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Bas empezaba a comerle los nervios con esa manía de cliquear insistentemente a lapicera. Tic, tic, tic, tic-tic. ¿Estaba haciendo jodida música? Era molesto, en serio. Build lograba a duras penas sentarse a estudiar ocho horas por día, y no necesitaba a Payno haciendo la tarea más difícil.

—Corta con eso, Bas, ¿quieres? —dijo Bible mientras se acercaba a la mesa con dos tazas de café—. Me estabas poniendo nervioso a mí y estaba en la cocina.

—Lo siento, Bible. No lo noté —dijo Bas y dejó la lapicera sobre la mesa. Cuando tomó la taza y notó los malvaviscos flotando, no pudo evitar sonreír—. Heeey, gracias. ¡Qué detalle!

Bible se encogió de hombros mientras le daba la taza que le correspondía a Build.

—Quedaron malvaviscos de las fiestas; pensé: ¿por qué no ahora?

Build dibujó un gracias con los labios, mientras tomaba la taza. Sus dedos estaban fríos y duros, más por llevar horas escribiendo apuntes y otras tonterías igualmente aburridas, que por el clima.

—Eres genial, Bibie. En serio —sentenció y bebió un primer sorbo que se sintió genial. A decir verdad, le daba más ganas de tirarse en el sillón a ver alguna pelócula que de seguir estudiando, pero era lógico: por más que tomara litros de café, llevaba horas con esa tarea y sólo quería ir a la cama.

Malditos profesores con sus malditos trabajos prácticos y sus malditas fechas irracionales de entrega.

—Y pensar que tú no querías que los comprara —dijo Bible, y reposó la mano en su hombro. Build bebió otro sorbo y se echó más atrás en la silla, y sintió la caricia de Bible anidar en su cuello.

—Por eso tú tomas las decisiones del hogar.

Bas ocultó la sonrisa debajo de su taza, y Build pensó que eso significaba que no diría lo que fuera que estaba pensando, pero se equivocó.

—Un día de estos me llegará la invitación a su boda por correo y, honestamente, no estaré sorprendido.

Bible rió y le pellizcó el cuello a Build antes de alejarse un poco, y bromear:

—Vamos, Bas. Serás el padrino, te avisaremos antes de enviar las invitaciones.

Bas puso los ojos en blanco y bebió de nuevo, y Build sólo exageró una risa, para ocultar el gesto suave que Bible le había dibujado en su rostro, y se encogió de hombros.

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Cuando Bas se fue, una hora y media más tarde, Bible estaba a punto de preparar la cena. Al verlo entrar por la cocina, le sonrió, y Build sabía lo que estaba pensando, porque él estaba pensando lo mismo.

Que lo extrañaba, que extrañaba su cuerpo. Que extrañaba estar con él, de ese modo que se sentía tan rico. Build extrañaba eso también, pero sobre todo extrañaba la calma de la compañía de Bible, la convivencia sin prisas, el silencio que entre ellos era tan tibio y bonito.

Sonrió suavemente y el gesto se transformó en un bostezo.

—Estaba pensando —dijo, mientras se refregaba los ojos—, que en vez de cena podríamos llevar unas cervezas al balcón —Los ojos de Bible se abrieron sorprendidos y la sonrisa se ensanchó aún un poco más—. La noche está bonita.

—Eso suena genial —respondió y guardó los vegetales que acababa de preparar para cocinar.

Las cervezas estaban frías, pero antes de salir al balcón, Bible había puesto una segunda tanda en el congelador para sacarlas heladas la próxima vez. Ahora, ambas botellas transpiraban junto al barandal, entibiándose con tanta pereza como ellos.

Bonito para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora