Capítulo 11

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La mirada de Hinata se oscureció.

-Salgan todos y retiren esto -ordenó señalando la comida.

Los sirvientes en seguida alzaron los platos y se iban llendo de a poco, Sakura se acercó a la oji azul.

-¿Tambien necesita que me retire emperatriz? -susurro.

-Quédate afuera en la puerta -respondió.

La pelirosa se inclinó ante los dos y salió dejándolos a solas.

-Esto no puede seguir así Su Majestad, todo el mundo nota que usted no quiere al príncipe -le reclamo.

-No tengo porque hacerlo -dijo- no se que es lo que te preocupa, el es el heredero del Imperio, te prometi que nunca le negaria el trono.

Hinata negó con la cabeza.

-Las cosas no funcionan así, además de que este no es el único problema que necesitaba discutir con usted -aclaró- nuestro hijo necesita una figura paterna para crecer, alguien que le enseñe como ser fuerte, como dirigir una nación.

Sasuke suspiro, no es que le molestara hacer todo eso, pero el creía que ese niño no era digno de ser el próximo emperador, para ser el líder de una nación tienes que tomar decisiones con la cabeza, no con el corazón.

Lütuf era demasiado permisivo y era muy mimado por su madre, por eso es que en ocasiones el pelinegro no lo soportaba, sumándole ese carácter que se cargaba.

-No servirá de nada que pase tiempo con el -la miro- cuando dejes de consentirlo tanto y seas más dura con el, entonces pensaré en aportar a su crianza.

La oji azul lo miro asqueada.

-No entiendo por qué eres así -suspiro- llevaré al príncipe con mi padre un tiempo -se levanto- piensa en si de verdad lo quieres como heredero, no te obligare a que lo hagas emperador, solo.. Recuerda que además de eso también es tu hijo.

Sasuke la miro en silencio, no era un si pero tampoco un no.
Hinata salió del comedor más enojada que antes, hablar con ese hombre era como hablarle a una pared.

El pelinegro término de tomar el poco vino que quedaba en su copa. Cada vez que discutía con esa mujer se ponía de mal humor.

Con fastidio se levantó de su asiento y espero unos segundos para que la oji azul estuviera lo suficientemente lejos como para no volver a toparsela. Salió después de un tiempo, como predijo ya no quedaba nadie en el pasillo excepto los dos guaridas que custodiaban el comedor.

Fue de largo mirando las majestuosas pinturas que ya hacían colgadas en esa gran pared. Cruzó otra puerta que lo llevó a unas escaleras, las ignoro y siguió por su derecha.

Llegó hasta afuera de una habitación, se quedó quieto, adentro estaba su amante con su hijo, a uno no lo quería ver y el otro lo había hecho enojar. Escucho susurros provenir de ellos.

-Mi más grande sueño es que papá venga a alguno de mis cumpleaños -dijo lütuf.

-Se que lo hará, yo intentaré convencerlo -escucho decir del rubio- te lo prometo.

-¡Gracias Naruto-kun! -grito feliz.

Sasuke fruncio su entrecejo, seguía sin comprender por que el niño requería de su atención. Los padres del pelinegro nunca fueron cariñosos con el, en especial su padre, siempre le aclaraba que el no era su papá, era el emperador y de esa manera debía verlo. Tal vez la razón del porque le resultaba hasta incómodo estar con el niño era por eso, un trauma no sanado de su infancia.

Reino ZafiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora