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Me había despertado derrepente por los golpes insistentes que se escuchaban del primer piso. Eran de la puerta de entrada y por el sonido tan fuerte en como golpeaban me empecé a asustar. No era normal que a estas horas de la madrugada alguien viniera.

Sentándome en mi cama veo a David abrir la puerta y su pequeño cuerpo camina hacia a mi asustado.

—¿Quién es? —dice en voz baja.

—No lo sé, deberías de quedarte aquí, ¿Esta bien? —digo despacio.

Él asiente y me obedece sentándose en mi cama abrazando su pequeño peluche. Salgo de mi habitación y mientras camino por el pasillo intentando en no hacer ningún ruido, llegando a la escalera doy un brinco por los golpes en la puerta, esta vez mas fuertes e insistentes.

—¡Niña! ¡Sé que estás ahí adentro!.¡Ven a abrirme si no quieres que rompa esta estúpida puerta! —grita un señor.

Siento como se nubla mi vista y mi corazón golpearme fuertemente en mi pecho. Escucho pasos detrás mio y me giro viendo a David parado cerca de mi.

—Tengo miedo —dice asustado con sus ojos llorosos.

Me acerco rápidamente a él mientras me agacho y lo abrazo.

—Shhh, tranquilo. Escóndete debajo de la cama —digo y lo empujo suave.

Cuando mi hermanito ya no esta en el pasillo, bajo cuidadosamente por las escaleras y veo una sombra asomándose debajo de la puerta. Suspiro nerviosa.

—¡Vamos abre! ¡No tengo tanta paciencia! —grita.

No debería abrir. Es un extraño gritando detrás de la puerta y solo ha pasado un día de que mis padres ya no están.

—Se que estás ahí —dice ahora mas bajo.

No quisiera sorprenderme, pero lo hago. Es obvio que escucha mi respiración acelerada por mis nervios que cada vez suben cuando veo como la manilla de la puerta se gira, así abriendo la puerta. ¿Pero cómo?

Retrocedo cuando veo la sombra asomarse por la puerta. Ni siquiera alcanzo a ver bien quién es, solamente sus horribles ojos negros.

Mi cabeza palpita y siento que estoy en el suelo. ¿En qué momento me dio un golpe? Me quejo y veo que en su mano tiene una pistola. Mis manos sudan y siento el frío de la noche. Tengo tanto miedo, pero el saber que mi hermanito está escondido hace que mire hacia arriba.

Estaba todo oscuro, solo la luz de la calle y aun así esforzándome en observar, no logro ver su cara; solo su silueta corpulenta y su voz aterradora.

—Parece que tus padres no te enseñaron a abrir las puertas de tu casa a extraños, ¿No? —dice irónico y riéndose malvado añade —:Espera, ¡No tienes!.

Lloro al escuchar a mis padres.

—¡Aj! Mira niña, si sigues llorando te golpeare.

Me levanta fuertemente del piso sujentadome del brazo y me quejo del dolor.

—Y no será bonito para ti, aunque por mi si lo disfrutaría —murmura.

No sé por que me imagino a ese rostro con una sonrisa que se divertía del mal. Es un monstruo.

—Ya que no hablas y solo lloras...

Ayúdame DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora