Reino Zafiro

Capítulo 4

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Por fin el sastre había llegado a la casa junto con  Sasori, era un viejito muy amable.

–Ahora dese la vuelta por favor –me dijo y me gire– bien, gracias.

Tomó las medidas de mi espalda, mis piernas, y un montón de cosas más que no entendi. Al terminar anoto las medidas en su libreta y acomodo sus gafas.

–Creo que puedo tener todo listo en unas dos semanas, ¿Le parece bien joven? –comentó.

–Si, esta bien, recuerde que si me gusta su trabajo le encargare más ropa.

–Hoho, eso sería un gran halago para mi –se coloco su sombrero– bueno, ya me voy, debo empezar a trabajar en esto lo más rápido posible.

–Gracias por todo señor –le hice una ligera reverencia.

–No hay nada que agradecer, es mi trabajo muchacho.

Yo asenti feliz, el señor saco algo de su bolsillo y me lo dio, era un dulce.

–Ten, esto es por ser alguien muy educado, ya me voy.

Acepte el dulce con gusto y lo guarde en el bolsillo de mi pantalón, Sasori despidió al señor de la casa y luego regresó conmigo.

–Deberías votar eso, no lo comas –dijo cerrando la puerta.

–¿Por qué? ¿Tiene algo malo? –pregunte sin entender.

–Podría estar envenenado –me respondió serio.

–Pero.. El señor se ve buena persona..

–Naruto, las apariencias engañan, vota el dulce.

Sin nada más que hacer tuve que botar el dulce a la basura, y tan rico que se veía. No entiendo porque siempre me esta advirtiendo de este tipo de cosas, si hasta ahora nada malo me ha pasado.

–No estés triste, te traere dulces cuando venga del pueblo.

Le sonreí para hacerle saber que estaba bien.

–Como digas, subiré a mi habitación –sin dejar que me respondiera me encerré en mi cuarto – uff.. Estoy cansado de estar encerrado..

Enserio, además de salir al jardín no podía ir a algun otro lugar, ni entrar al Palacio, ni ir al pueblo, a ningún lugar. Y que ese emperador no me haya llamado me esta empezando a desesperar, no es que quiera su atención pero mi único propósito de estar aquí es por el. ¿Si no le sirvo a el que más podría hacer?

Parece que mis plegarias no fueron escuchadas porque ya pasaron dos años y aún no se de el. Ahora ya tengo dieciocho años, ya soy mayor de edad y aunque lo sea sigo encerrado cual princesa en su castillo.

Pero he decidido dejar de torturarme con eso, prefiero disfrutar de mi tiempo libre regando plantas, aprendiendo a cocinar, también leo algunos libros que Sasori me trae en ocasiones.

Un día como cualquier otro me encontraba en el jardín regando a mis plantas como todas las mañanas. Sasori entró al jardín.

–Calabazita ¿No quieres un abrigo? Esta haciendo algo de frío –dijo acercándose a mi.

–No gracias, estoy bien –le respondi con una sonrisa– ah ¿No dijiste que un amigo tuyo vendría hoy?

–Oh cierto, lo había olvidado –se cruzó de brazos– de hecho debería estar por llegar, iré a ver si ya esta aquí.

Asenti y el se dirigió de nuevo al interior de la casa. Por mi parte seguí regando mis plantas. Pasados unos minutos ya había terminado, me limpie algo de sudor que tenía en la frente –ser jardinero no es trabajo fácil– y me acosté en el césped un rato. Cerré mis ojos para descansar un rato pero sentí una presencia adelante mio. ¿Quien será?