Habían pasado un par de horas desde que le mandé aquel mensaje a Lety, tiempo durante el cual perdí la esperanza de tener una respuesta, un silencio que me hizo sentir tan derrotada que cuando él teléfono sonó pensé que se trataría de cualquier otro asunto y de una persona distinta, pues para ese momento ya ni siquiera esperaba que me respondiera, había dado por sentado que Lety no quería salir conmigo pensando en que tal vez estaba demasiado molesta o triste por todo lo que había ocurrido en los últimos días; fue por esa razón por la que reaccioné con tanta sorpresa y entusiasmo ante su mensaje de texto, que a pesar de ser simple y conciso llenó mi corazón de alegría.
- Me encantaría, estaré lista para cuando regreses a casa.
- ¿Y esa sonrisa tan grande? - me preguntó Gio, entrando en mi oficina en el preciso momento en que leía el mensaje de mi amor y le respondía con un montón de corazones, feliz de que hubiera aceptado mi invitación.
- Tengo una cita esta noche - contesté sin siquiera intentar ocultar el entusiasmo que me llenaba de vida.
- Te lo dije, yo siempre tengo razón - contestó mi amigo, ufanándose como siempre lo hacía - ahora solo falta ponerte guapa para tu chica, no puedes ir en esas fachas a tu cita, tienes que verte radiante, tienes que reconquistar su corazón, que quede tan cautivada que no le quede espacio en esa cabecita para pensar en otra cosa que no sea desvestirte y hacerte el amor - solté una carcajada, un poco contagiada por los nervios y el entusiasmo que sentía ante lo que me esperaba en la noche.
- Ay Gio, pero a estas alturas de dónde voy a sacar tiempo para arreglarme, faltan muchas cosas por hacer hoy, no me puedo dar el lujo de ausentarme del trabajo, no...
- A ver, mi niña, ¿Acaso crees que no me puedo hacer cargo de todo yo misma?
- No, no puedes - dije con sarcasmo, antes de reírme de la cara de mi amigo.
- Idiota - me respondió, con una enorme sonrisa, aunque también con una mirada de fingido rencor - anda, ve a que te consientan, hazte las uñas, el pelo, que te depilen hasta dejarte la piel como bebé, toma un hidromasaje y cómprate un vestido lindo para que se den la revolcada que se merecen tú y tu chica.
- ¿Seguro que puedes hacerte cargo de todo?
- Tan segura como lo estoy de que hoy te van a dejar bien cogida ¡Anda ya! ¡Largo de aquí! - terminó sonriendo, un segundo antes de que me levantara, le diera un gran abrazo y recogiera mis cosas para abandonar la oficina y ponerme linda para mi chica.
Tras salir del trabajo y dirigirme al spa al que a menudo solíamos ir Lety y yo, pasé una tarde formidable y muy placentera recibiendo los mimos de las chicas encargadas de relajar a cada cliente que entraba por las puertas del lugar; aunque debo decir que la depilación nunca ha sido una experiencia agradable para mí, el sentir las burbujas de la tina de hidromasaje en todo mi cuerpo, me permitió lograr la calma que tanto había deseado sentir desde el momento en que por primera vez fui consciente de que las cosas estaban mal con mi Lety.
Cuando salí del spa me sentía relajada, tranquila y feliz de haber iniciado el camino para recuperar la relación que tenía con mi esposa, la quería demasiado como para dejar que nada más se interpusiera entre nosotras y odiaba la idea de haber sido yo quien la hiciera sufrir tanto.
Tras salir de aquel maravilloso edén, me fui directo a la tienda de unos de nuestros amigos de negocios, un lugar donde vendían hermosos vestidos y ropa sumamente elegante y costosa, aunque siempre que iba me hacían importantes descuentos.
Esa tarde estuve paseándome por los aparadores por varios minutos, buscando con entusiasmo el vestido perfecto para seducir la vista de mi chica durante nuestra cita y pensando también en obsequiarle alguna de aquellas prendas tan delicadas, pues quería verla sonreír de nuevo, quería que se volviera a sentir especial, que supiera que era la única mujer en mi corazón.
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Leticia: envidia materna
RomansaSusana ha decidido embarazarse de Manuel, su hijo adoptivo, una decisión que llevará a Leticia, la pareja de Susana y madre biológica del chico, a desarrollar una inusual atracción por su propio hijo, algo que comenzará solamente como una fantasía...