Capítulo 2

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Valentina observaba al charro quien sonreía de forma socarrona hacia su tío quien estaba más pálido que una calavera de azúcar; era Leo, su Leo... Pero igualmente no lo era... Nando quien ahora estaba a un lado de la guanajuatense miraba con lágrimas en sus ojos a su hermano junto a los demás fantasmas.

 Nando quien ahora estaba a un lado de la guanajuatense miraba con lágrimas en sus ojos a su hermano junto a los demás fantasmas

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(Imaginen que así se ve Leo pero con la animación nueva)

- Vaya, vaya Héctor... Veo que hiciste un buen uso de esas monedas que te había dado... o mejor dicho mi predecesor te dió años atrás - El sonido de las espuelas resonaba en el salón que minutos antes estaba lleno de música de mariachi.

- ¿C-cómo me encontraste? - preguntó Héctor con voz temblorosa mientras cubría a su esposa y su hija.

- Oh, fue fácil.... Pude percibir tu miedo como cobarde.... Creí que habíamos quedado en algo... Tu paga sería cuando tu hijo mayor cumpliese la mayoría de edad ¿no es así? -

- Así fue... - El patrón de la casa no pudo continuar ya que lo interrumpió aquel espectro. - Pero aún así, no cumpliste con tu trato.... Pedro y Jorge ya son hombrecitos que lucharon en la guerra... -

- Por favor... Toma mi alma, no dañes a mi familia...Fui un cobarde, no lo niego....- Rogó el hombre de rodillas

- Ja... ¿Pa' que quiero el alma de un cobarde en mi cosecha? Sólo arruinarás mi destilador..- Dijo Leonardo con desdén al hombre, para después dirigir su mirada a la patrona de la casa quien ocultaba detrás de su falda del vestido a una niña y a sus lados llegaban los dos jóvenes primogénitos junto al menor, buscando protegerlas.

Pero lo que más le llamó la atención, fue ver a una joven de pelo negro con una blusa blanca de cuello y manga larga con paliacate rojo, un cinturón verde, un pantalón café y botas altas cafés, haciendo que todas las demás mujeres quedaran eclipsadas ante esa belleza.... Era su Valentina y sus hermosos y profundos ojos estaban abiertos.

Sus pasos se movieron hacia el lugar donde aquella dama se encontraba junto a su insoportable hermano, quien parecía ....¿querer protegerla?.

Vale observó cómo el joven charro se acercó donde ella estaba, el sonido de las espuelas nuevamente presente en el aire y con gracia junto a una sonrisa coqueta, tomó su mano derecha llevándola a sus labios para darle un beso, haciendo que fuese imposible que un leve color carmín apareciera en sus mejillas. - Señorita... -

Sin soltar la palma de la mano de la joven, el charro sonrió y miró a Héctor

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Sin soltar la palma de la mano de la joven, el charro sonrió y miró a Héctor. - Tu paga será con tu sobrina... - Y dicho esto, las voces de Héctor, Pedro, Jorge y Santiago de desacuerdo no tardaron en sonar, en conjunto con las plegarias de Socorro e Isabel de misericordia.

- Alejate de ella Leo. - habló Nando con molestia y valentía, al cubrir a Vale con su cuerpo, haciendo que el charro soltara su mano.

- ¿O si no, qué? ¿Tú me lo vas a impedir, Fernando? -

Los ojos de Leo dorados brillaban como si fuesen dos llamas ardientes mientras que un odio se mostraba en ellos manteniendo la mirada a su hermano mayor, quien por más que trataba de tener y mostrar esa valentía, sentía un terror en su interior... Ese no era su hermano.

- Muchacho... - Habló Don Andrés con pena y dolor, pero antes que los demás pudieran decir algo, un tipo de trapo apareció en sus bocas, haciendo que no lograsen exclamar una palabra.

- Por favor... misericordia -

- No, toma mi alma... -

- No, la mía. -

- No, por favor.... No Vale... -

- Sigues siendo ese niño gallina que se quiere hacer el héroe. - Susurró el joven charro a su hermano quien, en sus ojos no podía dejar reflejar el miedo en su interior junto a un tipo de dolor; le había dolido lo que Leo había dicho.

- ¡BASTA! -

Valentina se logró zafar del agarre de Nando y caminó donde el charro negro estaba observandola. - Si me voy contigo... ¿La deuda de mis tíos estará saldada? -

- Así es, señorita...- Respondió el joven con cortesía, aún con esa sonrisa socarrona en su rostro, la cual le encantaría Valentina borrar con un puñetazo.

- ¿No irás por nadie más de mi familia? -

- Nadie Valentinita... -

La guanajuatense veía a los ojos a Leonardo buscando algún tipo de engaño pero no logró encontrar alguno y tras un suspiro, habló- Está bien... Iré contigo. -

Nando camino con Vale, cubriendo de la vista a Leo. - Vale ¡No! ¡¿Qué estás haciendo?! - susurró el poblano, ignorando la mirada molesta de su hermano.

- Dándote tiempo.... Nando si hay alguien que puede encontrar la forma de salvar a tu hermano eres tú.... Trataré de buscar información en su.... Hogar...- Susurró ella y puso en las manos de Nando una brújula con un tipo de piedras incrustadas que tenían un brillo especial. - Está brújula te llevará a dónde sea necesario... Mi mamá se la dio a mi padre años atrás.... Confío en ti Nando....-

Dicho esto, la joven pelinegra miro de nuevo al charro, quien sonreía burlonamente arriba de su caballo negro como el azabache y le ofrecía su mano para subir al corcel, ignorando los sollozos y aclaraciones de su familia, pidiéndo misericordia...

Dicho esto, la joven pelinegra miro de nuevo al charro, quien sonreía burlonamente arriba de su caballo negro como el azabache y le ofrecía su mano para subir al corcel, ignorando los sollozos y aclaraciones de su familia, pidiéndo misericordia

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La leyenda del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora