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5 meses después

Amairani

-¿De verdad ese es tu sueño? -peguntó mi novia riendo.

-¡Sí!

-Bueno entonces te prometo que algún día te llevare a conocer Paris.

-Si claro -rodeé los ojos riendo.

-¡De verdad!... Te prometo que algún día seremos tu y yo contra todo.

-¡No me hagas ilusiones Samantha! -dije riendo mientras la señalaba con un dedo.

-Ay ya bueno, mira lo que te traje. -dijo mientras se paraba del sillón y subía las escaleras.

-¿Qué es? -pregunté alzando un poco la voz.

-¡Espera! -reí ante su quejido- ¡Cierra los ojos!

Obedecí sus ordenes y luego de unos minutos sentí que se sentó a mi lado. -Ábrelos -murmuró.

-¡Ay amor...! No te hubieras molestado. -dije casi sin voz por la emoción. Samantha me había regalado una ramo de lirios del valle. Mi flor favorita - ¿Cómo te acordaste? -pregunté incrédula.

-La pregunta ofende, ¿sabes?

-Reí - Ya en serio, ¿Cómo te acordaste?

-Me acorde que una noche cuando hablamos hasta tarde, me dijiste que tus flores favoritas eran esas, y las vi en una florería mientras venia para acá, y me acorde de ti.

-Joder... - susurre emocionada- ¿de verdad? -la mire.

-Aunque no lo creas, tu novia si te presta atención. Eres lo más valioso para mi Amairani, aunque no lo creas.

-Te amo.

-Yo más hermosa.




Más tarde


-¿Ya llegamos? -pregunte aburrida. Samantha me había vendado los ojos y subido al carro. Según ella tenia una sorpresa para mí, pero ya llevábamos más de una hora en el carro y no me decía donde era nuestro destino- Estoy aburrida.

-Ya casi llegamos niña caprichosa.

-¡Tu me volviste caprichosa! -reclame juguetona.

-¡Por qué me gusta verte feliz! Además, me gusta consentir a mi novia.

-Ay ya bueno, ¿estamos cerca?

-Sí. Bueno, técnicamente ya llegamos.

-¡Por fin! ¿Y me puedo quitar la venda?

-No, todavía no. -la escuche decir mientras bajaba del carro y cerraba la puerta.

-¿Sam...? -no hubo respuesta. -¿Sam? -sentí que alguien abrió la puerta para que yo bajase del carro -¡Joder! -dije mientras me llevaba una mano al pecho y me recostaba en mi asiento. -¿¡Estas loca!?

-¿Qué pasa? -pregunto mi novia riendo mientras desabotonaba mi cinturón de seguridad- ¿Te asuste?

-No como crees.

-En mi defensa, no sabia que te asustaría. Y de haber sabido que sí, lo hubiera hecho igual.

-Te golpearía, pero no sé donde estas, y no quiero quedar como tonta golpeando al aire.

-Bueno, luego me golpeas, ahora agárrate fuerte.

-¿Qué? -Samantha no me dio tiempo a preguntar, solo sentí que me cargo en sus brazos y cerraba la puerta del carro. -¡Qué te pasa! -pregunte riendo.

Siempre Seras Tú ʳⁱᵛᵃᵐᵃ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora