Cuando Gwen conoció a Miles por primera vez, el tiempo era esencial. Ella no tuvo la oportunidad de explicarse realmente ante él. Aunque era comprensible. Pasaron muchas cosas. Lo que no le gustó fue cómo le restó importancia a su historia. Gwen mantuvo su historia de origen breve y directa.
Pero al hacerlo tuvo que eliminar la agitación del pasado y disminuir su tristeza.
Incluso cuando se reunieron, Gwen descubrió que la historia se repetía.
Tenía que compartimentar su dolor y hacerlo aceptable para Miles.
Aunque no fue culpa de Miles.
Fue solo la situación que se les dio a ambos.
El tiempo no estaba de su lado.
Gwen se dio cuenta de esto cuando intentaron salir y se dio cuenta de que no estaba lista.
Con Miguel... el tiempo siempre parecía abundar. No le dieron sólo un día con Miguel. Le dieron meses. A ella se le dio tiempo. Miguel no obtuvo la versión abreviada de ella, la tuvo toda. Él la conocía mejor que ella misma. Él conocía su tristeza. Gwen siempre trató de dar la versión idealizada de sí misma a los demás, pero no tenía por qué hacerlo con él. No siempre tenía que sonreír y hacer bromas con él. Pudo estar perdida e insegura de sí misma. Ella pudo ser emocional. Ella pudo llorar.
Vivía para sus pequeñas charlas nocturnas.
Gwen y Miguel siempre tuvieron tiempo.
Ella todavía se siente así ahora.
Los ocho años que estuvieron separados no los desconectaron. Sólo los acercó el uno al otro.
Está segura de que se habrían juntado hace años si él así lo hubiera querido.
***
Gwen se pregunta cuándo empezó Miguel a hablar tan profundamente.
El recuerdo más antiguo que Gwen tenía de él era que no era exactamente un hombre de muchas palabras.
Hubo muchos silencios en el pasado, silencios dolorosos.
Silencios dolorosos que reflejaban lo disonantes que eran juntos hace tantos años.
Había pasado mucho tiempo desde entonces.
Sus cuerpos estaban entrelazados en su cama, con la cabeza de ella sobre su pecho y sus dedos entrelazados con los de él.
Gwen solía temer el silencio hasta que comprendió su belleza. El silencio fue reconfortante. Pero como todo, demasiado de algo no era bueno para nadie. Miguel casi se perdió en el silencio hace tantos años. Gwen escuchó atentamente mientras Miguel le contaba cómo se convirtió en Spider-Man. Ella se ríe para sí misma muy a menudo durante su narración. ¿Desde cuándo se convirtió en narrador? Había tantos detalles y descripciones en su cuento. Fue una historia bastante apasionante.
—¿Que es tan gracioso? —le pregunta Miguel.
Ella aprieta los labios para no volver a reírse.
—Nada, Miggy.
Sus cejas se fruncieron.
—No parece nada-
Gwen lo besa en la mejilla.
Entonces Miguel lo olvida por completo. Le toma unos momentos recuperarse y continuar. Gwen mantiene su mano unida a la de él.
—Nunca olvidaré esa noche —continúa, sacudiendo la cabeza—. No era mi intención asumir el manto de Spider-Man. Los civiles, los Thoritas, que son adoradores de Thor, me dieron ese título cuando me vieron luchando contra los sicarios. Confundieron mi disfraz del Día de los Muertos con Spider-Man. Creían que Spider-Man había regresado de entre los muertos.
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Watercolors
Fanfiction𝑨𝒖𝒕𝒐𝒓: KitWritesFics, usuario de ao3. Gwen intenta darle sentido a su existencia mientras navega por nuevas emociones.