Félix corrió.
Corrió desesperadamente, como si intentara escapar de algo.
Como si estuviera tratando de escapar de algo.
¿Pero de qué sirve correr, cuando es tu pasado lo que intentas dejar atrás?
"Mamá", murmuró.
El día era brillante y cálido, el clima perfecto para pasarlo al aire libre. Pronto tendrían que regresar porque ya casi era la hora de almorzar. Su mamá se lo dijo, pero él preguntó si podían quedarse un poco más.
Estaban tumbados sobre la hierba, protegidos por la naturaleza.
Los ojos de su madre estaban cerrados y había una pequeña sonrisa de satisfacción en sus labios. Ella estaba tarareando esa canción que a él le encantaba y él tenía su cabeza en su regazo.
Le encantaba cómo se sentía la hierba debajo de él, cálida y segura.
"¿Mmm?"
"Si papá nos ama, ¿por qué nunca nos visita?"
Sus ojos se abrieron de golpe ante eso.
Ella miró hacia abajo y su mirada se encontró con la de él. "Oh, cariño", dijo, su mano acariciando tiernamente su cabello. "Tu papá estaría aquí en un instante si pudiera".
¿No pudo venir?
Félix supuso que podría ser difícil, su mamá le había dicho que ese lugar estaba realmente lejos de todo. ¿Fue por eso que no pudo venir?
"¿Por qué no puede?" preguntó. Sus ojos buscaron los de ella en busca de respuestas.
Entonces sus ojos parecían un poco tristes. Parecían muy, muy tristes.
"Porque él nos ama", dijo en voz baja, con la voz teñida de tristeza. "Él te ama más que a nada".
Estaban volviendo a él.
Sus recuerdos regresaban, corriendo como una corriente de agua, imparable.
"¿Por qué no puedes venir conmigo, mamá?" preguntó, con los ojos brillantes.
No le tenía miedo al bosque ni a la oscuridad. Estaba acostumbrado, creció allí, rodeado de bosques, de oscuridad.
Tenía miedo de estar solo.
"Porque quiero que aprendas a hacer esto tú mismo", respondió ella, gentil pero firme.
"Pero no quiero ir solo", se quejó, con los labios temblando mientras luchaba por contener las lágrimas.
"Oh, cariño", susurró ella mientras lo abrazaba cálidamente. "Nunca estás solo. Mira", dijo, inclinando la cabeza hacia arriba. Félix siguió su mirada y miró hacia el cielo. "Dondequiera que vayas, las estrellas irán contigo. Ellos te cuidarán".
Las estrellas vendrán con él.
Eso sonó bien. A Félix le gustó eso.
"¿Qué son las estrellas, mamá?" Se preguntó, despertado su curiosidad.
Tarareó pensativamente: "Las estrellas son nuestros antepasados. Tus abuelos y tus bisabuelos; sus padres y los padres de sus padres".
Félix pensó que parecía que había mucha gente, pero tal vez tuviera sentido. Después de todo, había muchas estrellas en el cielo.
"¿El Gran Guerrero también?" preguntó esperanzado, porque si el Gran Guerrero estaba con él, no había manera de que sintiera miedo.
"El Gran Guerrero también", estuvo de acuerdo con una suave sonrisa. "Están con nosotros todo el tiempo. Siempre nos están cuidando".
ESTÁS LEYENDO
De sol y narcisos (Félix X Stray kids)
FanfictionFélix pensó que había descubierto su vida, que pasaría toda su vida viviendo pacíficamente en el bosque. Pero claro, la vida nunca fue tan sencilla. Su tío desapareció y ahora tenía que descubrir cómo encontrarlo; tuvo que salir del bosque y entrar...