Casada Con La Bestia |Andy Biersack y Tu| Eliminada próximamente.

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En ese instante sentí el tiempo correr más lento. Mi corazón estrujarse y mi alma rota, desolada.

El aire saliendo de mis pulmones por un golpe en seco y mi cuerpo caer en el suelo, mi vida estaba completamente acabada... sólo queda esperar que me diera fin.

—¿¡Pensaste que te librarías de mi!? —el grito de resonó en las paredes.

Estaba sin moverme del suelo y nisiquiera me inmuté en responderle. No estaba consciente de lo que él me haría.

Se acercó a mi, tomándome por el brazo y jalándome de un tirón. Estaba asustada y eso mismo me dejó en shock, hasta que su puño golpeo mi mejilla ya amoratada. El primer golpe de está noche. Y no será el último.

—¿Sabes una cosa cariño? —me tenía acorralada en la pared. Solo negué.

—¿No?, entonces te la haré saber.

Me tomo por el cuello llevándome escaleras arriba, intentaba con el mínimo atisibo de fuerza para tratar de quitarme sus manos, pero cada que lo hacia el apretaba más fuerte.

Estando frente a la habitación, la abrió de una patada, y me lanzó sobre la cama. Colocó el seguro y se acercó a mi.

El temor era bastante que me arrastraba hacia atrás para alejarme de él, aún sabiendo que no serviría de nada. Me tomo por el cabello y me arrastro hasta el baño.

Sin soltarme, hundió mi cabeza en la bañera, tratando de ahogarme.

Me jalo nuevamente y me alzo por la barbilla, escupí parte del agua que había tragado.

—Las putas como tu _____ no merecen vivir, ¿sabes porque?, porque son unas fáciles que aún estando casadas se acuestan con otros hombres, y tu eres una de ellas —exclamo en mi oído.

—No soy como tu..

Andrew se sorprendió.

Por primera vez en toda mi vida, le había contestado. Y eso, sólo lo empeoro todo.

Sentí como apretaba aún más mi cabello, no lo vi venir. Me estrello en la baldosa del lavamanos provocando que la sangre empezara a fluir por mi frente. Mi vista se comenzó a nublar.

Me aventó y por una décima de segundo logre equilibrarme a espaldas de el, apenas gire a verlo una bofetada me hizo chocar contra la pared y resbalar por ella.

Casi inconsciente, apoye mis manos en el suelo, tratando de levantarme, cuando sentí un dolor agudo en el estómago. Grito y jure escuchar mis costillas romperse.

Intente arrastrarme pero un pie encima de mi pierna  me lo impidió.

—¿A donde crees que vas?, aún no acabo de jugar contigo cariño —dijo. Ya no podía más. El me observaba con maldad y yo solo imploraba que parara.

Sonrió, apoyando todo su peso sobre su pierna. Justo encima de la mía.

Otro crujido se escucho, más dolor, otro sollozo y más lágrimas..

Me tomo por el brazo llevándome de nuevo a la habitación y me lanzo en la cama.

—¡¡Eres una puta desgraciada, eso es lo que eres!! —me soltó otra bofetada rompiendo más mi labio.

—Ya déjame Andrew, deja de hacerme sufrir, ¡mátame de una buena vez si es lo que quieres! —grite.

Me miro con los ojos oscurecidos, ya no tenían ese azul de siempre.

Ahora se veía furia en ellos. Solo quería que todo acabe.

Si el lo que quiere es matarme... que lo haga.