Capítulo 6. Pesadilla.

261 41 16
                                    

Las lágrimas no dejaban de caer, sólo podía repetir continuamente en mi mente mi última conversación con Mikasa, sus advertencias sobre este encuentro con él.

Y caí como una estúpida.

Esto no es más que mi culpa, por haber sido tan ingenua, tan confiada, tan ilusa y descuidada.

Levi cerró la puerta de su asiento y el pánico me invadió, ya estábamos en su camioneta y me había puesto unas esposas en mis manos.

—Escucha. –Empezó a decir– Te vendaré los ojos porque no quiero que te grabes el camino, y las manos te las esposé para que no te vuelvas estúpida y empieces a fastidiar. Aunque quiero pensar que eres más inteligente que eso.

Empezó a vendarme los ojos y seguí llorando.

Mi corazón estaba acelerado, me sentía nerviosa y como si estuviera en una pesadilla.

Jamás en mi vida había pasado por algo así, jamás había tenido algún evento traumático de esta magnitud. ¿Por qué tenía que ocurrirme? ¿Por qué a mí?

¿Cuál fue el castigo que estoy pagando? ¿Qué mal he hecho yo en el mundo?

Tenía mucho miedo, muchísimo. La garganta me dolía de tanto llorar, los ojos me pesaban, las manos me temblaban, todo el cuerpo en general me temblaba.

Me va a violar, ¿Verdad? Eso será todo... Me violará, y si además de un maldito pervertido también es un psicópata, me va a matar.

Mi vida entera me pasó en cuestión de segundos, todo lo que hice... Todo lo que nunca hice.

¿Hoy sería mi último día? ¿De verdad moriré así? Por una mala suerte, por una mala decisión, porque simplemente debía ocurrirme una desgracia.

Me costaba creer en Dios, esto no era para nada justo.

A este punto nada tenía sentido ni en mis pensamientos, ni en nada. Me sentía disociada de la realidad, no sabía cómo actuar frente a una situación así.

No sabía siquiera si había algún tipo de manual sobre cómo afrontar situaciones así..

Quería a mi papá, a mi hermanito, quería... Quería tantas cosas.

—Marina –Resopló– No planeo hacerte daño si no te lo buscas. Así que deja de llorar porque ese sonido me molesta, no me obligues a taparte la boca también.

—Cállate y púdrete, imbécil.

—Insúltame lo que quieras. –Empezó a manejar– Tú te buscaste esto.

—¡¡¿PERO QUÉ DEMONIOS ME BUSQUÉ YO?!! –Grité estresada– ¡¡¡No uses idioteces para cubrir lo psicópata y enfermo mental que eres!!!

Escuché una risa burlona de su parte.

Maldición, estaba muy molesta y muy asustada.

—Estás acusada de homicidio, Marina. No hago esto por diversión, ni por un maldito pasatiempo. Soy menos enfermo que tú, eso tenlo por seguro.

Mi cuerpo se congeló, ¿Que yo qué?

Y, tal cual como si estuviera disociada de la realidad, empecé a reír... Simplemente reír.

—Esto de verdad no puede estar pasando... Tantos motivos que pasaron por mi mente del porqué hacías esto... ¿Y un homicidio?

Negué con la cabeza, ahora llorando más fuerte.

—Por favor, no sé de dónde sacaste eso, ni quién eres, pero estás equivocado, o simplemente te equivocaste de persona, por favor... Por favor déjame ir.

Miénteme y quiéreme (+18) | Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora