naruto x harem paz gracias al matrimonio

Parte sin título 12

Naruto estaba sentado frente al Kyuubi. Ninguno de los dos había hablado mucho desde que llegó allí. De hecho, Naruto sólo había dado algunas bromas antes de sentarse frente a una bestia con cola siempre silenciosa. Y Kurama tampoco estaba tratando de fingir sueño, sorprendentemente. Estaba sentado tan majestuosamente como podía, mirando a Naruto con tanta atención como el chico lo hacía a él. Kurama pensó que era extraño que Naruto fuera quien se negara a hablar considerando su personalidad normalmente vivaz e hiperactiva.

Pasaron minutos en silencio antes de que Kurama se exasperara demasiado y cediera. Suspirando mientras cerraba los ojos, caminó alrededor de su celda y se acostó, apoyando su barbilla en sus patas mientras lo hacía. " Está bien, kit, morderé. ¿Por qué estás aquí?"

Naruto se encogió de hombros. "¿Honestamente? Ni idea."

Si pretendía despertar su interés, entonces ciertamente logró su objetivo. "... Entonces ¿por qué estás aquí?"

Naruto suspiró explosivamente y se recostó, sosteniendo su espalda con sus brazos. "Yugito está afuera asegurándose de que me quede y hable contigo. Creo que se supone que debemos hacer un trato o algo así".

Una de las cejas de Kurama se alzó. "¿ Oh? ¿Cuáles son tus condiciones?"

"¿Mis condiciones para qué?"

"¿ El... trato que estás tratando de hacer?" Preguntó Kurama confundido.

Fue el turno de Naruto de parecer perplejo. "¿Estamos haciendo un trato?"

Kurama se sentó y se pellizcó la parte superior del hocico de la misma manera que un humano lo haría con el puente de la nariz. " Creo que sería mejor perder el tiempo en silencio y solo que contigo. Si no tienes ningún objetivo y solo buscas molestarme, entonces vete ya".

"No poder."

"¿ Y eso por qué?"

"Yugito simplemente me enviaría de vuelta."

" Entonces supongo que estamos en un punto muerto".

"Supongo que sí."

Pasaron unos minutos más con ellos mirándose el uno al otro antes de que Kurama volviera a perder la paciencia. "¿ Qué hará falta para que te vayas?"

Él se encogió de hombros. "No sé."

Kurama cerró los ojos. " Si me dieran a elegir entre lidiar con la malicia o la idiotez, tendría que considerar seriamente esa opción por tu culpa. Si no sabes lo que necesitas, entonces vete, pregunta y regresa".

"Está bien, uno: no soy idiota. Dos: sé lo que necesito para poder irme y no volver. Tres: no es posible".

"¿ Qué no es posible?"

"Un trato."

"¿ Por qué no?"

"Intentaste matarme".

La respuesta prematura de Kurama murió en su boca. Dejó escapar lentamente el aliento que se estaba acumulando en su pecho y caminó con la cabeza gacha. El tiempo era una mierda. Siempre lo fue. Le dio a tus emociones tiempo para cocerse y fermentar. Te hizo olvidar la lógica. Kurama no creía que estuviera equivocado en lo que hizo, pero tampoco creía que estuviera en lo cierto. Ya no sabía lo que era.

Los asesinatos-suicidios fallidos tendían a dar esos resultados.

Honestamente, le sorprendió que el niño no lo acusara de la razón por la que murió Gaara. Le sorprendió que no le estuvieran gritando, sino que lo miraran con una especie de pasividad desinteresada.