¿Por qué a veces la esperanza de volverte a ver, se diluye como el humo de mi cigarrillo?
¿Por qué el café está más amargo que ayer?
¿Y si acaso ya no me amas?
¿Abandonaras nuestro nido de amor;
como lo hacen los pajarillos al sentir el sabor a libertad?
¿Y dónde quedarán los besos?
¿Dónde nuestras promesas?
¿Ya no seré tu dama en el día;
y tú tigre de noche?
Porque hoy mi café es más armago que tu adiós.
Porque ahora el café es más frío que tus abrazos.
¿Dónde quedaron las cenizas de tu querer?
¿Y dónde quedó nuestro amor?
¿Acaso se lo llevó el viento?
¿O lo escondes bajo el colchón?
¿Y dónde está el árbol de nuestras caricias?
¿Lo cortaste sin mi saber?
¿Acaso me olvidaste?
¿O finjes que ya no existo hoy?
¿Donde están las nubes de tus canciones?
Sí, esas que escribiste para mi.
¿Que las ha comido Max, el perro?
Amor, te dejó este poema como recuerdo de nuestros sueños, como alarma a tus sentidos y como suicuido a los míos.
Esperando algún día regreses por mi, como el fantasma de la dulce pena a su amada.
