LA PROMESA INCUMPLIDA

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en una tarde soleada en Konoha, Minato Namikaze se encontraba entrenando en solitario en los campos de la aldea. Mientras perfeccionaba sus habilidades, notó a lo lejos a una joven de cabello oscuro y ojos penetrantes, una nueva estudiante de la academia ninja llamada Aimi.

Aimi había estado observando a Minato entrenar con admiración, y finalmente, se acercó con timidez.

Aimi: "Eres Minato Namikaze, ¿verdad? El famoso Cuarto Hokage."

Minato sonrió con modestia.

Minato: "Sí, ese soy yo. ¿Y tú eres...?"

Aimi: "Soy Aimi. Acabo de graduarme de la academia y quería conocerte. Dicen que eres el ninja más fuerte de Konoha."

Minato rió ligeramente.

Minato: "Bueno, es un honor conocerte, Aimi. ¿Te gustaría entrenar juntos?"

Aimi asintió emocionada, y así comenzó una amistad que floreció entre entrenamientos y charlas sobre sus sueños y aspiraciones.

Con el tiempo, Aimi reveló que tenía un sueño especial: convertirse en una kunoichi de élite. Minato, impresionado por su dedicación, le prometió ayudarla a alcanzar su meta.

Minato: "Te entrenaré personalmente, Aimi. Juntos, alcanzaremos nuevas alturas."

Aimi: "¡Gracias, Minato-sensei! Haré mi mejor esfuerzo."

Los días se convirtieron en semanas, y las habilidades de Aimi mejoraron a pasos agigantados bajo la tutela de Minato. Sin embargo, en una misión peligrosa, las cosas tomaron un giro inesperado.

Durante la misión, Aimi resultó gravemente herida al proteger a Minato de un ataque sorpresa. Minato, con angustia en sus ojos, la llevó de vuelta a Konoha para recibir tratamiento médico.

Aimi, recuperándose en la enfermería, miró a Minato con determinación.

Aimi: "Minato-sensei, no puedo defraudarte. Necesito seguir entrenando, necesito ser fuerte."

Minato, apoyándola, prometió seguir ayudándola en su recuperación.

Minato: "No te preocupes, Aimi. Estaré a tu lado en cada paso del camino."

La recuperación fue lenta pero constante. Minato y Aimi entrenaron juntos, fortaleciendo no solo el cuerpo de Aimi, sino también su espíritu.

Finalmente, un día soleado, Aimi estaba de pie, lista para retomar su entrenamiento.

Aimi: "Gracias, Minato-sensei. No cumplí la promesa de ser fuerte, pero ahora lo haré."

Minato sonrió con orgullo.

Minato: "La verdadera fuerza no solo viene del cuerpo, sino del espíritu. Y tu espíritu, Aimi, es inquebrantable."

Juntos, maestro y estudiante, se prepararon para nuevos desafíos, decididos a superar cualquier adversidad que se interpusiera en su camino. Y así, la promesa que una vez estuvo en peligro de incumplirse, se reafirmó más fuerte que nunca.

Minato y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora