Todos se encontraban en la sala, algunos estaban jugando mientras Donald probaba su nuevo aparato mientras Tasha hablaba por teléfono con su madre. Aunque ninguno tenía en cuenta lo que ocurría sobre la mesa de cristal que formaba un costoso comedor en aquella casa.
Unas pequeñas nubes color morado con verde empezaron a formarse mientras unos rayos naranjas lo rodeaban. No era una mini-tormenta que se generaba por algún aparato que Davenport guardaba en su laboratorio, lugar donde dormían sus hijos adoptivos, sino que era algo un poco pero a lo normal.
Poco a poco, estas nubes empezaron a elevarse más y expandirse más hasta formas un gran círculo sobre está con un agujero color negro dentro de su interior.
—Mamá, te llamo luego —pronunció Tasha colgando el teléfono al ver lo que ocurría—. Donald, ¿qué está pasando? —le preguntó al adulto.
Todos dirigieron su mirada hacia el agujero de inmediato mientras algunos rayos impactan contra el comedor, haciendo que este comenzará a congelarse poco a poco. Pero una vez que Chase y Donald trataron de descifrar lo que ocurría con ayuda de unos aparatos especiales y no obtener ninguna respuesta lógica, Chase recordó lo que habían vivido durante una de sus misiones pasadas.
—Chicos, esas nubes están formando un portal —comunicó el tercero de aquellos hermanos.
—Es un portal multiversal, ¿cierto? —trató de adivinar viendo a Chase asentir con cierta preocupación.
—¡Genial! —exclamó Adam—. Al fin podré saber si soy más fuerte que esa chica del brazo de metal —pronunció emocionado, pero Leo los había alcanzado a escuchar y trato de acercarse a ellos para saber lo que ocurría, pero era demasiado tarde.
Unos gritos intensos empezaron a salir del portal, volviéndose cada vez más fuertes y cercanos.
Hasta que cayeron dos personas sobre el comedor, rompiéndolo por completo y haciendo que el portal se cierre dejando a ambas personas tiradas en el suelo, sacando quejidos, jadeos y gemidos de dolor ante los cristales pequeños clavándose en su cuerpo.
—Dejennos ayudarlos —murmuró Chase mientras mientras se acercaba a uno de los que se encontraban en el piso y ayudarle a levantarse del suelo mientras trata de sostenerlo por un brazo para evitar que vuelva a caer.
Esta era una chica, delgada, de cabello negro y piel morena tan bonita que todos la envidiarían. Llevaba puesta una playera de manga corta negra, son una capucha negra, unos pantalones un poco holgados negros con bolsas a los costados de las piernas y unas botas negras que no hacen nada de ruido a pesar de estar pisando los cristales rotos.
Adam y Bree ayudaron a la otra persona, dejando notoria su altura y complexión física.
Este era un chico de cabello rubio, piel extrañamente blanca, alto y delgado pero en forma. Trae puesta la misma vestimenta que la chica, playera de manga corta negra, capucha negra, pantalón negro y botas negras que, de igual forma, tampoco hacían ruido al caminar por los vidrios rotos del piso.
Aunque había algo distintivo en ellos: el rubio tenía un mechón de cabello color verde y la morena tenía un mechón de cabello color naranja.
—¿Están bien? —le preguntó Chase al par mientras se encontraban sentados en la isla de la cocina.
Ellos asintieron aún sin levantar sus rostros, no podían ver cómo se encontraban de la cara en ese momento o se asustarían demasiado por su estado. Respiraban de forma un tanto agitada mientras Bree iba por un poco de alcohol, algodón, vendas y cinta para evitar que las vendas se caigan.
Una vez que las encontró, se las entregó a Chase para que pudiera empezar a trabajar con ambos chicos. Era el más sensato y tranquilo del lugar, además de que el primo/amigo del rubio le había enseñado todo lo que habían padecido cuando estaban secuestrados.
—Dejame revisaste un poco —le pidió a la chica inclinándose para poder empezar a limpiar unas cuantas heridas—. Bree, necesito que traigas unas pinzas y un pequeño contenedor metálico para sacar los vidrios de su piel —le pidio sintiendo una ráfaga de viento a su lado para alejarse.
Y, de nuevo, le entregó los artículos para poder sacar los pequeños trozos de cristal de su rostro.
Por otro lado, Leo, Tasha y Donald se les quedaban viendo con impresión y confusión al mismo tiempo pues nunca los habían visto tan preocupados y serviciales con alguien como lo están siendo con aquellos dos.
—Super D, esto ya no es normal —susurró Leo hacia su padrastro—, Chase le está curando la cara a la chica sin temblar como un Chihuahua asustado.
—Cielo, diles algo, están demasiado cerca de esos desconocidos y no me dan confianza —comentó Tasha hacia su esposo, haciendo que él ceda y se acerque a sus hijos para hablarles.
—Chicos, sé que están entretenidos ayudando a los chicos, pero necesito que- —empezó a hablar para alejarlos de ellos, pero fue interrumpido por su propio hijo.
—Un segundo, señor Davenport, estoy tratando de sacar un pequeño trozo de cristal del rostro de esta chica —le pidió estando totalmente concentrado en ello—. Listo —murmuró colocando el pequeño trozo en el recipiente de metal—, ahora te lo voy a limpiar y a cerrar con el pegamento, Vane —informó escuchándola de acuerdo con lo que le decía.
Una vez que logro ponerle aquel pegamento especial, se alejó de ella y se acercó al rubio para comenzar a hacer lo mismo que con su compañera.
—Chase, esto es serio —recriminó Donald al ver cómo lo ignoraba olímpicamente y seguía sacando vidrios de la piel de esos chicos que desconocía.
—Lo sé, señor Davenport —respondió el castaño—, el cristal es más difícil de extraer de la piel de Dylan que en la de Vanessa —expresó mostrando la dificultad de su pequeño trabajo.
—No, Chase, no me refiero a eso —contestó el mayor—. Espera, ¿les pusiste nombres? —indagó totalmente sorprendido—. Lo esperaría de Leo o de Adam, pero ¿de tí? Jamás.
—Yo no les puse nombres, así se llaman —informó el castaño sacándole el último vidrio de la cara—. Listo, este es el último, tu piel es más dura de lo que pensaba —comentó recibiendo una sonrisa sarcástica por parte del rubio.
—Mucho gusto, señor Davenport —pronunció la morena parándose frente a él y extendiendo su mano para estrecharla—. Soy Vanessa Trejo-Cranger y él es mi hermano adoptivo, Dylan Cranger —se presentó sintiendo la mano del hombre tomar la suya y observando duda en su rostro.
Esto era nuevo.
Y no tenía idea de cómo lidiar con ello.
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Otro Mundo más [Parallel #2]
Fiksi PenggemarDos chicos que son amigos/hermanos llegan a un mundo sorprendentemente extraño para ellos dos. Aunque ninguna de las personas que están en ese mundo son normales. Sobretodo ellos. ╔════════════════╗ Segundo libro de la saga P...