Sacudí mi cabeza numerosas veces tras echarme agua en la cara mientras miraba mi reflejo en aquel espejo. ¿Qué mierda me pasaba? Hace tan solo unas horas estaba embobado mirando a mi mejor amigo en clase como si fuese el único ser humano del planeta. Este no era yo, simplemente no.
-¿Tío, estás bien?- Escuché la voz de Ezreal sacándome de mis pensamientos mientras cruzaba la puerta de salida del instituto.
-Sí, ¿por?
-¿Cómo que por qué? Te he visto en inglés intercambiando miradas con Sett, ¿estáis juntos o algo acaso?
Abrí mis ojos con sorpresa y negué con mi cabeza enseguida.
-¡No! Joder, Ez, soy hetero, simplemente es mi mejor amigo.
-Lo que tú digas.
Mordí mi labio y suspiré agotado al recordar esa incómoda conversación y salí del baño encontrándome a mi hermana de cara, tenía intención de ignorarla e irme a mi cuarto, pero al parecer ella tenía otra idea.
-¿Dónde te crees que vas? Tú y yo tenemos que hablar.
-¿De qué?- Fingí inocencia y ella arqueó una ceja.- Alune, me encantaría hablar, pero tengo que estudiar.
-No pienso dejar que te vayas.- Respondió mientras se cruzaba de brazos y me miraba seria.- Venga ya Phel, soy tu hermana, puedes contarme lo que te preocupa.
Me habla con calma y me mira con preocupación, sin embargo yo realmente no soy capaz de sentirme cómodo para contarle... "eso".
-Enserio Alune... No puedo.
Y después de eso me fui con rapidez a mi habitación sin darle siquiera oportunidad de responder, y nada más cerrar la puerta me acosté en mi cama, pensando en todo lo que me estaba sucediendo. Maldita sea, ¿gustarme Sett? Que chiste...
Cerré mis ojos agotado, no dormiría, simplemente me relajaría por unos minutos... dejaría de comerme la cabeza, sí, solo eso.
***
Y me dormí.
Abrí mis ojos con leve confusión al escuchar la música proveniente de mi teléfono móvil, fui a cogerlo con el ceño fruncido, con mi habitación prácticamente a oscuras, joder, ¿cuánto había dormido?
"Sett está llamando"
Parpadeé numerosas veces para asegurarme de haberlo leído bien y después miré la hora. Mierda, eran las 19:34, cuatro malditas horas, dormí cuatro malditas horas. Suspiré molesto.
-¿Sí?.- Respondí la llamada algo adormilado aún, pero todo mi sueño se esfumó al escuchar la voz rota de mi mejor amigo al otra lado de la línea.
-Phel... ¿puedes bajar?
Le di una afirmativa al instante y sin preocuparme demasiado por mi aspecto me puse mis zapatillas con rapidez y salí de mi casa, notando la fría brisa nocturna nada más pisar la calle, fruncí el ceño por la temperatura tan baja y busqué con la mirada al pelirrojo. Y ahí estaba, de espaldas a mi, sentado en el bordillo de la acera, con la vista en el suelo, sin pensarlo me acerqué preocupado.
-¿Qué pas- Me interrumpí a mi mismo en el momento en el que se giró para mirarme.- Joder, Sett...
Tenía el labio roto, varias heridas superficiales en su rostro, y lágrimas en sus bonitos ojos ambar. Mi vista bajó automáticamente a sus manos, y tal como me esperaba sus nudillos estaban llenos de sangre, un poco seca ya. Sentí un nudo formarse en mi garganta conforme sus lágrimas se deslizaban sobre sus mejillas.
-Sé que no tendría que haberte llamado a ti... pero joder, no sabía que hacer.- Musitaba bajito, sin ser capaz de mirarme a los ojos. Mordí mi labio y negué con mi cabeza.
-No te preocupes...- Murmuré tratándo de tranquilizarlo. No era ni de lejos la primera vez que veía a Sett después de pelearse con alguna persona, pero jamás me gustó, y cuando se lo dije me prometió no volver a pelearse de esa manera con nadie.- ¿Puedes decirme qué paso?
Le hablo con calma, no de forma acusativa, no quiero que crea que estoy enfadado con él, porque no lo estoy, justo ahora quiero ser un soporte en el que se pueda apoyar.
-Mi padre...
Tras esas dos palabras automáticamente entiendo todo, y sin pensar en las consecuencias de mis actos me lanzo hacia él en un fuerte abrazo, uno que el pelirrojo corresponde rodeándome con sus brazos mientras apretaba con sus manos la tela de mi camiseta. No me muevo, y con una de mis manos acaricio su pelo, tratando de calmarle, de transmitirle que todo está bien, que ahora está bien.
No sé mucho de su padre, puesto que él jamás ha hablado demasiado de él, pero lo que si sé es que ese hombre le ha hecho muchísimo daño. De alguna manera sentía un sentimiento agridulce, tristeza al ver sollozar al pelirrojo entre mis brazos, rabia al pensar en lo que podría haber causado este estado en él, y de alguna forma me sentía feliz de que me hubiese buscado a mi en un momento de vulnerabilidad.-Sett...- Susurré tras unos minutos mirando el cielo oscuro.- Déjame limpiar tus heridas.
Con lentitud se separó de mis brazos, haciéndome notar el frío que sentía una vez que no estaba pegado a él. Levantó la mirada y nuestros ojos se encontraron. Sonreí con tristeza y él se mordió el labio inferior, haciendo enseguida una mueca de dolor por el corte en este.
-Ven, no está mi hermana.- Me levanté del suelo y tomé su mano para guiarle hasta mi casa, la cual aún tenía la puerta abierta por lo repentino del momento.- Las cosas están un poco desordenadas, perdón.
-No te preocupes.- Musitó bajito mientras se dejaba guiar hasta mi cuarto, con la mirada baja.
-Siéntate en mi cama, ahora vengo.- Murmuré mientras iba a por el botiquín de primeros auxilios que había en uno de los baños de la casa, y tras cogerlo volví a la habitación cerrando la puerta al entrar.
En silencio me acerqué al pelirrojo sentado donde le había indicado y me arrodillé frente a él dejando el botiquín abierto a su lado sobre las sábanas. Tomé una gasa y le puse alcohol.
-Esto dolerá...- Dije sincero mientras acercaba mi mano con la gasa a la herida de su labio inferior, pero sentí el agarré de la suya en mi muñeca al segundo, direccioné mis ojos a los suyos y me di cuenta del tipo de mirada que tenía en este momento.
-No lo hagas...- Musitó con la voz levemente rota y mordí mi labio un poco perdido, después soltó mi mano y apartó la mirada hacia la pared.- ¿Quieres que te lo explique?
Fruncí el ceño confuso.
-La historia de mis padres.
Giró su mirada fría hacia mí y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, jamás había visto a Sett con una expresión tan oscura. Asentí con lentitud notando la tensión que se había formado en el ambiente.
-Sinceramente mi padre nunca estuvo presente, ni siquiera cuando yo era muy pequeño...- Comenzó explicando, era capaz de saber lo incómodo que estaba el pelirrojo ahora mismo pero puse mi mano sobre la suya en un intento de calmarlo un poco.- Ni siquiera era cercano con mi madre, sin embargo, lo poco que venía a vernos era para repetir una y mil veces lo sumamente imbecil que era mi madre por no dejarme ver el mundo "real" ese en el que supuestamente él vivía...
Tomó una pausa para tomar aire y dirigir sus ojos ámbar a los míos esta vez.
-Mi madre siempre le trató bien, con respeto, pero él... simplemente la odiaba, le tenía rencor porque yo siempre la preferí a ella... y por eso mismo siempre me repetía la gran decepción que yo era para él, que cuando creciera entendería que mi estilo de vida era basura, y que proteger a mi madre era una pérdida de tiempo...-Mordió su labio frunciendo levemente el ceño.- Que él mismo la mataría para demostrármelo.
Apretó sus puños con rabia y me senté a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro.
-¿Eso te dijo hoy?- Murmuré acariciándo con delicadeza su brazo desnudo, cubierto de cicatrices.
-No... hoy lo intentó.

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Carga pesada ; SettPhel
FanfictionTodo iba tan bien para Aphelios, una familia relativamente feliz, notas perfectas en sus estudios, y los mejores amigos que podía pedir, entonces... Sett, ¿por qué tuviste que besarlo?