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★彡[ʷⁱˢʰᵉˢ ʷⁱˢʰᵉˢ]彡★


Después de que pasara un rato, cuando la Segunda Creciente y la Primera Menguante ya habían terminado de saludar al temible demonio de seis ojos, la biwa de Nakime resonó en el lugar, por lo que todos dejaron de hacer sus cosas y voltearon a ver a la demonio de un solo ojo, quien estaba por avisarles algo relacionado con su Señor.


-él está aquí- el silencio se volvió a apoderar de la sala y todos voltearan a mirar hacía arriba, observando que justo encima de sus cabezas se encontraba parado Muzan, quién sólo los miraba con frustración.


-de rodillas-


Dos palabras fueron suficientes para imponer seriedad en todos los presentes y para que prácticamente cayeran de cara contra el suelo. Muzan era capaz de matar a alguno si osaban desafiar la más mínima orden que diera. Otro toque de la biwa dejo a Muzan en donde sus Lunas se encontraban inclinadas. El demonio de ojos rubíes se paseaba en ese especio sin decir absolutamente nada, provocando más miedo entre los demonios presentes. Les era imposible descifrar que era lo que planeaba hacer Kibutsuji, pero juzgando por su anterior tono de voz tan serio era obvio que no estaba contento. Camino por otro rato y se posicionó a lado de la Tercera Creciente, quien se estremeció al sentir la profunda y pesada aura de su señor.


-tu inutilidad cada día me sorprende más. ¿Ya has encontrado el Lirio Azul? ¿Has vuelto a ver al cazador de los aretes?- Akaza se atrevió a alzar un poco la cabeza para mirar los ojos color sangre de su Rey.


-pe-perdóneme señor Muzan, he estado buscando con más rigor, pero no hay ni rastro de la flor ni del cazador de la cicatriz. Pero yo- - Akaza fue interrumpido por Muzan.


-ya he escuchado suficiente. Sólo dices excusas inútiles y no mejoras, Akaza. Esperaba más de ti- Muzan siguió caminando.


-...lo siento señor- Akaza se volvió a inclinar cuándo escuchó la ligera risita burlona de Douma. Esto hizo que las venas del rostro de Akaza se remarcaran con furia y empezara a rechinar los dientes.


Para la mala suerte de el rubio, Muzan también escucho su burlas, así que se acercó hacia Douma a paso lento. La sonrisa de este último disminuyó, pero no desapareció. Pero para la sorpresa de todos los presentes, el demonio principal no infligió daño en la Segunda Creciente, simplemente lo tomo con suavidad de la barbilla obligándole a hacer contacto visual. Esta vez si desapareció la sonrisa burlona del rubio y fue remplazada por un ligero color rosado en sus mejillas. El demonio menor pudo notar que no había odio en los ojos de su señor ni tampoco estaba tan tenso. Kibutsuji recorría desvergonzadamente con la mirada el cuerpo del más joven mientras se relamía los labios y sonreía un poco. En la mente de Douma empezaron a aparecer pensamientos extraños y para nada sanos. Esto era raro, pues en ellos ya no aparecían ni Kokushibo ni Akaza, sólo aparecía Muzan. Este último volvió a sonreír.


-¿has hallado algo?- Kibutsuji acarició suavemente las rosadas mejillas de la Segunda Creciente.


-...no, no señor- el de orbes arcoíris sintió su rostro arder cuando las yemas de los dedos la mano izquierda de su señor pasaron por su cuello. Se sentía muy bien.

El pelinegro deslizó su mano un poco y empezó a juguetear con los rosados labios de Douma. Y como este señor no es lento, básicamente metió los dedos dentro de la boca del de ojos arcoíris, haciéndolo soltar un jadeo sorprendido. No hacía nada sucio propiamente, solo jugaba con los colmillos del rubio. Aún así, esa cercanía tan íntima produjo nervios y algo de pena en el demonio menor. Las reacciones sorprendidas del resto de los demonios no tardaron en aparecer. Kokushibo disimuló muy bien su gran asombro mientras Hantengu soltaba un chillido agudo y abría los ojos cómo platos. Gyokko y Akaza se quedaron en ceros al ver la malpensable escena. La Sexta Luna no estaba presente pero probablemente su reacción sería mucho más ruidosa que la de los demás.

Por su parte, la sangre de Enmu empezó a hervir de... ¿rabia? ¿celos? No sé, pero el asunto ahí era que no estaba para nada contento de la cercanía de su señor Muzan hacía Douma.

-me lo esperaba de ti- Muzan dejo de hurgarle la boca a su subordinado, quien por cierto quedó en blanco por la impresión, y se alejó del rubio. Todos los presentes estaban muy confundidos por el extraño comportamiento de su señor. ¿desde cuándo es tan amable con Douma?

Muzan continuó su pequeña inspección en ese reducido espacio, ignorando por completo a Hantengu y a Gyokko. Después se plantó a la derecha del ex-Tsugikuni y este se volteó a verlo mientras negaba, dando a entender que él tampoco había tenido éxito en su búsqueda, por lo que Muzan siguió caminando. Al final se paró al lado de Enmu, quien se hizo chiquito al sentir la autoritaria aura de su líder y sonrió dulcemente para si mismo. Por fin se había fijado en él.

-levántate- la Luna Inferior obedeció la orden con una rapidez impresionante.

En ese momento tan tenso, Enmu noto lo bajito que era, pues le llegaba un poco abajo del hombro a Kibutsuji, y eso que este último no era el demonio más alto que se encontraba cerca. No pudo pensar más porque Muzan habló de nuevo y casi igual que con Douma lo tomó del mentón y lo miro directamente a los ojos.

-¿qué hay del Lirio Azul?-

-y-yo no sé mi señor, concuerdo con Akaza-sama, a pesar de buscarlo con todo mi esfuerzo, simplemente no aparece- el humor del pequeño demonio volvió a cambiar al aguarse mientras se repetía a si mismo lo inútil que era por no poder conseguir esa maldita flor. Sus pensamientos fueron interrumpidos y sus hormonas se alborotaron cuando las grandes manos de su Rey sujetaron su pálido rostro.

-tu poder ha vuelto a evolucionar, pero sigue sin ser suficiente para que dejes de ser tan inservible...aún así, estoy seguro de que tú y tu amiguito son lo suficientemente buenos para el trabajo que les voy a dar...- Muzan soltó las mejillas de Tamio y se alejó de nuevo.

Hubo un largo silencio, un silencio pesado e incómodo para las Lunas, en especial para Enmu y Douma. El rubio pasaba sus dedos una y otra vez por sobre sus labios mientras que los muslos de Enmu temblaban frenéticamente sin razón aparentemente. El Rey de los Demonios no estaba tan furioso como pensaban al principio; a decir verdad, se encontraba muy calmado. Muzan pareció meditar en algo un poco y pasó su mano por su mentón y su cuello. Cerró los ojos por unos segundos para después mirar a sus herramientas de trabajo.

-estoy terriblemente decepcionado de todos ustedes. Se supone que ustedes, montones inútiles de basura, son los mejores demonios que hay. Debería deshacerme inmediatamente de ustedes...- estas palabras provocaron pánico en el demonio del chichón en la frente, mientras que Akaza y Kokushibo bajaban la cabeza avergonzados. Por otra parte, Douma y Enmu empezaron a experimentar sensaciones bastante curiosas que supieron disimular.
Kibutsuji volvió a hablar -...pero no lo haré en este momento. Les voy a dar una última oportunidad para que me convenzan de que todavía sirven- el alivio inundo los corazones de los presentes -pero, quiero que la Segunda Creciente y la Primera Menguante se queden aquí, voy a hablar seriamente con ese par de desquiciados. Los demás, lárguense de aquí y hagan algo útil. Todavía puedo cambiar de opinión sobre mantenerlos respirando-.

Estas palabras confundieron a todas las Lunas que estaban ahí, sin embargo, ver la mirada seria y amenazante de su jefe fue más que suficiente para que todos huyeran despavoridos. Todos menos el dúo dinámico.

Después de salir de la enorme sala, Akaza maldijo su suerte por lo bajo. En parte tenía mucha curiosidad por saber de qué cosa hablarían ese par y Kibutsuji, y también estaba confundido por esa extraña sensación que experimentó cuando el rubio abrazó a Kokushibo y básicamente lo dejó de lado a él. Toda esta situación era muy extraña.

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ᗯᎥᔕᕼᗴᔕ ᗯᎥᔕᕼᗴᔕ (Ҝ几ㄚ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora