Casada Con La Bestia |Andy Biersack y Tu| Eliminada próximamente.

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—Pues, me encontraba en el restaurante Hattans con Jeremy, me había invitado a cenarla. Le dije que iría al baño, pase por la parte reservada y por curiosidad mire a las parejas que se encontraban ahí.  Andrew estaba con una tipa que parecía ver sacado de los bajos barrios, lo escuche decir que habían discutido y que te había golpeado otra vez.

Apreté los puños de puro coraje, ¿con tanto orgullo le contaba a esa mujer lo que me hacía?.

—____, ¿porque nunca me habías contado nada de eso?, se supone que soy tu mejor amiga —Era notaría la decepción en su voz. Ella pudo haberme ayudado.

—Lo siento Kathe, no podía decirlo, ni siquiera mi madre lo sabe —dije bajando la mirada y ella me miro sorprendida.

—¿Porque? —el enojo en sus palabras causaba que me sintiera mal.

—Porque no puedo, no es fácil. Aún lo amo —dije susurrando lo último.

—¿Desde cuando? —pregunto. La mire confundida y ella estaba seria.

—¿Como? —pregunte.

—¿Desde cuando empezó.. esto? — me señaló completamente.

Estamos juntas desde preparatoria y se que no quiere gritarme, no podrá contenerse... y yo tampoco.

—Un año —susurre.

—¿Que tienes en la cabeza?, ¡____ esto está muy mal, debiste decirlo!.

—¡No podía de acuerdo, no podía, tengo miedo! —las lágrimas volvieron a surgir empapando mis mejillas.

—¿¡Como pudiste permitirlo!? —sacudió mis hombros.

—No lo se, todo paso tan rápido, estábamos tan bien y al segundo me estaba golpeando, no podía hacer nada, no podía impedirlo, y tengo la esperanza que todo sea como antes si lo hago cambiar —dije llorando.

—Claro que podías, entiéndelo, él ya no es el de antes, date cuenta de una vez, te golpea, abusa de ti, te engaña.. —bufo —¿y amor?, el no siente eso por ti, nunca se lastima quien se ama, no puedes seguirlo permitiendo, ¡tienes que alejarte de el!.

—No puedo.

—¡Tienes que, no te estoy preguntando! —grito —Es por tu bien, eres mi mejor amiga, no quiero perderte, y que la próxima vez que te vea sea en un ataúd —soltó con desespero las últimas palabras, acompañadas de un sollozo lastimero.

—Pero..

—Porfavor, recapacita —rogó con la voz rota.

—Es que no.. no puedo porque yo..

—¿Tu.. que?.

—Tengo miedo —solté.

—¿De que te golpee otra vez? —Asentí.

—Entonces veté lejos, desaste de el, dile a tu madre, denúncialo, pero haz algo por ti —negué —¿¡Porque quieres seguir con esa bestia!? —explotó.

—¡Porque yo amo a esa bestia!.