Capítulo 19. Contención.

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Volví a rozar mis labios contra los de ella y me correspondió con desespero, acariciando mi cabello y mi cuello.

No sabía si lo que hacía estaba bien, no sabía si debía continuar besándola... Ni siquiera sabía si algo así estaba bien.

Si besarla a ella estaba bien...

Pero una parte de mí no podía detenerse, ella era un maldito imán para mí.

—Marina... –Susurré, intentando separarme de sus labios– Yo no...

—Sólo por hoy. –Me interrumpió– sólo por hoy intenta confiar en mí... Creer en mí, Levi... –enfatizó–

Su leve aliento a alcohol me invadió, y a pesar de que ese no era mi sabor favorito, volví a besarla como si no me importara un carajo.

Me levanté sin dejar de besarla y me senté frente a ella en el sofá, ella también se sentó y empezó a desabotonar mi camisa.

Sus besos eran rápidos pero suaves, los movimientos de sus manos eran firmes, como si quisiera aferrarse a mí... Como si quisiera atraerme hacia ella.

Aún cuando me aleja bruscamente, aún cuando su discurso es de odio hacia mí, una parte de ella sigue atrayéndome a su cuerpo con fuerza.

Deslizó mi camisa por mis brazos hasta que me la sacó completamente, inmediatamente sus manos viajaron a mi torso y empezó a acariciarme.

Desde mi abdomen hasta mis pectorales, y el roce de sus dedos se sentía suave... Suave y caliente. Y aún así una corriente fría invadía mi cuerpo con cada caricia.

Maldición esta mujer.

Quería tocarla... Quería hacerle miles de cosas incluso desde que estuvo aquella vez en mi apartamento.

La abracé y deslicé el cierre de su vestido hasta abajo, ella se lo quitó rápidamente mientras seguíamos besándonos y jugueteando con nuestras lenguas.

No podía detallarla con tanta oscuridad, pero podía sentir su cuerpo suave contra el mío... Su cuerpo casi desnudo que sólo estaba cubierto por pequeñas telas de ropa interior.

Su maldita ropa interior...

—No deberíamos... –Susurré, acariciando su cintura desnuda– Esto es una maldita locura, Marina. Tú me detestas y yo no sé si tú...

Ella dejó de acariciar mi cuello, separó sus labios de los míos y me miró, interrupiéndome por completo.

—¿No quieres... Tocarme?

Ella ha dicho y hecho cosas que me parecen increíblemente absurdas y sin sentido, pero esta última le había ganado a todas.

¿Cómo mierda puede preguntar algo así?

No sabe con quién se está metiendo, no sabe las malditas ganas que le tengo.

La hice acostar colocando mi rodilla en su entrepierna y dejé caer mi cuerpo sobre el de ella también, ataqué y atrapé rápidamente sus labios con mis dientes, dándole una mordida a su labio inferior.

Ella soltó un quejido y sonreí una vez que solté su labio.

—Eso fue por hacer una pregunta tan estúpida.

Deslicé mi mano por su abdomen desnudo y lo acaricié con mis dedos. Todo su cuerpo se sentía suave y caliente, además de que podía notar cómo se erizaba ante mis caricias

—Una pregunta sin sentido...

Bajé con mi boca hasta su cuello, se lo besé y lamí sólo para escuchar nuevamente sus jadeos... No sabía en qué momento yo empecé a sentir este maldito deseo hacia ella.

Miénteme y quiéreme (+18) | Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora