Escena 4.2: Revolución

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⚠️ En esta escena se describen heridas físicas producidas por violencia intrafamiliar. Si este tema es delicado para vos, te recomiendo no seguir con la lectura, yo solo cumplo con el deber de avisar.

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- ¡Paren! ¡Pido stop, pido stop!

La música clásica nostálgica se detuvo de repente. Con los brazos y las piernas envueltos en tiras de tela grisácea, y llevando puesta una corona hecha a mano, adornada con cubitos de hielo de cartón pintados con un frío celeste, Valentín (quien oficiaba como el representante de la región de la Patagonia) se levantó del suelo y miró a sus compañeros. 

- Entonces: yo en esta parte hago todo mi monólogo- explicó mientras se sacudía la ropa, recibiendo cuatro asentimientos de cabeza- Y ustedes van haciendo las poses alrededor, ¿no?

- Las imágenes, Colo- lo corrigió Cristian, ganándose una mirada rodando los ojos- ¿Qué? Los profes piden lenguaje específico.

- Bue, las imágenes- continuó el pelirrojo, hiperactivo- Yo termino con el "mis tierras son más valiosas que sus pactos sucios con extranjeros, dejen de entregarme porque no soy eterna", me caigo al suelo por la puñalada que me da el Emi, y ahí... 

- Ahí salgo yo- intervino Enzo, agachado con cierta dificultad, preparado para indicarle la acción- Miro al público con cara de orto, me paro y les digo lo del frío de la Patagonia. 

- Ay, decilo ahora, porfa, a mí me encanta tu texto- lo animó Claudio, dando pequeños saltitos. 

El morocho suspiró, sacudiendo la cabeza con una sonrisa, se puso de pie y avanzó hasta la silla que utilizaban como simulacro de espectador, mirándola con una expresión muy severa. 

- Siento el frío en mi casa, porque todos los días me demuestran con témpanos de hielo que marcan mi cuerpo. Y creo que tengo más frío todavía en esta escuela: donde nadie me hizo caso cuando hablé, donde lastimaron a mis profesores, donde me obligaron a no darle la mano a mis amigos varones. Pero a veces, solo a veces... hay rayitos de sol que aparecen por la ventana. 

Los aplausos y el griterío de sus compañeros no lo dejaron sordo de milagro, y rápidamente volvió a sentarse en una silla, rechazando los abrazos o la ronda de golpes a la que por lo general lo sometían luego de terminar una escena. Aquello fue el primer indicador para Lionel de que algo no estaba bien. 

- ¿Ehhh, por qué no, wachín?- insistió Emiliano, manteniendo su distancia por precaución- Tu texto es re jodido y es el que empieza a tirar la bomba, a mí se me pone la piel tan de gallina que nomás pienso en abrazarte. 

- Hoy no tengo ganas- balbuceó Enzo, sonriendo a medias- Estoy... contracturado por el partido de ayer. Capaz la próxima. 

"Siempre que le pregunto me dice que anda contracturado, que es por entrenar mucho..." Las palabras del relato pasado de Pablo volvieron a la mente del pujatense, y su sospecha pareció confirmarse aún más, enviando un aire helado que le revolvió las tripas. ¿Sería lo que estaba pensando? 

- Después de esto se para todo...- decía Cristian, moviéndose a lo largo del aula para demostrar sus posiciones en el espacio- Entran los chicos y se acomodan pero en stop, y nadie se mueve hasta que llega el Juli y empieza a hablar con la escena de las Malvinas y la Antártida. 

- Y después de eso empezamos a gritar y se viene la podrida final- aportó Paulo, anotando el orden en su cuaderno- O la agitada, como le dice Eva. 

- Esta agitame- replicó la castaña, tosiendo por lo bajo. 

Nunca serás mi amor [Scaimar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora