Luna nueva

5 0 0
                                    

Luna nueva

La gente poco a poco comenzó a dejar de mirar al joven que acompañaba al Hokage para todos lados. Pero aun así, los rumores eran descabellados.

Había gente que decía que era un demonio que estaba dominando a su líder, y que tarde o temprano acabaría con la reconstruida paz de la aldea. Otros más osados aseguraban que era amante del Hokage, pero esa "absurda" teoría fue desmentida en ese mismo momento por el mismo Minato que había escuchado el comentario. Había anunciado como lo había salvado el joven y que él, en devolución al favor recibido, lo ayudaría en el cuidado de su bebé. Ahora todo el mundo se limitaba a mirarlos de reojo cuando abandonaban la oficina del rubio y caminaban en dirección a la casa que compartían con los bebés en brazos. Tal como lo hacían ahora.

-No entiendo como no dejan de mirarnos.

-Oh vamos, no te molestes por algo tan vago Se-chan.

-¡Ya te dije que no me llames así! -Le chilló, para no llamar más la atención de lo que lo hacía.

-¿Por qué? Si te queda perfecto.

No había cosa que le agradara más a Minato que tratar de sacar de sus casillas al peli-blanco

Sesshoumaru no volvió a molestarse en regañar al rubio. Parecía que entre más lo retaba más se regocijaba el muy maldito.

Los bebés por su parte se divertían por las discusiones de los mayores y gorgoteaban cada vez que ellos empezaban una nueva disputa.

Llegaron a la casa y Minato prefirió ni siquiera prender la luz de la sala. Sabía de antemano que estaba echa un desastre, por lo que entre penumbras se dirigió a la habitación de los bebés y dejó a Naruto en una de las cunas. Sesshoumaru llegó tras él e hizo lo mismo con Inuyasha, dejándolo en la cuna de al lado.

-Se-chan, me voy a duchar primero ¿Puedes vigilar a los bebés? -Como era de esperar sólo recibió un bufido- interpretaré eso como un sí -dijo divertido y se dirigió a la ducha.

Sesshoumaru se quedó en la habitación de los niños y vio como la luz iluminaba sus caritas. Pero algo llamó su atención. Su hermano parecía verse más infantil de lo que normalmente se veía y, aunque la luz de la noche lo iluminaba, parecía más oscuro. Se acercó rápidamente y se aterró por un segundo.

-Lo había olvidado.

Tomó al bebé en brazos y este lo miraba fijamente estirando sus manitas para agarrar un mechón de su cabello, pero el joven fue más rápido y puso el pelo tras su puntiaguda oreja, logrando que el bebé comenzara a hacer puchero.

-Ah no, no te pondrás a...

Pero ya era demasiado tarde. El bebé Inuyasha se había puesto a llorar al ver que le quitaban su fuente de distracción.

Sesshoumaru sólo negó al cielo y comenzó a mecerlo como había visto hacer a Minato. Justo en ese momento el rubio entro rápidamente en la habitación al escuchar el llanto del bebé y sólo traía una toalla amarada a la cintura.

Sesshoumaru lo vio en el umbral y tuvo que darse vuelta al sentir aquella puntada en el vientre que había sentido hace unos días y que se negaba rotundamente a reconocer como originada por el rubio.

-¿Qué le pasó? -preguntó al ver cómo le quitaban al bebé de su alcance de vista.

Se acercó y miró sobre el hombro del joven, sin importarle absolutamente nada lo que el chico estuviera sintiendo en esos momentos.

-Wow, tiene el cabello negro.

-Sí, hoy hay luna llena y eso afecta su sangre demoníaca, anulándola momentáneamente, por lo que por esta noche, será completamente humano.

-Interesante.

Vieron como los dos bebés se quedaban completamente dormidos y se acurrucaban para diferentes lados.

Minato sintió un escalofrió y se dirigió a la salida, para terminar su ducha.

Sesshoumaru lo vio salir, pero no dijo nada. Aún era joven y no era muy capaz de controlar sus instintos, pero de algo estaba seguro, debía aprovechar la noche que los bebés dormirían completamente tranquilos.


TBC...

Dame tu amor y otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora