Capitulo VI

0 0 0
                                    

Es posible algo imposible

Siento una voz grave y ronca hablar, pero no distingo de quién es ni que dice, poco a poco abro los ojos y pestañeo varias veces antes de lograr enfocar.

No tengo idea de donde estoy, es una cama grande y cómoda, las sábanas son negras de satin, la habitación parece salida de Pinterest, tal vez es un hotel, aunque no conozco ninguno que use sábanas negras. Cuando mi cerebro comienza a funcionar noto que traigo una camisa que no es mía y por lo grande que me queda sospecho que es de un hombre, en la mesita a mi izquierda hay un vaso de agua que prefiero no tomar antes de averiguar donde estoy.

Me levanto de la cama en busca de mis cosas pero no encuentro nada que sea mío, hay dos puertas una que supongo es un baño y la otra la salida, trato de no desesperarme pero camino rápido a la puerta de la derecha y al abrir me choco con algo duro.

Levanto la cabeza y lo veo a él, es el hombre que conocí anoche... Alexander, viene con un plato de comida y jugo en la otra mano, me mira con curiosidad, baja su vista a mis piernas y yo hago lo mismo, veo que la camisa cubre lo justo y me aclaro la garganta tirando hacia abajo de la misma.

-Buongiorno signore, donde estoy?- educación ante todo

- Buenos días, estamos en mi casa, come y toma asiento antes de hablar- su voz es gruesa y demandante.

En su casa, genial, estoy en casa de un desconocido, no tengo idea de que paso anoche y por las pintas que traigo, seguro se aprovecho de mi. Intento no pensar en cosas malas (aunque me sea imposible) lo sigo hasta unos sillones muy elegantes que están frente a la cama (esta habitación es enorme), me entrega el plato con un sándwich y mientras como, el comienza a hablar.

-Erika, cierto?- dice a lo que yo asiento, la comida está deliciosa.

- Veras, anoche venía de vuelta del autódromo y te encontré caminando por la autopista, pensé en saludarte pero cuando me acerque te desmayaste, así que te traje a mi casa porque no tengo idea de donde vives, Derek tampoco contesto cuando lo llame, intenté despertarte pero parecías necesitar el sueño-

Habló tan calmado pero a la vez rápido, dándome toda la información de manera formal. Me quede observándolo unos segundos antes de tomar un sorbo de jugo y responder.

-Entiendo, entonces debo agradecerte pero antes tengo una pregunta, tú me desvestiste?- no puedo no preguntar eso, imagínate que pasó sus manos por mi cuerpo sin mi permiso, necesito salir de la duda.

Alexander baja la cabeza y sonríe ante mi pregunta, se toma unos segundos antes de responder de nuevo con esa calma que me pone los pelos de punta.

-No, mi ama de llaves fue la que te cambio de ropa y aunque dormiste en mi cama, yo dormí en el sofá- dijo finalmente

Eso me alivia bastante, aunque el dejo su cama a una completa desconocida, nose si creerle del todo esto es muy raro, antes de decir algo recuerdo que Noah volvió y voy a necesitar una gran excusa para todo esto.

Ambos nos quedamos en silencio mientras terminaba de comer, Alexander observaba muy atento cada movimiento, una vez que termine, pregunté por el baño y el señaló la otra puerta. Camine rápido tirándome la camisa para no mostrar más de lo debido y una vez adentro me tumbe contra la puerta.

Que le voy a decir a Noah, necesito mis cosas, mi celular, no se ni que hora es. Comienzo a entrar en crisis y a pensar en cómo solucionar todos los problemas que ahora tengo, cuando de repente me viene una preocupación más grande a la mente, se supone que soy Erika la hermana de Derek, pero mi bolso con la identificación falsa está en el auto de Derek, en el bolso que tenía cuando me desmaye esta tengo mi carnet real y mi celular personal. Si Alexander llega a verlo voy a estar en serios problemas.

El peligro de la bellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora