💎 ━━━━━━ ❛ 𝗘𝗡 𝗗𝗢𝗡𝗗𝗘 𝗪𝗔𝗡𝗚 𝗦𝗘𝗨𝗟 𝗕𝗜 en su perfecta burbuja, envidia a su amiga de años, Yeon Jin, quien no tiene idea de su odio secreto, lo que la hace actuar en las sombras para destruirla o, donde Seul Bi no se percata que vive la...
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（CAPÍTULO DOS! ）
📅 16 de septiembre de 2004 🕰️ 18:35
Los gritos fastidiaban a Seul Bi. Dong Eun no paraba de llorar en esa habitación alejada de la escuela. Las risas de sus amigos eran ruidosas, aunque realmente era imposible que alguien además de ella pudiera escucharlos. Yeon Jin era cruel, pero también pensativa por lo que si quería pasarla bien, jamás lo hacía en plena vista o en un fácil escondite. Yeon Jin investigaba, revisaba cada centímetro donde planeaba y disfrutaba de atrocidades.
Era algo que a Seul Bi, le gustaba de su amiga en ese tiempo. Si algo le salía mal, Yeon Jin era capaz de planear algo para sacarla de los embrollos, era su mano derecha, su otra mitad en la época de colegio donde parecía todo colgar de un hilo muy fino. Pero, no era algo que le prestara atención en aquellos tiempos. La pelinegra sólo gozaba al leer su trabajo hecho por Dong Eun, el cual era obvio que le pondrían la nota máxima.
Sus padres estaban satisfechos con su hija. Creían que era una niña muy inteligente para su edad y aunque, esto no fuera cierto, Seul Bi no desaprovechaba la oportunidad de sacar provecho de esa situación. Viajes, lujos, ropa de marca, sus padres le daban la vida que creía merecer por esas idiotas calificaciones y si tenía que aguantar los gritos de la marginada, nombre que le bautizó a Dong Eun, lo soportaría.
—¡Ayuda! —Lloraba la niña lastimada.
La risa de todos se hacía más fuerte.
—Por Dios, basta. —La voz de Seul Bi se escuchó. Yeon Jin la miró expectante, pero la pelinegra dio media vuelta para luego lanzar una cinta adhesiva de pegamento muy dañino—. Pónganle eso en la boca, no la soporto. Si tanto quieren divertirse y que no patee, al menos también aten sus pies para que deje de patear el piso.
Yeon Jin tomó la cinta y miró a Seul Bi con una sonrisa satisfecha. Los gritos de Dong Eun parecían sollozos a este punto, pero a nadie le importó. Yeon Jin le guiñó el ojo a su amiga contenta y gritó para que los chicos la sujetaran. Pronto los gritos se transformaron en murmullos dolorosos. Esa fue una de las ultimas veces que Dong Eun luchó por su vida.
Al salir de la escuela, la vida volvió a ser lo mismo para Seul Bi. Sus amigos y ella solían ir de karaoke donde los hombres del grupo podían fumar y beber sin tener ojos encima. También era rutina que Sa Ra aprendiera más sobre sus nuevos vicios, Yeon Jin se burlara de Myeong Oh cuando estaba borracho y Hye Jeong buscara los bocadillos de todos. Aunque, esa tarde fue algo diferente para la pelinegra de moño extravagante.
Sus ojos no dejaban de mirar Jae Joon. ¿Habían sido las vacaciones lo que habían hecho que este se mirara más guapo o los gritos de la marginada la habían dejado alterada?, se preguntaba. Claro, Jae Joon jamás mantuvo conversaciones muy largas con ella, pero Seul Bi podía cambiarlo. Tal vez era un capricho como siempre parecía tenerlos, pero algo la atraía a Jae Joon y él era lo que ella deseaba.
