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¿Estas loco?, No, no puedo estar allá por 2 meses.. si.. entiéndelo no puedo dejar a mi esposa sola.. esta bien.. iré para allá.. si adiósle escuche colgar, después sus pasos sonaron en las escaleras.

Me apresuré a levantarme y correr al baño poniendo llave sin pensarlo.

—¿____ donde estas?ahora sonaba en la habitación.

—En el baño Andrew —eleve solo un poco la voz.

Espere unos segundos por su respuesta la cual no llego, aún así no saldría aún. Abrí el grifo del agua caliente y me despoje de la ropa.

La sensación relajó parte de mis músculos y causó ardor en los hematomas sobre mi cuerpo, los más dolorosos los cargaba en la espalda. Resbale por la pared lentamente hasta sentir la piel de mis muslos tocar el mármol de la regadera. La punzada e incomodes en la entrepierna me recordó que hace dos días atrás Andrew me había tomado a la fuerza, otra vez.

Talle mi cuerpo tratando de borrar el amargo recuerdo de esa noche, al imposible.

Después de unos minutos, cerré el grifo y me envolví en la toalla lista para salir. Abrí lentamente la puerta, no había rastro alguno de él, salí y me cambie rápidamente con ropa larga para ocultar parte de mis heridas.

Acercándome al espejo, noté el moretón en mi ojo derecho, el labio roto y en parte morado debido a la sangre coagulada, varios chupetónes en el cuello, y la mejilla roja.

—Mañana será un moretónsuspire. Toque la zona roja, aún dolía.

—¡____ porque no está echo el maldito desayuno!pegue un salto en mi lugar. Me apresure a correr escaleras abajo, estaba recargado en el marco de la cocina, observándome de brazos cruzados.

—Lo siento Andymi voz era apenas un hilo, no quería dar un paso en falso.

—¿Crees que con un "lo siento" te perdonare?dijo haciendo comillas.

—No, es mi culpa lo sé, pero si quieres te preparo algo rápido —ofrecí caminando a la cocina. Grave error.

—No, mejor te enseño a que todas las mañanas debes tener el desayuno listose acercó acorralándome con ambos brazos a cada lado de mi cuerpo en la barra, mientras su rostro se encontraba a centímetros del mío al momento de hablar.

El sonido de la hebilla me altero, vi su brazo alzado con el cinturón en mano, lo empuje y el primer golpe azoto en mi cara. Caí al suelo agarrando mi mejilla, ardía demasiado. Levanté la vista y su mirada desde arriba me hicieron encogerme en mi lugar. Solo me quedaba implorar y que el tuviese compasión.

—A.. andy, en..enserio lo sien..to mucho, porfavor ya no me golpeesel nudo en mi garganta ni siquiera me permitía espetar.

¿Crees que me importa? carcajeó —estas muy equivocada nena —después de eso me dejo caer el cinturón.

Esto.. es.. para.. que.. aprendas.. a.. no.. ser.. una.. inútil no había una sola parte de mi cuerpo, que no fuese golpeada en ese instante, toda yo, víctima de los azotes propinados paulatinamente después de cada palabra.

Los golpes caían hasta en las zonas más sensibles sin importarle darme en la cara reiteradas veces. Agradecí que parara por un momento, me sentía débil más de lo que estaba al despertar, pero aún no acababa y yo lo sabia. Conocía a Andrew como la palma de mi lastimada mano.

Y por si no fuera poco.

—¡Esto también es para que no andes de descarada, maldita perra infiel! —un nuevo golpe con más intensidad que los anteriores y dos patadas directas al estómago. Tomándome por el cabello y haciéndome verlo a la cara, lanzó un último puño cerrado a mi rostro, poco después el tan reconocido líquido carmesí mancho todo a su paso, de última me aventó en la barra.

Los pasos volvieron a hacer eco en dirección a la puerta y el portazo hizo retumbar las ventanas.

Fue cuando pude soltar todas las lágrimas retenidas, mi vista y respiración empezaron a ser pesadas, mis piernas comenzaron a debilitarse sin poder sostener mi peso y todo giro, al final mí cuerpo colapsó, me solté de la barra y mi cabeza golpeó contra el suelo, haciéndome perder la conciencia.

Casada Con La Bestia  |Andy Biersack y Tu| Eliminada próximamente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora