ᗯᎥᔕᕼᗴᔕ ᗯᎥᔕᕼᗴᔕ (Ҝ几ㄚ)

ᗝᑎᗴ

★彡[ʷⁱˢʰᵉˢ ʷⁱˢʰᵉˢ ]彡★

El lirio azul sigue desaparecido...sus Lunas son verdaderamente inútiles. Ya han pasado siglos, y sigue sin haber rastro de la dichosa flor. Y eso cada vez lo estresa más. Lo estresa y lo enoja. Y tener a Muzan enojado no es algo muy bien recibido por las Lunas Demoníacas. Es aterrador.

Bueno, solo es aterrador para algunas Lunas. Otras Lunas solo...viven felizmente. Y creo que es obvio de quienes estamos hablando.

Las Lunas presentes en la sala solo guardaban silencio y había una gran tensión en el ambiente. La inmensa sala estaba sumergida en un silencio incómodo y pesado, pues la Quinta Creciente, Gyokko, sólo se la pasaba observando de reojo a la Cuarta Creciente, Hantengu. Este último tembló nervioso y se hizo bolita en su lugar. Por su parte, un demonio de cabello rosado, ojos amarillos y unas extrañas líneas en la cara se aburría de esperar, mientras al mismo tiempo empezaba a preocuparse por la verdadera razón por la cuál los había llamado su Señor. No estaba seguro, pero podría llegar a ser posible que esos fueran los últimos momentos de vida de los presentes. Con Muzan Kibutsuji nunca se sabe.

Todos esperaban en silencio un estallido de cólera por parte de su superior, quién todavía no hacía acto de su presencia cuándo dos demonios hicieron gala de una ruidosa entrada.

Douma: Segunda Luna Superior.

Enmu: Primera Luna Inferior.

Si, estos demonios tienen la gran facilidad de arruinar el silencio ajeno. Para muchos, la razón de la extraña amistad de ese par es debido al gran parecido de actitud.

Hablemos primero de Douma. Oh Douma...un demonio con apariencia de ángel. Un ser tan hermoso y deslumbrante...lleno de prácticas horribles y cuestionables. Aparentemente este demonio es incapaz de sentir, pero eso no es algo del todo seguro. Lo más llamativo de la Segunda Superior es, probablemente, el color de sus ojos. El color más único de la historia, pues en sus ojos había una mezcla de colores pasteles que se complementaban a la perfección. A pesar de ser un demonio "masculino", Douma posee facciones delicadas y refinadas: su piel es suave y blanca, totalmente pulcra y sin imperfecciones, sus labios tienen el grosor y color perfecto, sus largas y tupidas pestañas negras son todo un espectáculo para quienes lo miran. Y su cuerpo podría considerarse "perfecto" de igual manera; tenía una altura considerable y una complexión musculosa y bien definida. Sus pechos, muslos y nalgas son grandes, todo tan perfectamente hecho que fácilmente podría enamorar a cualquier persona común y estúpida. Su voz podría hechizar sin problema a los humanos... tan amable y dulce. Tan hipócrita. Un demonio tan odioso... y apetecible.

Y, ¿qué hay de Enmu? Hay mucho de que hablar. Este demonio de ha ganado el temor de muchos gracias a su actitud cínica y cruel. Sin embargo, todo mal hecho por este demonio es olvidado cuando permite apreciar su hermosura. Este demonio es más bajito y delgado que Douma, pero posee muchísimo más volumen en las caderas, piernas y muslos que este último. Tiene una cintura tremendamente delgada, más delgada que la de Douma, pero no tan delgada como la de Gyutaro. Es flexible y fuerte, lo suficiente para casi matar a puño limpio a otro demonio. Alguien digno de temer. Si de por si el demonio anterior posee prácticas cuestionables, Enmu también las tiene también, pero más arraigadas. A pesar de todo esto, para le gente la sonrisa del demonio era como estar en un agradable sueño.

Para darnos una idea de que tan enfermo es este dúo, se puede destacar el claro masoquismo que presentan. Si Douma comete el más mínimo error, es capaz de dejarse obligar a sacarse los ojos o amputarse las manos con sus propios dientes sin problema alguno; incluso aceptaría esto con gusto. Por su parte, Enmu no solo cataloga el dolor como algo normal, Enmu disfruta el dolor físico, ya sea ajeno o suyo propio. ¿Bastante raro, no? Pues, aunque sea difícil de creer, algunas personas veían atractivo el carácter de estos demonios tan enfermos.