tu prisionera

6. La funcionalidad de los cuerpos terretres part 2

Kara suponía que Lena no querría continuar tal vez ya estaba cansada, después de todo recordaba que las veces que había intimado con Mon- El había sido diferente, siendo alienígena como ella, esperaba que fuera más especial, pero había sido demasiado normal, no obstante Lena se incorporó posándose esta vez sobre Kara, sorprendiéndola un poco, comenzó a depositar besos dulces en su rostro, como mostrándole su gratitud por la tibieza de su encuentro,  continuó besándola hasta llegar a los labios de Kara, dónde aprovechó para susurrar seductoramente “ahora es tu turno”, Lena siguió besando a Kara, y fue descendiendo hasta detenerse en sus pechos allí se entretuvo un buen rato, maravillada de su suavidad y su firmeza, Kara estaba tan segura de que Lena seguiría bajando hasta llegar a su húmeda intimidad que ya le esperaba abriendo un poco sus piernas, sin embargo Lena se sentó delante de ella y con su mano le pidió gentilmente que encajara su cuerpo delante de ella, se abrió de piernas rozando su vagina cálida y tierna en el trasero de Kara y comenzó a besar sus hombros, mordisqueando algunas zonas provocando pequeños gemidos de placer de parte de la rubia, mientras con su mano izquierda comenzaba a acariciar los hinchados labios vaginales de Kara, con la otra mano se distraía pellizcando un pezón poniéndolo aún más duro, Kara arqueaba su espalda recostando su cabeza en el regazo de Lena permitiéndole a esta que pudiera tocar mejor su entrepierna, entre los besos, los mordiscos, las caricias y los pequeños pellizcos Kara sintió que no iba a soportar más por lo que se inclinó y se ubicó de tal modo que le exponía su trasero, Lena se puso de rodillas y comenzó a masajear sus nalgas de repente tuvo una idea con los dedos índice y medio de su mano izquierda comenzó a estimular a Kara y con su mano derecha le propinó un par de nalgadas, cosa que enloqueció a Kara poniéndola aún más húmeda y caliente y comenzó a moverse restregando su vagina sobre los dedos de Lena, el calor en su centro la desesperó y en ese momento cuando estaba a punto de pedir más Lena se encajó debajo de Kara haciendo que su boca quedara justo debajo de su entrepierna, la rubia depositó con prisa su vagina sobre la boca de Lena y ella ni corta ni perezosa comenzó a lamerla como si su vida dependiera de ello y la agarraba de su trasero mientras separaba sus nalgas y la pegaba más a su boca, no le importaba si moría asfixiada bajo Kara, estaba embelesada con su sabor, Kara se apretaba los senos y masajeaba su abultado clítoris, nada de lo que sus sentidos alienígenas habían experimentado se comparaba con aquello que estaba sintiendo, todo su ser se sintió como si fuese un volcán en erupción apretó un poco las piernas alrededor de Lena, y esta detuvo sus lametazos, endureció su lengua y permitió que aquella heroína tomara el poder, Kara se movió sobre la lengua de Lena y esta la apretó contra si misma agarrándola por el trasero, haciendo que su clítoris y sus labios estuvieran en todo su rostro Kara se sintió más poderosa que nunca y de ese modo lenta y satisfactoriamente todo el calor de su cuerpo se posó en su intimidad haciéndola estallar de gozo.
Kara se levantó con cuidado extrañamente con las piernas temblorosas, su vientre se sentía extraño como si fuera de gelatina, Lena la miraba y una gran sonrisa se formó en su rostro, haciendo que la súper chica se inclinara y la besara con ternura.
Esa noche fue larga, pero para las dos fue perfecta, se turnaron para complacerse la una a la otra un par de veces más hasta que no hubo más remedio que parar no por Kara si no porque Lena ya lucia algunos moretones que se fueron marcando en su piel sin culpa alguna, durmieron desnudas abrazada la una a la otra y repartiendo tiernos besos.
Kara no podía dormir y pensaba en que definitivamente este encuentro con su mejor amiga representaba una gran mejora en su vida y no lo quería cambiar o tal vez si pero para bien, sabia que entre su grupo de amigos no estaría mal visto si ella le pidiese a Lena ser su pareja, pero de lo que si estaba segura es que tendría que mantener esta parte de su vida oculta, no por pudor, tabú o vergüenza si no porque Lena era su tesoro más preciado y no quería que sus enemigos supiesen de esto ya que representaría un peligro para su amada Lena.
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Bueno me tardé un poco pero estuve algo mal de salud, espero les haya gustado.