Capitulo VII

0 0 0
                                    


Lo imposible es posible

40 minutos fueron lo que tarde en llegar a la "casa" de los hermanos y vaya que era una casa, rodeada de árboles y arbustos verdes se asomaba una casa preciosa, grande y al estilo europeo, mucho blanco iluminado, lo total opuesto a los hermanos que vivían ahí. Si es que en realidad vivían allí porque Alexander me llevó a un departamento.

Trate de controlar mis emociones y centrarme, no podía dejarme llevar por lo hermosa que fuera la casa, o el precioso Ferrari que estaba estacionado enfrente o el hambre feroz que hacía rugir mi estómago. Tenía que meter todo eso en una bolsa y centrarme en tocar la puerta de la casa y hablar con los hermanos mitad humanos (?) no lo sé pero esperaba salir de esa casa con respuestas.

Acomode bien en cuchillo a mi cintura, dinero en mis bolsillos y metí un par de lápices en mi cinturón (nunca sabes cuando tendrás que clavar un lápiz en un ojo para salvar tu vida), respire hondo y salí del auto, camine hasta la gran entrada y toque la puerta ya que parecía no haber timbre, uno segundos después se escuchó la pesada puerta moviéndose firmando mi sentencia de muerte, ya no había vuelta atrás.

Al abrir me dio vista a un Alexander descalzo y en pijamas negras parecía la misma tela de las sábanas en las que desperté.

Recuerda porque estás aquí Bianca...

Me aclare la garganta antes de hablar -Buonanotte, sin ánimos de molestar, creo que Elijah tiene mi celular- muy bien Bianca, educación ante todo.

Alexander me miraba con desinterés y sin decir palabra abrió más la puerta y se fue, dejándome sola en el lugar. Yo tome eso como un "pasa, no me importa en lo más mínimo" así que eso hice, pase y cerré la puerta pero no del todo.

Si la casa era hermosa por fuera no había palabras para describir lo que era por dentro, pisos de cerámica, escaleras y un salón amplio que te recibía, a la derecha se veía el salon con chimenea y muebles de revista, cuadros abstractos. Todo combinado a la perfección en todos blanco, beige y dorado el total opuesto del departamento de Alexander.

Quería investigar cada esquina de la casa pero no me convenía, era más inteligente quedarme cerca de la puerta en caso de que algo vaya mal así que opté por algo que normalmente no haría.

-Elijah?! Estás aquí?- no diría que lo grite, pero digamos que fue como cuando tú madre te llama a comer, algo así, sería mejor que buscarlo y perderme dentro de este laberinto de blanco y beige.

Di unos pasos adelante esperando una respuesta que no obtuve y cuando iba a llamarlo de nuevo sentí lo mismo que en el bosque, cuando se pelearon frente a mi. De nuevo ese pequeño viento como si alguien se hubiera movido tan rápidamente que el ojo humano no podría captarlo y entonces salte sobre mi lugar cuando el sonido de la puerta principal siendo cerrada por completo sonó dentro del silencio.

-Si dejas la puerta abierta entrará el frío de afuera- La voz de Elijah, calmada, suave y a la vez levantando cada pelo de mi cuerpo lleno mis oídos.

Me di la vuelta lentamente para enfrentarlo, parecía calmado, no se que esperaba en realidad, es decir m, estábamos en su casa es de esperar que esté calmado. Pero debo insistir en que su calma me pone los nervios a un nivel que no podría explicar.

-Buonanotte Elijah- dije reflejando cómo un espejo su calma, aunque por dentro estuviera volviéndome loca.

-Dime Bianca, que te trae por aquí?- una sonrisa brotó de sus labios cuando nuevamente saboreo mi nombre.

-Quería devolverte las llaves del auto y también me parece que tienes algo mío- dije con un tono carameloso, como si fuera otro de los pilotos a los que Derek me hace sacar información.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 16 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El peligro de la bellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora