7. Ahora tengo que irme.

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Era relajante pensar en la lluvia: en cómo el agua de los ríos y lagos se evaporaba, formaba nubes y era expulsada de nuevo a la tierra. Yongbok no podía evitar comparar ese proceso con su propia vida. En algún momento, caería de nuevo a su lugar de origen, como las gotas de lluvia.

A través de la ventana del autobús, podía ver las gotas de lluvia chocar con el suelo de la calle. El buen tiempo parecía haberse acabado. El sol ya se había puesto y la oscuridad reinaba la ciudad, sólo interrumpida por las farolas y las luces del interior de las tiendas y viviendas.

A Yongbok le gustaba ese lugar: la ciudad, su escuela, sus amigos… Era perfecto. Quería quedarse allí para siempre, pero sabía que no era posible. Sólo era cuestión de tiempo.

Trató de distraerse leyendo el guión. Era una historia interesante, aunque a Yongbok le resultaba demasiado cercana.

—Ahora tengo que irme —dijo para sí mismo, leyendo una frase de la última escena. Con ello rompió el silencio que reinaba en el autobús, aunque nadie pareció notarlo.

Ahora tengo que irme... Yongbok sintió un escalofrío al pensar en ello. No quería hacerlo, así que se giró hacia sus amigos y preguntó con un tono más alto:

—Hey, ¿qué tal fue? Lo hice bien, ¿cierto? —preguntó Yongbok. Su alegría se desdibujó al ver que estaban todos dormidos en sus asientos. Minho estaba atrás, entre Changbin y Jisung, mientras que Hyunjin y Jeongin ocupaban los asientos dobles paralelos a los de Yongbok, acurrucados como si no soportaran estar separados.

Ninguno de los siete se despertó, así que Yongbok se volvió a acomodar en su asiento y puso su atención en la ventana de nuevo, suspirando.

Sólo era cuestión de tiempo para que él tuviera que irse también.

·

Había pasado una semana desde el comienzo de la grabación y todo iba muy bien. Minho no podía creerse aún el giro que su vida había dado en tan poco tiempo.

Las heridas de su rostro habían empezado a desaparecer. Pasaba los recreos junto a sus nuevos dos amigos, Seungmin y Jisung. También pasaba tiempo con el resto de sus compañeros mayores, durante las grabaciones. Todos estaban muy decididos a crear una buena película y a Minho le llenaba de alegría saber que confiaban en él para lograrlo. Jisung no se cansaba de elogiar su actuación, lo que le hacía sonreír como nunca. Yongbok decía que estaba recuperando su brillo y Minho suponía que era cierto, aunque no recordara haber brillado nunca precisamente.

Quedaba por grabar la escena final. Era simple, pero esencial para que la historia tuviera un sentido. En ella, su personaje se decidía por ir a buscar a sus amigos en otros mundos. Jisung había propuesto que Changbin añadiera un efecto que enfatizara la importancia del momento: pondrían harina en el extremo de una tabla y la colocarían a modo de balancín, para que cuando Changbin pisara el otro extremo, la harina saliera disparada detrás de Minho. Parecía una tontería, pero nadie cuestionaba las ideas del director a esas alturas.

Repitieron la escena unas cuantas veces. Minho debía correr de espaldas a la cámara y agarrar la muñeca de Yongbok, con Jeongin al otro lado. Después, pronunciaría su frase:

—¡Debo ir a buscarlos!

A veces alzaba el brazo como un superhéroe, otras se limitaba a mirar a los dos chicos con decisión. A Yongbok se le cayó el zumo que tenía en la mano en una ocasión, mientras que Minho pisó la tabla de harina varias veces. Otras, el efecto no salía con la suficiente fuerza y debían repetirla. En el gimnasio sólo podía oírse la voz de Jisung gritando "corten" cada dos por tres. Minho sabía que todos empezaban a cansarse y no quería decepcionarlos, así que dio todo de sí para que la escena saliera perfecta.

El silencio que se produjo tras el último intento fue demasiado largo para Minho. No sabía si había vuelto a cometer algún error o si ya tenían la definitiva, así que se quedó inmóvil en su lugar. Tan sólo se atrevió a buscar la mirada de Yongbok, quien también parecía estar conteniendo la respiración. Por fin, Jisung dio su veredicto:

—¡Corten! ¡Buen trabajo!

Todos se relajaron. Chan bajó el micrófono con un suspiro y Hyunjin estiró la espalda tras la cámara. Minho y Yongbok se agarraron de los brazos y rieron de alivio, ante la mirada sería de Jeongin, quien parecía indiferente ante el final de la grabación. Seungmin se levantó de su asiento y empezó a felicitarlos a todos con aplausos.

Tenían la película, al fin.

·

Volvieron a reunirse unas horas después, cuando Chan y Hyunjin acabaron de pasar lo que habían grabado esa tarde al portátil del primero. Todos se apiñaron tras él, curiosos por ver la escena.

Cuando Minho se puso frente a la cámara y miró a Yongbok, justo entonces, la harina voló tras él… El efecto a cámara lenta era mejor de lo que Minho había imaginado, pues era convincente y le añadía un elemento solemne y mágico a la escena. Hacía que las palabras del personaje tuvieran más peso.

Mientras todos se felicitaban entre ellos por el resultado final, Minho atrajo a Yongbok hacia sí con el brazo y le dedicó una sonrisa sincera. Hacía tanto tiempo que no se había sentido tan feliz… Y se lo debía todo a Yongbok, por animarlo desde el inicio, por estar siempre junto a él.

—Estuviste genial —le dijo a su amigo.

Yongbok no le devolvió la sonrisa, lo cual era extraño en él. Siempre lo hacía. En esta ocasión, se limitó a asentir levemente, con la mirada fija en la pantalla. Parecía ausente al ámbito de júbilo del lugar, pero Minho no prestó demasiada atención a este detalle. No tardó en volver a unirse a la alegría grupal. Todos le estaban elogiando… Minho nunca se había sentido tan querido. ¿Era esto lo que siempre había estado buscando, la conexión con otras personas? ¿Ser visto, pertenecer a algún lugar?

Estaba tan absorto en su propia felicidad que no notó a Yongbok marcharse.

I know the end | SKZFLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora