Imagine (8)

174 10 5
                                    

-pues me gusta mucho como tenéis esto....Tiene muchas posibilidades, y es acogedor- dije mirando al rededor, ligeramente apoyada en el mostrador central.
-cierto querida... Y eso que cuando lo alquilamos decían que era parte del "pasillo de la muerte"- dijo con un tono dramáticamente tétrico.
-"el rincón de la muerte?" - pregunte incrédula, esperando algún tipo de historia de fantasmas por su parte
-si, ya sabes cielo, eso que dicen que por aquí no pasa nadie-
-ah- suspiré exageradamente aliviada
-ya pensé que se trataba de fantasmas...- hice un esto como intentando simular uno
-bueno, de echo antiguamente había un viejo hospital de campaña aquí, durante la guerra...-interrumpió el rubio, hablando con voz de erudito....
-oh, querido, no empieces con tus estupideces sobre los sitios encantados....- dijo Fred callando lo
-no son solo de sitios encantados, es historia del lugar, no tienes idea-
Roger cogió un montón de ropa en perchas y se las cargo al hombro,
-pues aburres, cielo- dijo terminando de doblar unas prendas en el mostrador, yo le ayudaba.
Roger resoplo poniendo los ojos en blanco con cara de resignación, mientras iba hacia los burros con la ropa al hombro
-pues en realidad, a mi me parecen interesante esas cosas, a mi también me gusta saber la historia de los sitios...- dije distraídamente, terminando de colocar un montón, en donde solo habían prendas dobladas de color granate
-por fin alguien me entiende...Es un alivio- el rubio se giró y me guiñó un ojo pícaramente, a lo que yo, sonreí haciéndome la dura en plan "no me importa"....
Pero joder, que bueno estaba!
De repente Freddie fue corriendo en dirección del rubio, gritando como una loca
-maldita rubia daltónica!- exclamó haciendo un esto muy exagerado, que hizo que el rubio tirase las prendas al suelo
-pero que estas haciendo?- dijo el moreno quitándole lo que parecía una camisa de chorreras con lurex, de la mano, mientras el pobre rubio, recogía las prendas del suelo.
-pero que te pasa ahora, maldita loca, exagerada!?- gruñó el rubio
-lo estas desordenado todo!- hizo un gesto de desesperacion muy exagerado el moreno,
Yo alucinaba viéndolo todo impecable, y aguantándome la risa como pude...
-oh cielos, no te puedo dejar solo, un solo momento...- negó Freddie exagerando con la cabeza de un lado a otro, colocando las prendas, debidamente por tamaños y color.
El rubio me miro a espaldas de Freddie, bromeando con migo mientras le hacia un un cómico gesto de "lo ahorco", que yo respondí riéndome, por lo bajo, como si fuéramos dos chiquillos haciendo trastadas a espaldas del profesor, parecía haber una chispa de química.
-Silver, cielo... Nos vamos a ir yendo ya, que "El Niño", cuando hay chicas bonitas de por medio, se nos despista...-
Roger clavo una mirada fulminante a su amigo.
Freddie le ignoro soberanamente y trajo mi abrigo, mi bolso y mi sombrero, y me los ofreció, cual caballero me ayudo a ponerme mi abrigo de pelo rosa, y fue en post del suyo.
Cuando fui a colocarme el sombrero. , recordé el viento
- te importa si dejo el sombrero aquí?, no quisiera volver a perderlo...-
Dije dejándolo sobre el Mostrador
-por su puesto querida, pero te advierto que quizás Roger lo venda... Como hizo con mi chaqueta..- miro deliberadamente al rubio con ojos acusadores.
-ohhhhjj- exclamo el rubio, con una cómica, acentuada y afeminada indignación....
-perdone el señorito, "el trasporte publico no tiene glamour"- imito el
Rubio cómicamente a Fred,
-oh, cielos... parecéis una pareja de maricas locas!- interrumpí entre risas cómicamente, cuando oí gruñir a Freddie, una serie de improperios a su amigo.... Eso si, todo "con cariño".
-puedes estar tranquila, que no venderé tu Sombrero- me contesto el rubio, con un tono dulce tratando de sonar tranquilizador y su maravillosa sonrisa,
-en realidad, si lo haces, no será el fin del mundo, cielo- dije mirándole a los ojos, vale si... Le puse mi mejor pose de "ojitos disimulados"
-seria la primera venta de uno de mis diseños- me alce un poco de puntillas y le bese en la mejilla.
Su reacción, fue cuanto menos inesperada.... Se sonrojo.
-nosotros nos vamos- hablo Freddie intentando solventar "el trago" a su amigo
-me ha encantado conocerte Roger- sonreí al rubio diciendo adiós con la mano, mientras Freddie me acompañaba al lado, con la mano, paternalmente en la espalda, abriéndome la puerta de manera caballerosa.
-volveré después por el sombrero- dije mirando hacia atrás, por encima de mi hombro.
-hasta luego querido, vende mucho, y por amor de Dios, procura no destartalarlo todo, por favor- Fred cerro la puerta tras el, con un amanerado gesto de resignación.
Roger puso los dedos en la sien, a modo de pistola, he hizo el gesto de "me pego un tiro" con un nudo "bom" detrás del cristal, bromeando con migo, mientras yo seguía mirando.
Luego me regalo otra de sus sonrisas, "soy muy mágico y lo se", esta vez, le devolví la misma sonrisa a el, y volví la mirada al frente, riendo, ante la atenta mirada fraternal de Freddie.
------
Salimos del Market a la calle.
-habéis congeniado bien la rubia y tu- hablaba Fred sonriente,
-si, se ve majo- dije sin entrar en muchas explicaciones, en parte para disimular, que me había gustado.... Por que a mi se me nota en seguida
-siempre he congeniado bien con los putones...- dijo con ironía. Freddie rió.
-creo que le gustas- dijo despreocupadamente
Tiene pinta que le gustan todas... Peor eso no lo dije en alto, no quería ofender a Freddie. Así que quede sonriendo en silencio.
-bien querida niña, ya visitaste Kensigton?- preguntó poniendo sus brazos en jarras
-pues, no pude resistir entrar a BiBa.... Pero, no, no mucho mas-
-bien pues, cielo, deja que tu Fred, te ponga al día- dijo ofreciéndome su brazo cual caballero, y yo me agarre a el, ese gesto empezaba a ser una costumbre entre nosotros, que no me desagrada lo más mínimo.
-esto, querida mía, es mi hogar, conozco cada rincón... Y nada mejor, para mi pequeña, que el mejor guía de todo Londres!- dijo con gran seguridad en si mismo.
Nos pusimos en marcha, en dirección norte, dejando atrás, el Market y BiBa, girando a un pequeño callejón a la derecha.
-el centro neurálgico, es BiBa, o el Market, pero.... Esta calle contiene secretos, un tipo de magia especial...- hablo mostrándome la calle cual domador de circo.
-y cariño, vas a tener el gran placer de probar las mejores tostadas francesas de todo Londres!- dijo Freddie teatralmente, llevándome a cruzar la calle.
Al lado de la iglesia, en el edificio de al lado, debajo de unos árboles que empezaban a ponerse de colores ocres y rojizos, había una cafetería muy mona, con grande vitrinas enmarcadas en madera oscura, por las que colgaban un montón de macetas de terracota llenas de florecillas y plantas.
En la puerta había una mesa pegada a la gran vitrina de cristal, y dos sillas, que parecía que alguien se había traído de su propia casa, pegada a la pequeña puerta, de cristal, abierta había una pizarra de pie en el suelo, apoyada en la pared del edificio contiguo, que ponía un párrafo de un poema, de alguien que no conocía.
Estamos por la puerta, donde había una escalera, que bajaba a un subterráneo, en donde estaba la cafetería.
Una barra a la derecha, de manera oscura y racholas blancas con motivos de flores de diseño folklore.
De el techo caían un montón de macetas en redecillas de croché, y algunas lámparas, echas de latón, parecían echas a mano, en la pared del fondo todo de lucecitas blancas, como enredaderas... Sobre una pared de ladrillos rojos, en las que había un montón de réplicas de cuadros de monet, y matisse.
Unos sofás, de piel granate y sillones con mesas redondas y taburetes de metal, y por cada pared había una estantería de madera llena de libros...
En la barra había una chica, muy exuberante, con el pelo de color rojo, una camisa de volantes de color amarillo y un delantal negro.
-oh cielo santo, Fredd! Esto es..... Una maravilla!- dije maravillada mirando al rededor
Freddie sonrió
-y querida, no solo sus tostadas francesas son las mejores, escucha-
Agudice el oído, y sonaba la Traviatta...
-madre mía Freddie...- no tenía palabras
-vamos a tomar asiento, cielo-
Me aparto uno de los sillones cercanos y me ofreció asiento, caballeroso, me senté y sonreí a Fred con agradecimiento.
Me quite el bolso por la cabeza y lo deje en mi regazo, y mi abrigo, dejándolo a un lado del asiento, mientras miraba a todo mi alrededor, alucinando con aquella cafetería que parecía, un viejo café francés de los años cuarenta, un café de poetas!
-parece un viejo café francés, de esos donde se reunían lo poetas y pintores!-
-imagine que te gustaría cielo, a mi también me encanta, pensé lo mismo que tu la primera vez que entre!-
Mire a Fred sonriendo,
-parece mentira, es como.... Si me, conocieses de siempre!-
-si, es curioso cielo, yo también lo creo-
Acentuó Fred.
-desde que te vi "peleando" con la vieja buitre de Mildret, supe, que en ti había algo especial... Eres como, bueno no se explicarlo bien, pero me veo bastante reflejado en ti.
Puedo confiar en ti, y eso querida niña mía, no es algo que ocurra muy a menudo-
Lo cierto, es que no necesitaba mas "explicaciones" pues yo sentía algo así por el, no era nada... Sexual, nada amoroso... No se explicarlo bien, pero me sentía bien con ese chico, me sentía yo misma, y a la vez es familiar.
La camarera exuberante se acercó a nosotros,
-buenos días Fresdie!- exclamó de manera muy alegre y con voz chillona
-vaya! Menuda preciosidad traes hoy contigo, muñeco!-
Freddie sonrió
-hola querida, es mi dulce niña: Silver- presumió Freddie
-hola- dije saludando con la mano y una generosa sonrisa
-encantada cielo, yo soy Angie- dijo la camarera con gran desparpajo sonriente
-que os apetece tomar?- dijo sacando su libreta y bolígrafo de su mandil negro.
-una par de tus maravillosas tostadas francesas, querida, y para mi un te, con leche y mucho azúcar- Fred me miro
-y tu, cariño?-
-otro te igual, gracias- sonreí a Fred y a la camarera.
-que tal despertaste hoy, cielo?, espero no te regañase Mildret-
-que va, llegue a tiempo, menuda señora, je je-
-oh! Esa mujer es como un buitre vigilante, Querida, siempre a la espera de carroña fresca!- exclamó
-pues a ti te adora, cielo, te puso ojitos y todo!- hice una burla de los ojitos de Mildret, exagerando.
-bueno, cielo, uno usa sus encantos cuando es necesario, sabes?- dijo guiándome un ojo, a modo de "coqueteo de broma"
-oh Fred!-me puse una mano sobre el pecho, haciéndome la soprendida
-eres terrible!- hice como si me desmallase, cual damisela victoriana.
Ambos reímos escandalosamente.
Continuamos charlando de la zona de kensington, de la gente de allí, de ópera y teatro, arte y poesía, mientras desayunábamos esas maravillosas tostadas francesas en ese encantador rincón de artistas, y después de todo... Eso mismo nos definía bien, artistas!

Tenemet Funter (Diaries of a dream)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora