humano para poner un pie fuera de la cama, cepillarme los dientes y salir a enfrentar al mundo.
Se estaba acabando mi tiempo. Estaba a nada de perderme a mí misma a dejar de pelear por mí.
― Esta bien.
•••
Hola!
Les habla la autora de esta historia.
Principalmente quiero agradecer a los lectores que me han permitido entrar en su mente para narrar esta historia.
Los amo infinitamente por leer.
Cualquier duda pueden comentar.
Hasta el próximo capítulo.
Con amor Sam 🌙
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DON'T BLABE ME
Teen FictionPor ti, cruzaría la línea. Gastaría mi tiempo. Perdería la cabeza. Dicen: "Ella llegó demasiado lejos esta vez"