01 | Donde todo comenzó

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Diría que todo inició a principios de este año...

Mi vida era una mierda desde finales de 2020, ese recuerdo de ese espantoso octubre me había cambiado por completo... Era como estar muerta en vida. Aunque contaba con algunos amigos no me sentía llena, intenté de todo, mejoras en el estudio, deportes y hasta algunas relaciones las cuales me dejaron peor y más sola de lo que ya estaba. No era nada malo, tenía apoyo de mi amorosa madre y mis amigos no lo hacían nada mal, sabían cómo sacarme una sonrisa en mis tiempos de tempestad, pero todo eso cambiaría desde este año.

A principios del año en curso, gracias a problemas que tuve en mi anterior aula de clases gracias a mi orientación sexual fuí trasladada a un nuevo grupo de estudiantes, una catástrofe para una chica de 15 años a la cual su vida le estaba "mejorando", aunque Maybella sabía que aquello era lo mejor, no lo aceptaba. Un nuevo cambio de ambiente no le viene mal a nadie, solo que en ese preciso instante de su vida no era algo tan agradable de escuchar, amaba su vida tal y como era, un cambio de grupo implicaba tener que socializar con nuevas personas, cosa la cual no le agradaba bastante que digamos.

Pero se llegó el día, el día en el que sentía su vida derrumbarse ante sus ojos, el día en el cual dejaría todo atrás y se centraría en su futuro, el día del inicio de una nueva Maybella, sin problemas, estrés ni discriminación por parte de su grupo. Para ser sinceros, no tenía muchas ganas de socializar, su planeación del año escolar era solo estudio y deportes, nada de distracciones amistosas y mucho menos amorosas, o al menos eso pensaba ella.

Martes de algún día de febrero, 8:10 am.

Para su fortuna, en su primer día iba a entrar más tarde de lo normal y su primera hora de clases era con un profesor que la estimaba, algo que le convenía demasiado puesto que no tendría que presentarse ante los 35 estudiantes de esa aula de clases. Sus nervios aumentaron en el transcurso de su casa hacia el colegio, emocion y ansiedad se juntaban en un solo sentir y eso le encantaba así como le aterraba.

- Bueno May, nueva vida nueva tú, no hay porqué tener nervios, son solo mocosos de tu rango de edad o más adultos, no es para tanto- Pensó Maybella a las entradas del colegio. Al cambiar de jornada escolar no conocía a nadie de allí, todos los estudiantes eran nuevos, ninguno conocido, o bueno, tenía unas amigas con las cuales no hablaba mucho pero serviría de algo para no pasar los recreos tan sola.

Sonó el timbre que iniciaba el inicio de la jornada escolar y allí estaba, parada afuera de su ahora nuevo salón, recostada en el barandal del balcón que se encontraba al frente del mismo, miraba como entraban y salían estudiantes de ese aparentemente caluroso lugar, esperaba paciente mientras escuchaba su música favorita el como todos se acomodaban en sus respectivos asientos para poder entrar y ubicarse en uno desocupado, aunque sus planes fueron arruinados por su maestro. - ¿Que haces aquí? - preguntó el - May, May, deberías entrar en vez de quedarte allí parada como una boba, ven vamos para iniciar la clase-. A la peli-cafe no le quedó más opciones que asentir con su cabeza y entrar al aula algo tímida, sus nuevos compañeros no se parecían en nada a sus antiguos, se veían más grandes, imponentes y con pinta de criminales, algo muy sorprendente a decir verdad. Se hizo la respectiva presentación al curso y algo la inquietó un poco, se sentía observada de una manera algo peculiar pero no sabía por qué, o por quién, entre tantos mirando le restó importancia a el asunto y después de divisar un asiento lo tomó como suyo y se acomodó en el mismo, aún sintiendo aquella mirada encima de ella, - Agh maldita sea, ¿Nunca habían visto una mujer en sus miserables vidas? Es incómodo el que sigan mirando como si hubiera venido de otro planeta - Pensó Maybella para sí misma.

La jornada escolar transcurrió normal, fue algo un poco estresante puesto que al entrar un poco tarde al nuevo curso estaba algo perdida con las enseñanzas de sus maestros, pero se desenvolvió fácilmente ante esa adversidad. Pero aún sentía una mirada clavada en ella que la hacía sentir algo nerviosa. Odiaba sentir esa sensación y el no saber de quién provenía la ponía aún más furiosa, solo esperaba que se terminará ese día para irse a su hogar.

Se llegó la hora del recreo, gran mierda para ella. Sin datos de navegación, un libro y sus audífonos descargados, ¿Podía empeorar eso? Al parecer si.

Maybella no tuvo más remedio que subir al tercer piso de la escuela para encontrarse con su mejor amigo, Owen. Para su gran sorpresa, se enteró que el se había cambiado también de jornada escolar, pero lastimosamente a otro curso, pero era mejor eso que nada. -Ayy May, ¿Que tal tus nuevos compañeros? - preguntó Owen mientras se recostaba en el barandal del segundo piso observando todo el patio y la cancha desde allí, -No tengo que opinar, diría que ¿Normal? Tampoco es como que quisiera platicar con ellos, no tengo ningún interés de establecer una relación cercana con ninguno de ellos - respondió con toda sinceridad ante la pregunta de Owen, la peli-cafe aún estaba decidida a seguir su plan, y al estar Owen allá no tendría el porqué hablar con algún homosapiens de su salón de clases, al fin y al cabo "A la escuela se viene es a estudiar".

Pasadas unas horas, sus clases culminaron y no podía estar más agradecida por ello, tenía mucho que hacer y para su no tan agradable sorpresa tenía que ponerse al día con sus actividades académicas del nuevo salón, menuda mierda. Miró a todos sus compañeros con detalle e hizo su juicio personal para ver quién sería digno de recibir sus palabras para que le pase sus apuntes, y después de preguntarle a su maestro, le señaló a la que era actualmente el primer puesto académico, nada mal para "entablar" una conversación con aquella peli-roja. - ¿Hola? Permíteme presentarme, soy Maybella y como sabes soy nueva en el grupo, pensé que podías ayudarme con tus apuntes para poder ponerme al día con las actividades escolares - Lo dijo con la mayor amabilidad que podía, intentaba que no sonara como una exigencia y que el resultado no fuera negativo, pero al parecer aquello logró iniciar una conversación con aquella chica peli-roja de unos pocos centímetros menos que ella. -Ohh! Un gusto Maybella!! Soy Emily, y es un placer conocerte!! Si gustas puedes darme tu número y te mando todo lo que necesites por allí, es más sencillo eso a que vayas a mi casa y le tomes foto a cada cuaderno-. Al parecer la chica era algo confianzuda, cosa la cual no la agradó al 100% pero en esos instantes era ella la que necesitaba de alguien mas, no podía ser egoísta y grosera en aquel instante. - Claro, ya te paso mi número - dijo casi a regañadientes, pero ¿Que más podía hacer?, necesitaba aquello y era la única forma de obtenerlo sin tener que ir a la casa de aquella chica, aunque nuevamente esa sensación de ser observada apareció, y ahora su curiosidad empezaba a despertar por saber quién era esa persona, pero no lo descubriría en ese momento, ¿O si?

Quizás Si | Lesbian History Donde viven las historias. Descúbrelo ahora