Capítulo Uno: Escapan

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Y allí estaba el, acostado en su cama con la mirada perdida, parecía cansando del mundo y de su gente, demacrado totalmente mientras reposaba en esa desordenada cama,llena de ropa y sin nisiquiera sabana

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Y allí estaba el, acostado en su cama con la mirada perdida, parecía cansando del mundo y de su gente, demacrado totalmente mientras reposaba en esa desordenada cama,llena de ropa y sin nisiquiera sabana.
Afuera de su cuarto solo se escuchaba una pelea, gritos y golpes que resonaban en las delgadas paredes de la casa, platos caídos y llanto... Esa era su situación y esa fue siempre su situación, el pobre no podía con su propia vida pero había Algo, algo dentro de el que le obligaba a estar vivo, le obligaba a buscar libertad y ese algo tan poderoso... Hizo que terminara convenciendo la a ella de partir.

Ella por otro lado estaba en una gran sala, blanca y marmolada, ella parecía feliz pero muy en el fondo sabía que no lo era, siempre trato de complacer a todos pero parecía que no le caía bien a nadie, ella se sentía vacía pero siempre estaba feliz, su único amigo era el... Pero ni siquiera él sabía lo que ella sufría.
La chica decidió partir con el para no dejarlo solo, siempre pensó que no tenía nada que perder, también sabía que nadie la extrañaría, pues ella era solitaria en su constante felicidad, siempre le intento ver lo bueno a todo pero en el fondo solo quería un lugar donde poder quejarse de sí mismo... Pensó que escapando lo conseguiría

 Pensó que escapando lo conseguiría

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- Ring.... Ring... - reproducía el celular de el, este lo levanto para ver qué era una llamada de su amiga, eso le causó una pequeña sonrisa antes de deslizar su mano en la fría pantalla de su teléfono y responderle a la chica, en su cansado ser esa llamada, algo en el se calentaba solo con esa llamada. No era amor, tampoco lo será, era un querer fraternal. La única chispa de felicidad que el chico sentía... Aún que sabía que esa chispa iba a ser rutinaria, pues hoy era el gran día, el día de escapar - Freddy! Ya tienes todo? Ya nos vamos? A dónde vamos? - el chico hizo un "humf" al escuchar como le llamo, le disgustaba ese nombre y solo respondía a la llamada con una voz casi dopada, como si estuviese adormecido, muy adormecido - no me llames así... Soy Fred - escucho ella al otro lado de la línea, estaba feliz, cargada con una gran mochila para campamento repleta a más no poder de ropa, peluches y... Tarros de pastillas - F-R-E-D-D-Y - dijo ella en tono de burla, solo quería tomarle el pelo un poco mientras terminaba de alistar lo poco que tenía en su habitación, un cuarto enorme y blanco que transmite una vibra... Casi eterea, fugaz hasta cierto punto pero que ella sabía que no iba a volver a sentir, pues se iría para no volver - Henrrieta... Cállate un rato, ¿si? - dijo más irritado el, el ahora conocido como Fred estaba guardando todo lo que tenía en una maleta de viaje, ropa deportiva perfectamente doblada y ordenada, una cámara de fotos polaroid, una bolsa siplock con muchas pastillas y un inhalador, eran todas las pertenencias de el, ya tenian todo listo ambos, más sin embargo a Henrrieta se le escapa una rabieta - Ya sabes que es Anri Fred! - era una clara rabieta de ella, si tono de voz era irritado pero burlón, como si exagerara su reacción para sacar una carcajada de su amigo, cosa que logro, pues el si rio ligeramente en el teléfono antes de colgarle.
Ella estaba feliz, eufórica por escapar en su cuarto color de rosas, salió del cuarto por una gran puerta blanca pero extrañamente sintió algo, sintiendo que algo le observaba la espalda.
En ese momento a la pobre chica se le hizo helada la sangre.
- Este sentimiento... Este sentimiento es extrañamente real - eso fue todo lo que pensó mientras estaba parada en el marco de la gran puerta, con miedo de mirar hacia atrás.
Se escuchó una feliz carcajada detrás de ella. Una carcajada que claramente no era humana... Pero cuando quiso voltear, ya no había nada.
La euphoria del momento se apoderó de ella.
- Qu-Que acaba de pasar? Por qué justo antes de huir? - era claro que era la primera vez que a ella le ocurría algo así, no sabía cómo reaccionar así que corrió hacia la puerta principal de su casa en los oscuros pasillos de grandes ventanales alumbrados por el gentil rose de la luz de la luna. Una casa limpia y blanca que parecía familiar para ella, poco a poco se desmorono en su cabeza por esa maldita risa... Esa risa la desquició.
"esa risa, esa risa, esa risa" era lo único en lo que podía pensar mientras abría la puerta principal y salía de su ahora antiguo hogar, se sentía melancólica y ella misma lo sabía, pero estaba deseosa por ver qué el futuro le aparecía

Aínigma: Reglas, Dioses, Sentimentalismo Y Drogas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora