Capitulo 4.3

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— Mariscal Angel, gracias por los servicios prestados a este nuestro reino, pero es hora de retirarse y descansar el resto de tu vida. Tu error nos va pasar factura a todos, mira el horizonte, ves esos puntos negros? Son el reino de la pluma, vienen a atacarnos. Tienes hasta mañana, si llegamos a mañana, para desalojar tu oficina — dijo el Emperador Ferro, del reino de la herradura

De repente, irrumpió un oficial anunciando la llegada de tropas del reino de la pluma a la frontera terrestre con el reino de la herradura, previendo un posible ataque.

— Pasenme con el comandante Delma — dijo Ferro al oficial

El comandante pasó a la sala

— Bienvenido comandante, siéntese por favor, seré breve. — aseguró Ferro
— Gracias, emperador — agradeció Delma
— Pues verá, comandante, tenemos un grave problema y creemos que usted es la persona adecuada para resolverlo, contamos con su apoyo? — preguntó Ferro
— Estoy encantado de servir al reino en lo que haga falta — aseguró Delma
— Según nos informan, el reino de la pluma está preparándose para un enfrentamiento contra nosotros y no podemos permitir que nos aplasten esos buitres, mariscal, que debemos hacer? — volvió a preguntar Ferro
— Lo primero de todo, haré todo lo posible por ganar ese enfrentamiento y gracias por el ascenso. Pues verá emperador, opino que nuestro ejército tiene demasiadas pocas unidades especializadas en el combate antiaéreo, por lo tanto, opino que para posibles enfrentamientos futuros, deberíamos contar con nuevas unidades.

En este conflicto yo me centraría en el cuerpo a cuerpo, donde somos especialmente buenos. Debemos de alguna manera, atraerles hacia nuestro terreno y derrotarlos de la mejor y más favorable manera. — concluyó Delma su explicación
— Perfecto, gracias Delma, que así sea, prepara los batallones — se despidió Ferro

Ambos salieron de la sala, pero en diferentes direcciones. El mariscal llegó hasta la sala donde estaban reunidos todos los oficiales y altos mandos.

— Saludos, oficiales, he sido asignado como mariscal de campo en esta tarea. La cual se plantéa peligrosa y arriesgada. Según he sido informado, Flumen, el emperador del reino de la pluma pretende atacarnos y nuestra labor es la de defendernos de esa osadía.

Os preguntaréis cómo, pues vereis, tengo un plan, y es que nosotros tenemos una gran ventaja, el suelo, jugaremos en nuestro propio campo, con nuestras reglas y lo aprovecharemos de una manera que al principio pensaréis que es una locura, pero dejadme que explique primero.

No nos vamos a defender, sino que les vamos a dejar entrar — el mariscal fue interrumpido por gritos de protesta de otros oficiales, entre ellos Lacros.

— Oficiales, comportense, les pido silencio. El plan es el siguiente, déjenme explicarlo primero. Las tropas se refugiaran en los edificios mientras los plumosos avanzan por la zona. Cuando ya estén todos dentro del reino, cerraremos las puertas y abriremos las ventanas de los edificios. La única ventaja que tenemos serán los edificios, por ningún motivo deberemos salir de ellos, de lo contrario, seremos capturados y elevados del suelo, perdiendo la vida. — concluyó Delma
— ¿Y los ciudadanos? — dijo un oficial
— El emperador Ferro ha ofrecido su palacio como lugar de temporal residencia de los ciudadanos del reino — dijo Delma
— Pues yo me opongo al plan — dijo uno de los oficiales, levantándose de la mesa, otros oficiales se levantaron con él.
— Identifiquese oficial — exigió Delma
— Comandante Lacros, comandante en jefe de las fuerzas antiaéreas del ejército herrante. Llevo años al mando de los vigésimo primero, segundo y tercer batallón y por la experiencia que tenemos y según mis fuentes, el ejército de los plumosos, es peor que el nuestro, por lo que recomiendo un ataque directo, no indirecto. Mis tropas tienen suficientes municiones para tumbar a todo el ejército de plumosos, no se porque nos retiramos a pelear cuerpo a cuerpo, malgastando mis unidades que tanto tiempo llevan preparándose para esta batalla — habló enfadado el comandante Lacros
— Oficial Lacros, ha escuchado bien mi explicación? Creo que no, pero hoy me siento generoso, se la voy a resumir, por el bien de todos. Verá, los plumosos tienen voladores, y de verdad creo que nuestras fuerzas antiaereas no tienen la suficiente preparación para la magnitud de este combate, por lo que un combate directo sería un suicidio en toda regla. La única forma en la que podemos vencer es si les dejamos que se confíen y abandonen sus voladores para poder atacarles con todo el arsenal cuerpo a cuerpo. ¿Entiende ahora, Comandante Lacros? — dijo el mariscal con un tono burlesco
— Gracias mariscal por la explicación, pero creo que se equivoca, subestima nuestras fuerzas antiaéreas — dijo Lacros, levantándose de la silla y abandonando la sala. Varios oficiales más, se levantaron y marcharon de la sala, siguiéndolo
— ¿Alguno más que se oponga al plan? — dijo Delma

Hao. La caida antler (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora