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felix empujó a bangchan por el hombro por tercera vez consecutiva en esa noche. él se tiró cayendo de espaldas a la cama, quizás harto de rogar a felix por un poco de atención, sus dientes fuertemente apretados. el enojo dominando cada facción del atractivo rostro de christopher.

-¿por qué no me dejas tocarte?-chris preguntó a felix.

felix no respondió, él siguió arreglándose su esmoquin negro, mirándose en el espejo, tratando de aclarar sus pensamientos.

felix se observó detenidamente, su prolijo e impecable traje negro era hermoso. el sastre hizo un perfecto trabajo con su chaleco oscuro de seda y su camisa blanca inmaculada, haciendo lucir su cremosa pálida piel. su delicioso perfume flotaba alrededor, su rubio cabello cayendo sobre su frente, brillante y lacio. como le gustaba que se viera.

-porque no tengo ganas. fin de la historia-dijo.

han pasado dos meses desde su último encuentro con minho, en su departamento. desde su discusión en el pasillo no le habló, llamó o prestó demasiada atención. cada vez que se encontraban en su casa sólo se ignoraban y seguían en lo suyo.

felix subía a su cuarto, se encerraba y esperaba pacientemente a que minho se largara.

eso se volvió monótono.

quizá porque no podía soportar saber que minho ya no le miraba como antes. esa adoración leal ya no estaba en sus ojos. ahora sólo quedaba la incomodidad y el espectro de la relación que alguna vez tuvieron.

odiaba tratarlo como a un desconocido.

odiaba tenerlo lejos.

odiaba que ya no le sonriera. odiaba el hecho de que minho ya no lo quería.

felix se odiaba a sí mismo.

[...]

felix estaba volviéndose loco, todos y cada uno de los días transcurridos, no lograba pensar en otra cosa que no sea lee minho. minho atormentaba su mente y pensamientos. cada que escuchaba a su papá hablar de cómo a minho le iba exitosamente por la vida deseaba ahogarse. él únicamente podía rodar los ojos.

deseaba dejar de sentir lo que fuera que sentía tan fácilmente como minho hizo con él.

bangchan estaba seguro que le sucedía algo, bueno, felix ni siquiera aparentaba no estarlo. le molestaba todo lo que chris hacía.

cuando chris le besaba, automáticamente se alejaba. cuando lo acariciaba, le rechazaba. cuando le hablaba, lo ignoraba. cuando le buscaba, le gritaba que no tendrían nada.

eso frustraría a cualquiera.

bangchan se estaba hartando por su insólito comportamiento, tanto como felix estaba hartándose de la frialdad y la distancia de minho. era justo desde su perspectiva. aunque ninguno fuera una víctima.

esta noche vería por última vez a minho, ya que él había anunciado su temporal pero larga partida a américa.

minho dijo algo similar a ampliar la empresa. eunhyuk organizó una fiesta de despedida, todos irían y claro, él no podía faltar, pues siendo el hijo del organizador. era una obligación. no quería ver a minho con esa maldita chica, sabía que ella asistiría.

tuvo que aceptar a regañadientes, que hanni, era hermosa y perfecta, con buenas curvas. si no estuviera fascinado por minho habría salido un par de veces con aquella chica.

aunque no la había visto desde aquel día.

puto día, gruñó felix.

bangchan le seguía desde atrás a una distancia prudente. felix suspiró, su relación iba colapsando a una velocidad inimaginable, cayendo en picada. ni siquiera podía besar a christopher sin imaginarse que era minho. no, no, no. eso no podía ser.

el amigo de papiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora