Capítulo 1. Colapso Mental

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¿De que había servido todo? ¿Cual había sido el punto de todo por lo que había pasado? Una año y medio, Un Año Y Medio de su vida “esclavizado”, atado a una persona que a cada oportunidad que tenia le recordaba que lo había “comprado”, a una persona que había desechado sus incipientes sentimientos con palabras crueles; “No te hagas ideas, tu no eres más que una herramienta” , una mueca amarga curvó sus labios al recordar. Un año y medio en constante tensión, ansiedad, tratando de dar lo mejor de sí, de ayudar, de no incomodar, no desesperar, no hacer enojar al “Emperador”, y todo para que… Dinero, que al final de cuentas, no había servido de nada.

Su abuela yacía inerte en una moderna cama de hospital, en un cuarto VIP, en el hospital más caro de la ciudad, con los aparatos más modernos que el dinero puede pagar, y de todos modos, muerta. ¿Entonces, cual había sido el punto de todo? ¿De que le había servido el dinero? Había conseguido solo un año y medio mas de su abuela conectada a máquinas, un año y medio en el que de todos modos no había podido estar con ella tanto como hubiera querido, la había abandonado ahí en esa lujosa cama de hospital, porque la lujos cama costaba, y él tenía que pagar, había sido su deber pagar, y lo hacía, con su tiempo, con su persona, con su integridad.

Y ahora, sin su abuela, sin la única persona que le había dado un poco de esperanza durante una vida por demás difícil, ¿qué le quedaba? Solo una deuda inmensa, y una vida de convivencia por demás forzada con una persona que disfrutaba de controlarlo, usarlo, humillarlo.
Volvió a sonreír amargamente, los ojos llenándosele de lágrimas, mientras apretaba entre sus manos la fría mano de la única persona que lo había amado durante sus 31 años de vida  - Quisiera poder irme contigo abuela… ya no quiero estar aquí… – dijo en voz baja, para si.
    
-Sr. Kim…- La enferma a sus espaldas llamó suavemente, Dan se limpió los ojos con el dorso de la mano, volteó hacia ella ofreciéndole una ligera sonrisa. – Disculpe que lo moleste, pero debemos llevar a su abuela a … - La mujer continuó sin poder terminar la frase al contemplar la profunda tristeza del chico frente a ella. – N…Necesito que firme unos documentos, si pudiera seguirme… -. Terminó la mujer, Dan asintió, se levantó de la silla al lado de la cama en la que había estado desde hacía horas, sentía el cuerpo entumecido, desde que había llegado no había hecho más que sentarse al lado de su abuela, acariciar su rostro, tomarla de la mano, llorar…

La firma de los documentos de defunción fue como tragarse una bala, estaba cansado, drenado emocionalmente, y esto no hacia más que empezar, regresó al cuarto, en cualquier momento pasarían por el cuerpo de su abuela y sabía que sería la última vez que podría verla, quería terminar de despedirse antes de eso, abrió la puerta, y le sorprendió la alta y fornida figura del Sr. Joo, ahí, parado al lado de la cama, la luz ámbar del atardecer iluminando su rostro, serio, con un dejo de pesar que él, en todo el tiempo que tenia de conocerlo, no había visto.
Sabia que el Sr. Joo había tenido una extraña relación cómplice con su abuela, no sabía ni entendía por qué o cómo había pasado, era el pequeño secreto que su abuela se regodeaba en guardarle, le había preguntado un par de veces y ella siempre le contestaba con una enigmática sonrisa diciéndole “es un secreto”, y ni hablar de llegar preguntarle al Sr. Joo, sabía que lo único que se ganaría seria algún bufido seguido de un comentario sarcástico y probablemente hiriente, así que había desechado la idea de indagar más al respecto.

Y sin embargo, ahí estaba, el campeón mundial, mostrando vulnerabilidad frente al cuerpo de su abuela. Contenía su respiración por que no sabia si seria prudente hacer su presencia notar, el hombre de cabellos negros tenia un momento de luto a solas, no quería incomodarle. Pero no contaba con que, al soltar el pomo de la puerta, ésta rechinaría haciendo que Jaeckyung volteara a verlo. Se aclaró la garganta con incomodidad y entró al cuarto.- Sr. Joo… gracias por haber venido-. Dijo con voz cansada.

- Tenia que hacerlo, alguien tiene que pagar -. Dijo con sarcasmo, sonriendo de lado mirando con desdén a Dan, el cual soltó un suspiro cansado, ahí estaba el comentario hiriente. – Además, aproveche para despedirme -, dijo nuevamente con ese dejo de tristeza, ahí estaba el comentario que lo hacía desatinar, no podía leer a Jaeckyung, generalmente era una persona mordaz, ególatra, sarcástica… pero de repente, tenía estos destellos de amabilidad, de empatía, ese hombre era un enigma.

-Ammm… quiere que lo deje un momento a solas? -. Le dijo, tratando de él mismo ser empático con el aparente dolor del Sr. Joo.
-No, tengo que ir al gym, voy a avisarles a todos que sigues vivo, llamale a Namwook, quieren saber del funeral- Caminó hacia la salida, pasando a su lado. – Que supongo también tendré que pagar-, dijo cuando estaba justo al lado de Dan, con su típica sonrisa sarcástica, y mirada de desdén – Y más te vale que ni creas que por la muerte de tu abuela tu deuda queda saldada-. Dijo casi en un susurro y se dirigió a la salida, Dan solo se tensó, y respiró profundamente, tenía muy en claro que no tenia salida, pero el hecho de que a cada oportunidad se lo recordara… ya era cansado.

Y tal como Jaeckyung había dicho, él pagó el funeral, que terminó siendo en una elegante funeraria, que Dan nunca habría sido capaz de pagar. Dan miró a su alrededor, toda la gente ahí eran personas que había conocido hacía un año y medio, todo el team black, Heesung y su asistente, y claro Joo Jaeckyung en su carísimo traje negro. Y esto lo hizo suspirar tristemente, no había nadie de su vida previa, no había familia, no había viejos amigos, nada, era como si él y su abuela no hubieran tenido una vida previa al team black, ¿En verdad su vida había sido tan vacía hasta la llegada de Jaeckyung?, ese pensamiento le dio un escalofrío, sabía que últimamente toda su vida giraba alrededor del luchador, y trató de recordar su vida antes de él, pero… no había más que trabajo y más trabajo y deudas.

Miró la foto de su abuela y la hermosa cajita de caoba con sus cenizas al frente ( igual, como todo, pagada por Jaeckyung), las cenizas de su abuela y su ropero era lo único que le quedaba de su vida pasada, y una vez que la llevara al cementerio, todo abría acabado, su vida quedaría toda y completamente ligada al peleador, no había nada que lo inspirara a terminar de pagar su deuda, no había nadie que lo alentara a seguir aguantando todo por lo que tenia que pasar, y de nuevo un escalofrió lo recorrió, miró al su alrededor, su respiración comenzó a acelerarse, su visión se estaba volviendo borrosa, sentía mucha presión en el pecho y comenzó a sudar, en un momento, cruzó miradas con Jaeckyung, y la garganta se le cerró, tenia que salir de ahí.

Se levantó estrepitosamente, tirando la silla donde había estado sentado, sintió la mirada de todos encima de él, necesitaba oxígeno, obligó a sus piernas a moverse, tambaleándose salió del lugar, al llegar a la calle, se dobló sobre si mismo apoyando las manos en sus rodillas, jalando aire ruidosamente, no le hacia falta su conocimiento en el cuerpo humano como para saber que estaba sufriendo un ataque de pánico.

Se concentro en su respiración, cerro los ojos y poco a poco fue calmándose, escuchó la puerta de la funeraria abrirse, él siguió con los ojos cerrados. -Que jodidos te pasa? -. Escucho la profunda y molesta voz del Sr. Joo a sus espaldas, y las palmas de sus manos comenzaron a sudar de nuevo, la respiración volviendo a acelerarse, podía escuchar su corazón, lo sentía en la garganta. – Necesitaba aire-. Contestó con un hilo de voz. – Pues componte, tienes que volver ahí adentro, hay que llevar las cenizas al cementerio -. Dijo el peleador, la urgencia escuchándose en su voz.
Dan comenzó a negar con la cabeza, se sentía abrumado, tenía que llevar a enterrar a su abuela, y después, volver al departamento con Jaeckyung, seguir cohabitando con Jaeckyung, trabajar para Jaeckyung, dejarse tocar por Jaeckyung… su cabeza comenzó a dar vueltas, su estómago se volvía un nudo de solo pensar, aún doblado sobre sí mismo, de nuevo la garganta se le estaba cerrando. – No puedo seguir haciendo esto -. Dijo más para si que para Jaeckyung.

-Que?? ¿¿De que estas hablando?? Deja de decir estupideces, y párate ya! -. Jaeckyung se acercó a él, tomándolo fuertemente del brazo, levantándolo a la fuerza, por una fracción de segundo pudo ver su rostro molesto, las agudas cejas fruncidas, la frustración y el enojo en sus palabras, sus ojos brillando con molestia. Y así de rápido y brusco como lo había levantado, Dan se volvió a encorvar, sujetándose de los brazos del peleador, encajándole las uñas mientras violentamente vomitaba sobre los zapatos y parte del pantalón del otro. – PERO QUE COJONES!!! …. -. Exclamó el pelinegro con desagrado, por inercia aventó a Dan y dio un paso atrás, viendo su traje arruinado.

Dan calló de sentonazo, abrió los ojos y miró los zapatos que habían sido negros, ahora manchados de amarillo no había vomitado más que bilis, observó la obvia molestia y asco del hombre frente a él, y una media sonrisa se formó en su boca. Y así desde su posición en el suelo, comenzó a reír, bajo primero, para terminar con carcajadas maniáticas que lo hacían sacudir los hombros, todo era tan ridículo, tan irreal, lagrimas comenzaron a brotarle, no podía controlar la risa maniaca que lo consumía.

- Que te has vuelto loco?? -. Jaeckyung miraba confundido la escena, el chico ahí en el suelo, doblado de la risa, pero era una risa escalofriante, sabía que el luto le llegaba a la gente de diferentes maneras, pero esto? No entendía que le estaba pasando a Dan, desde el hospital había estado raro, él solo asumía que era por la tristeza, pero lo que se estaba desarrollando frente a él, era algo diferente.
Dan lo estaba poniendo nervioso, no se había calmado su absceso de risa mezclado con llanto, y eso lo estaba incomodando, se acercó a él y con violencia lo jaló para hacerlo que se pusiera de pie, lo tomó por los hombros y lo sacudió con la misma violencia. – No se que te este pasando, pero para YA, No voy a estar aguantando estas estupideces -. Le dijo, la ira contenida en la voz.
Dan no contestó, parecía muñeco de trapo, sostenido por la fuerza que ejercía sobre él, Dan solo dirigió los ojos hacia él, tenía los ojos opacos, velados, una sonrisa entre maniaca y sarcástica en su rostro, ya lo estaba desesperando, apretó la mandíbula, levantó la palma de la mano y lo abofeteó, con fuerza, no la fuerza que imprimía en un golpe durante una lucha, pero lo suficiente para hacer trastabillar al fisioterapeuta, Dan no dijo nada, volvió a levantar la mirada perdida hacia él, la mejilla roja. – Vete de aquí, recomponte, yo despediré a todos, ya hablare contigo en el departamento… Lárgate-.

No le dio tiempo ni a responder, Dan solo vio la fornida espalda del pelinegro entrando de nuevo a la funeraria, cuando desapareció de su vista, comenzó a respirar con normalidad, en esos momentos de crisis nerviosa, había tomado una decisión. -Descansa abuela, yo estaré bien -. Dijo para si, mientras daba media vuelta, sus pasos dirigiéndose al departamento.

Jaekyung llegó comenzada la noche al departamento, exhaló al entrar tratando de soltar algo de la tensión que sentía “que puto desastre”, pensaba para sí, había tenido que dar explicaciones de por qué Dan ya no se encontraba con él, había tenido que recibir los restos de la abuela de Dan, había tenido que recibir los mensajes de condolencias de todos para decírselos a Dan… el doctoristo se lo tendría que pagar, iba a tener que hacer muchos méritos para bajarle el enojo que llevaba en esos momentos, estaba cansado.

El departamento estaba en silencio, la mayoría de las luces apagadas, eso era extraño, la tensión que había querido soltar, volvió con más fuerza, ¿qué tramaba Dan? Ese día había estado completamente fuera de si, entendía que el hombre estaba triste pero la actitud que había tenido en la funeraria fue demasiado, le había dado escalofríos, esperaba que el otro no hubiera hecho ninguna estupidez en su ausencia.

- Dan… -. Le llamó mientras subía las escaleras al cuarto del doctor, no hubo respuesta, le enfadaba sobre manera que lo ignorara. – OYE DAN! … -. Levantó la voz, estaba frente al cuarto, una vena saltándole en la frente, pero mira que el castaño se iba a arrepentir por esa actitud que traía. Abrió la puerta, se quedó parado bajo el dintel, tratando de procesar lo que observaba.
Ahí se encontraba el doctor, sentado a la orilla de la cama, observando fijamente la entrada, los ojos rojos y apagados, la mejilla hinchada, sin expresión en el rostro vestido con su vieja y raída ropa, pero lo que más llamaba la atención era la maleta que tenia al lado.

Hola!! Y a quien se halla dado el tiempo de leer, gracias.
Como en este Manhwa, el Jaeckyung me tiene harta... quise escribir una historia donde ya, Dan no lo aguante más, donde le ponga un hasta aquí y ahora sea el turno de sufrir de JJ.
No se si sea necesario el disclaimer, pero obviamente estos personajes no me pertenecen, son originales de Jinx de Mingwa.
Espero que les haya picado el interes y sigan la historia.

( por cierto tenganme paciencia con esto de la publicación, aun no entiendo bien el.wattpadd)

GRACIAS!

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