Levantarse temprano un sábado no era mi plan para un fin de semana de supuesto descanso, así que cuando sonó la alarma a las 5:00am no hice las que quejarme durante media hora hasta que por fin me levanté yendo directamente al baño.—Maldita sea — maldije cuando abrí la regadera y no salía agua caliente.
Tocó bañarse con agua fría, porque no, yo no me iba a ir a trabajar sin bañarme, primero muerta, aunque quizá si muera de hipotermia, pues el agua está helada y hoy no parece ser un día muy caluroso.
En definitiva iba a morir de hipotermia, después de la ducha me puse mi uniforme de la cafetería en la que trabajaba, pues al no tener aún experiencia no había encontrado algo mejor.
Salí de mi departamento al punto de las seis, lo cual significaba que iba a llegar tarde, así que acelere el paso lo más que pude, hasta que me di cuenta de algo.
—Merde — suspiré con pesadez, pensé un momento y seguí con mi camino.
Había olvidado algo importante, ponerme una crema especial, lo que hacía era que si en algún momento estabas cerca de tu alma gemela no te iban a sentir, pues cuando se están cerca se siente un picazón, la crema impedía eso, pero no creo que hoy pase algo como eso, total, se supone que están a kilómetros de mi, ¿no? Solo es por precaución.
Al llegar abrí la puerta viendo a Doris, una compañera de trabajo, empezando a bajar las sillas de las mesas, la saludé y me acerque a el mostrador, deje mi abrigo encima de una silla para empezar a limpiar las mesas.
La mañana comenzó tranquila, había venta pero sin demasiado movimiento, así que cuando fueron las 12, salí a mi descanso, siempre desayunaba en el restaurante de la esquina, no era algo de cinco estrellas, pero mi persona favorita era la dueña de ese lugar.
Cuando estaba por llegar me detuve en seco y abrí mis ojos con terror, una marca estaba activa, una de mis almas gemelas estaba cerca, demonios, justo cuando se me olvidó ponerme esa crema, empecé a caminar más rápido intentando no verme sospechosa, claramente no lo logré.
—¡Hey! — ¿me gritaron a mi? —¡Preciosa no corras!
Si, fue a mí, así que corrí a un callejón, para cuándo esa persona entró en este yo desaparecí en segundos, riéndome cuando se cayó al entrar, Clint, debes fijarte por dónde vas cariño.
Ahora, mi pregunta era, ¿qué demonios hace Barton de este lado? Estaba en mi casa así que saqué mi laptop para investigar un poco, y vaya fue la sorpresa mía al saber la respuesta a mi pregunta.
Todos los vengadores estaban aquí, en Boston, TODOS, esto debe ser una broma, carajo, lo bueno que pude escapar hoy, a ver si así ya no se me olvida ponerme la bendita crema.
Di un suspiro pesado al darme cuenta que tenía que regresar al trabajo, por favor Dioses, apiadense de mí y no lleven a ningún vengador a la cafetería.
Oh pero los Dioses me odian, cuando estaba por entrar ví adentro de la cafetería cuatro siluetas que conozco bien, al menos me puse la crema esa, así que mejor entre por la parte de atrás.
—¡Bonn, no sabes quiénes están aquí! — Lucía, una compañera de trabajo más, me jaló del brazo hacia la puerta para ver a los dos Dioses, el Capi y Stark — ¡Vamos, atiendelos!
—¿Qué? — me empuja hacia afuera sin dejarme decir algo más, esos cuatro no me hicieron mucho caso ya que había mucha gente a su alrededor, suspiré profundo — ¡Hey, malditos locos, si no van a comprar nada largense, y si lo van a hacer, esperen su jodido turno!
Mi gritó calló a todo el lugar haciendo que voltearan a verme, incluído los cuatro enfrente de mí, poco a poco se fueron yendo a sus lugares la gente y saliendo del lugar.
—Vaya, con esa voz quien te diga que no — Tony se acerca más al mostrador donde estaba y sonríe coqueto, demonios, ante eso trato de mostrarme sería.
—¿Qué van a llevar? — digo en un suspiro de ansiedad porque estén aquí, y por el hecho de que Loki se me ha quedado viendo todo este tiempo como si supiera lo que ocultó.
—Un poco de ti estaría bien.
—Stark, comportate — lo hace a un lado el Capi que me sonríe y me es inevitable regresarle la sonrisa — Un capuchino, un café negro, y dos donas glaseadas.
—Enseguida.
Empiezo a hacer sus pedidos y el de los demás clientes, hasta que escuchó una voz que hace que me dé escalofríos, Barton, está aquí, por favor en nombre de todos los Dioses que no me reconozca.
Voy hacia Lucía y la saco de la puerta en donde se está escondiendo para ponerla en el mostrador.
—Tu turno — le gruño y ella sonríe inocente.
Me voy hacia la parte de atrás pero escuchando que me llamaban, otra vez Barton, me reconoció, maldita sea.

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El Poliamor.
FanfictionLas almas gemelas son un tema que hace que el corazón de Bonnie Bennett se aceleré a mil por hora, cuando le preguntan si ya ha conocido a su alma gemela se desvía por otro tema para no responder porque, ¿cómo le dices a esa persona, que sabes quién...