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Episodio 29

—Lograr que los demás hagan lo que quieres no es tarea fácil. No va a suceder de la noche a la mañana, así que ten paciencia.

Dicho esto, el hombre abandonó la sala de estudio exactamente un segundo antes de que terminara la clase.

—En fin, ese tipo y su carácter.

Era obvio que no tenía ganas de dar la clase, y además de ser un buen profesor, era un hombre muy poco temeroso.

Ryan preguntó al ver su actitud poco deseable.

—¿Por qué elegiste a él?

—Ya lo verás.

Iba a decírselo a Ryan, pero entonces vi un vestido asomarse por la esquina de la puerta abierta.

—Shh.

Le puse el dedo en sus labios para que se callara.

Los ojos de Ryan se abrieron mucho, sorprendido.

—Hay alguien escuchando.

Me acerqué a la cara de Ryan desde detrás, en un ángulo que  podía verla desde atrás.

—¿Asta?

—Solo fingiremos.

Intenté acercar nuestras frentes, pero nuestras narices también se rozaron.

Cuando nos acercamos tanto, pude ver su rostro con más claridad.

—Ryan, eres muy guapo.

Es un problema que sea inalcanzable, pero cuando sea adulto, será un hombre increíblemente guapo.

En ese momento, Ryan iba a decir algo cuando el pez mordió el anzuelo.

—¡No, Asta!

Floria, entró gritando.

—¡Eres muy joven! ¿Cómo puedes hacer eso…?

—¿Por qué no podemos?

Levanté el libro que tenía en la mano para mostrarle.

Solo estábamos mirando un libro juntos.

Ante mi descarada excusa, mi inocente prima se tapó la cara con las manos, sin saber qué hacer.

—¡No, no es eso lo que quería decir…!

Floria, que siempre ha sido tan dulce, nunca se imaginó que su linda y adorable prima la engañaría.

Me hice la víctima para ablandar su corazón.

—Yo sé que soy joven, pero solo quería estudiar mucho.

—Asta, lo siento. Lo que quería decir no era eso…

—¿Entonces, qué era?

—Bueno, eso…

No sabía qué decir. Floria estaba perdida ante nosotros, que éramos demasiado jóvenes.

—La princesa probablemente te está aconsejando que tengas relaciones discretas.

—¡Sí! Eso es lo que quería decir.

—¿Qué es una relación discreta?

—Significa que tienes que tener citas decentes que no dañen la dignidad de la familia real.

—¡Sí, eso es! ¡Ese era mi punto!

—No entiendo nada.

Incluso si me pusiera de cabeza, no sería algo que un niño de mi edad pudiera entender.

Prefiero Ser El Rey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora