Capítulo 8: Dos bailarines lentos

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Sería cien veces más fácil
si volviéramos a ser jóvenes,
pero tal como es y es,
somos sólo dos bailarines lentos, los últimos en salir.
Somos dos bailarines lentos, los últimos en salir.

-Dos bailarines lentos de Mitski

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Otra Gwen Stacy había muerto hoy.

Esta Gwen Stacy sólo tenía veinte años y había corrido el mismo destino predestinado.

Cada vez que Gwen es notificada de la muerte de Gwen Stacy, se toma un tiempo para llorar.

Gwen lamenta la pérdida de Gwen Stacy y su cada vez menor fe en que las cosas puedan cambiar.

Era un equilibrio, saber cuándo intervenir y qué decisión tomar, pero la mayoría de las veces estaba fuera de su control.

Ya sea por no poder estar en todas partes al mismo tiempo o por no poder ir en contra de los planes de un universo, Gwen todavía estaba afligida por la culpa.

Gwen sabe que no se puede salvar a todos, pero eso no hace que la pérdida sea menos significativa.

Aunque se supone que las Gwen Stacys debe morir joven, eso no significa que sus vidas tengan menos significado.

Gwen cancela todas sus obligaciones y planes hoy. Ella quería estar sola. Apaga su teléfono una vez que les cuenta a los demás lo que está pasando, para que sepan que deben darle espacio. Gwen se esconde debajo de las sábanas y llora en silencio.

***

Miguel, ¿realmente vas a dejar que Gwen vuelva con su papá? —Jess le frunció el ceño. No le importa que Gwen y su padre se hayan reconciliado. A Jess no le sentó bien que dejaran que Gwen volviera con su padre. Jess y Miguel estaban allí cuando George Stacy casi mata a su hija—. No creo que sea seguro dejarla ir con él.

Esa no es realmente nuestra elección, Jess —dijo Miguel con frialdad, sin molestarse en girarse para mirarla.

Jess se mordió el labio. Ella conocía a Miguel. Siempre estaba de espaldas cuando no quería que otros supieran lo que estaba sintiendo. Por la dureza de su voz se dio cuenta de que estaba sufriendo. Jess respeta a Miguel y no intenta romper la distancia. Sabía que esto no era fácil para Miguel. Perdió a Gabriella otra vez y ahora a Gwen. Gwen era como una hija más para Miguel.

Gwen ha dejado claro que quiere darle una oportunidad a su padre. Y ya sabes cómo es —enfatizó Miguel.

Jess parpadeó. Ella sintió algo, amargura en su tono.

Gwen hace lo que quiere —murmuró.

Y luego tristeza, Jess sintió tristeza. Ella se cruzó de brazos y exhaló.

—Sí lo hago.

Siguió el silencio.

Tú y yo sabemos que esto no va a terminar bien con Gwen y su padre —Jess niega con la cabeza.

Lo sé, pero esto es algo que tenemos que dejarle aprender por sí misma. Sin embargo, ella sabe a dónde acudir cuando necesita ayuda.

Aunque vas a renunciar.

Miguel giró la cabeza hacia un lado pero no la miró directamente.

—Es lo mejor.

Puedes intentar convencerla de nuevo —sugirió Jess en un tono ligero—. Tal vez puedas detenerla ofreciéndote a acogerla en su lugar.

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